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Reflexión sobre la Encíclica Laudato si, sobre el cuidado de la casa común del Papa Francisco


Enviado por   •  19 de Junio de 2017  •  Ensayo  •  1.860 Palabras (8 Páginas)  •  343 Visitas

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE GUERRERO

FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS

LICENCIATURA EN FILOSOFIA

“Reflexión sobre la Encíclica Laudato si, sobre el cuidado de la casa común del Papa Francisco”

Presenta:

PAOLA MIRANDA HERRERA

Catedrático:

Mtro. Marco Tulio González Martínez

Unidad de Aprendizaje:

Ética II

Chilpancingo, Gro., a 12 de mayo de 2017


Índice

Introducción        3

Sobre la cultura del descarte        4

Hacia una ecología integral        7

A modo de conclusión        9


Introducción

La preocupación por las condiciones climáticas en el mundo ha traído consigo reflexiones concernientes al cuidado del medio ambiente. Un actor que se ha pronunciado es Jorge Mario Bergoglio, quien retoma el nombre del oriundo de Asís, san Francisco, para levantar la voz y demandar a la sociedad el cuidado de la casa común.

Por lo cual, lo que comentaré en esta reflexión son algunos puntos referentes a la encíclica Laudato si, sobre el cuidado de la casa común.


Sobre la cultura del descarte

En gran parte de nuestra sociedad mexicana no existe una cultura de reciclar, de reutilizar. Por el contrario, día a día desperdiciamos no sólo comida, sino productos que podemos reciclar. Aunado a esto, otras formas de contaminación tales como los residuos industriales, los derrames petroleros, la utilización de fertilizantes, insecticidas, agro tóxicos, el exceso de contaminación atmosférica, ahogan la vida cotidiana del ser humano.En palabras del papa Francisco, la tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería(Francisco, 2015, pág. 19). Sin embargo, a las autoridades gubernamentales, civiles y comunidad en general, no parece importarles el deterioro que se le hace al planeta. Muchas veces se toman medidas sólo cuando se han producido efectos irreversibles para la salud de las personas.

Por lo tanto, la población mundial, y en particular la mexicana, está relacionada con una cultura del descarte, una cultura donde se aleja la posibilidad de considerar un mundo mejor, sin problemas ecológicos que afecten la vida humana.

¿A qué se debe que se sostenga esta cultura? Un factor que la sostiene es el consumismo. Según Bauman, el consumo es una condición permanente y cotidiana de la vida del hombre, considerada como una actividad fundamental para la conservación biológica desde el génesis del hombre(Bauman, 2009). Es decir, es una actividad que privilegia la supervivencia humana sobre todo ser viviente y pone a la naturaleza al servicio del hombre.

Por otro lado, una característica que denota esta cultura del descarte es el vacío de identidad consigo mismo (el hombre) y con la naturaleza. Se ha advertido del crecimiento desmesurado de las grandes metrópolis que han traído como consecuencia las formas insalubres para vivir. Muchas ciudades vacían su identidad con la naturaleza. Desde las estructuras deficientes que gastan, en demasía, energía eléctrica y agua.

El papa Francisco citando una parte del fragmento de la Conferencia Episcopal Boliviana, Carta pastoral sobre medio ambiente y desarrollo humano en Bolivia El universo, don de Dios para la vida, nos dice queel ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social[1].

Pero, ¿cuál es la raíz o premisa de la cual parte esta cultura del descarte, del consumismo? Una de las causas de las cuales ha traído consecuencias fatídicas en nuestro entorno natural es que la humanidad ha ingresado en una nueva era en la que el poderío tecnológico nos pone en una encrucijada. El obispo de Roma nos recuerda que somos los herederos de dos siglos de enormes olas de cambio: el motor a vapor, el ferrocarril, el telégrafo, la electricidad, el automóvil, el avión, las industrias químicas, la medicina moderna, la informática y, más recientemente, la revolución digital, la robótica, las biotecnologías y las nanotecnologías(Francisco, 2015, pág. 71).

Y si hurgamos más, hay otra crisis que no podemos dejar a un lado: el antropocentrismo moderno. La razón técnica está sobre la realidad, sobre la naturaleza. Así, el valor que tiene el mundo de sí mismo se debilita; y más aún, si el ser humano no desvela su verdadero lugar y no se entiende así mismo, termina contradiciendo su propia realidad.

Durante la época de la Modernidad hubo un gran exceso antropocéntrico y que hoy en día vivimos cosechas que empobrecen las relaciones sociales y también con la naturaleza. Todo está desconectado. Es ésta la razón por la cual vivimos ahora con zozobra en cuanto al futuro como humanidad. El papa Francisco nos dice si la crisis ecológica es una eclosión o una manifestación externa de la crisis ética, cultural y espiritual de la modernidad, no podemos pretender sanar nuestra relación con la naturaleza y el ambiente sin sanar todas las relaciones básicas del ser humano(Francisco, 2015, pág. 83).

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