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Relato corto - Literatura. Sentimientos prohibidos


Enviado por   •  22 de Mayo de 2022  •  Trabajo  •  481 Palabras (2 Páginas)  •  91 Visitas

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Sentimientos prohibidos

Se quedó dormida intentando resolver el rompecabezas que su corazón aguardaba. A la mañana siguiente se despertó con la suave luz del alba que entraba por la ventana, y una ardiente felicidad se apoderó de ella puesto que era el día de la boda de su querida prima. Sin más dilación procedió a vestirse con un elegante vestido azul, aunque una parte de ella se escapaba de entre aquellas femeninas costuras. ¿Por qué no podía encajar en el modelo principesco que la habían enseñado desde pequeña?

  • Cariño, ya es tarde nos tenemos que ir. -dijo la señora Bennet con su dulce voz.

Elisabeth bajó las escaleras corriendo, olvidándose de todas aquellas disparatadas preguntas que sobrevolaban su joven cabeza. Llegaron a la iglesia, y la familia Bennet se apresuró en coger un sitio con buenas vistas. En el preciso momento en el que la ceremonia empezó el ambiente se cargó de sollozos de alegría.

  • ¿Quiere un pañuelo para secarse las lágrimas? -susurró una voz misteriosa desde atrás.

La jovencita se giró gentilmente para agradecer su amabilidad y se quedó paralizada al ver aquel bello rostro.

  • Gra…Gracias. -tartamudeó con su temblorosa voz. Cogió el pañuelo rozando sus delicadas manos y volvió a darse la vuelta esperando a la oportunidad de poder hablar con ella nuevamente.

La ceremonia acabó y Elisabeth fue rápidamente a abrazar a su amada prima, sin perder la esperanza de que a su retorno aquella misteriosa persona siguiese allí. Por desgracia, se había esfumado más silenciosamente que el propio aire.

  • Madre, ¿podemos apresurarnos para ir hacia el lugar del banquete? -preguntó la niña de un modo impaciente.
  • ¿A que vienen esas prisas hija? -respondió el señor Bennet con su prominente voz anteponiéndose a la señora Bennet.

Se le pasaron cientos de respuestas posibles por la cabeza pero sabía que no podía decirlas en voz alta. ¿Qué pasaría si descubriesen su verdadero ser? ¿Acaso no supondría un problema para esta sociedad tan meticulosamente organizada que anula cualquier posibilidad de ser libres a voluntad?

  • Por nada… -contestó Elisabeth inhibiendo sus más profundos deseos.

A pesar de ser un día memorable la jovencita no podía parar de sentir la angustia que le ocasionaba no encajar en los planes que tenía su familia para ella. Parecía que la mayor aspiración de aquel entonces era encontrar un buen esposo, ¿pero dónde quedaba la felicidad? Elisabeth deseaba que su pura y libre alma hubiese nacido en otros tiempos.

Llegaron al salón donde la música no paraba de sonar y la gente bailaba alegremente como si el tiempo se hubiese parado. Fue entonces cuando la vio. La vio a lo lejos.

  • Ojalá… Ojalá pudiese… Lo siento. -pensó la joven.

Cerró los ojos esperando deshacerse de todo aquel reprochable sentimiento y, en cuanto los abrió, la bella y misteriosa joven había desaparecido una vez más. ¿A dónde se había ido? Preguntó incansablemente en busca de una respuesta que no llegó nunca.

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