Reportajes
Enviado por xwzm • 22 de Mayo de 2014 • 1.472 Palabras (6 Páginas) • 308 Visitas
“Cambiando la percepción del Islam con sonrisas y experiencias”
Vanessa Grisalez
Aysha Abdullah, una afroamericana de Nueva York, creció durante la lucha por los derechos civiles. A sus 20 años, no solo afrontaba la tensión racial, también dejaba sus creencias cristianas para convertirse al Islam. Malcom X inspiró su conversión en 1974. Recuerda con cierta nostalgia que “era un tiempo de mucho respeto hacia el Islam, con mucha actividad musulmana; conferencias, visitas de sabios, y presidentes musulmanes en Naciones Unidas”. Ella echa de menos este tipo de estimulación intelectual en el sur de la Florida, donde reside, y piensa que el respeto al Islam no es el mismo. “El Islam es la nueva religión en ser despreciada, especialmente después de los ataques del 11 de septiembre”, añade. Reconoce que otros grupos étnicos pasaron por esto en los Estados Unidos; aun así, le gustaría que las generalizaciones negativas acerca de su religión desaparecieran. Piensa que sólo es posible “por medio de la educación”. Pero en medio de la hostilidad, Abdullah ve oportunidades. Ella desea educar a aquellos que no conocen del Islam, también ayudar a otros musulmanes a mantener el orgullo por su religión. “Si Allah te da al conocimiento, regáleselo a otros que lo necesiten” afirma. Abdullah enseña en el sistema escolar público desde 1994, una de sus metas es tratar de promover la educación multicultural.
Cada sábado también da clases en el Centro Islámico del sur de la Florida a chicas musulmanas. Abdullah tiene una misión clara, guiarlas por medio de sus vivencias desde la perspectiva musulmana. Afirma que el proceso de adaptación para las chicas en las escuelas públicas es más difícil que para los chicos por el Hijab, o velo musulmán. Unas son obligadas a ponérselo, y dependiendo de cuan estrictos sean sus padres, muchas de ellas no podrán participar en actividades deportivas, su religión no les permite usar uniformes que expongan sus piernas o brazos. En un entorno de diferentes modas y estilos, para muchas chicas musulmanas, también es difícil resistir usar ropa más apretada, las marcas del momento, o accesorios que van en contra de la modestia de la mujer en el Islam. En su clase ninguna de sus alumnas musulmanas lleva puesto el Hijab, para cambiar esta percepción Abdullah les enfatiza los beneficios de usarlo y sus vivencias. Por un lado demuestra la obediencia a la religión, y por otro resalta el valor de que sean juzgadas por lo que son y no por la ropa que usan. Las respuestas de sus alumnas son variadas: “por qué me tengo que tapar mi pelo, si me gusta y además me encanta peinar”. Otras protestan y comparan: “Una chica en mi escuela usa Hijab pero no practica tantas oraciones como yo”, “No me siento como menos musulmana por no usarlo”. Finalmente una de las chicas mayores cierra el debate con algo que Abdullah no puede discutir: “El Hijab tiene que venir a ti, no está bien usarlo si es algo forzado.”
Abdullah sabe por su propia experiencia que esto es cierto. Ella reconoce que tardó mucho tiempo en ponérselo, y comparte con las chicas su historia.Ella decidió ponerse el Hijab en el 2000, después de vivir la mayor parte de su vida acorde con las expectativas sociales estadounidenses. Ahora asume orgullosamente el Hijab como su identidad. Describe que sintió una sensación de confianza en Allah, estaba lista para vestirse para su Dios y su religión. Le tomó 28 años ponerse el velo y atribuye la demora a su deseo de escalar en el mundo corporativo. En ese entonces se debatía entre lo que el Islam dictaba y lo que su entorno laboral le pedía. Acababa de terminar sus estudios universitarios, y quería ser la “estrella corporativa”. Su guía espiritual, le ayudó diciéndole, “El Islam está en tu corazón. Si sientes que tienes que vestirte así para tu trabajo, hazlo, ya que si el Islam está verdaderamente en ti, nadie podrá quitártelo”. Para ella muchas musulmanas no usan el Hijab por presión social, tal como lo experimentó ella. Su enfoque, al contar su experiencia a sus alumnas, es el de inculcarles orgullo y entendimiento de la religión, no el de obligarlas a seguir el Corán y sus mandatos sólo porque son musulmanas. Abdullah mira los mandatos del Islam como
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