Resumen

Se considera que hay una concepción errónea que sostiene que el lenguaje es un “instrumento de comunicación”. Quienes sostienen esta teoría la respaldan mencionando que el lenguaje aparece empleando como un instrumento ya que se utiliza para la comunicación, es el medio más eficaz para comunicase y que presenta otras características que lo vuelve calificable como tal.

Sin embargó, la utilización del “termino instrumento” implicaría la referencia a algo ajeno a la naturaleza, a una fabricación del hombre, no es posible separar uno del otro, ni mucho menos decir que el lenguaje es una creación del hombre. Al sostener la teoría del lenguaje como instrumento, se habla, en realidad el lenguaje puesto en acción: un ejemplo de ello es el discurso en donde este si es un instrumento de comunicación, como también lo es lo que lo conforma, la palabra que no está más que una actualización del lenguaje.

La condición del hombre en el lenguaje es única. En este se fundamenta y se desarrolla el concepto de “ego”, su realdad de ser. Es en y por el lenguaje qué se constituye como sujeto. Recíprocamente el lenguaje solo es posible gracias a que cada locutor se pone ó se coloca como sujeto y puede remitir a sí mismo como “yo” en sus discursos. Esta relación se debe a que las condiciones de dialogo es en sí misma constitutiva de la persona e implica una cierta reciprocidad. Por lo tanto, la subjetividad emerge o sale del discurso, porque este se presenta en instancias de una manera discreta. El lenguaje la posibilita, porque contiene las formas lingüísticas necesarias para la expresión. En donde cada locutor posee o ejerce el discurso, e incluso aplica las formas “vacías” que el lenguaje aporta, a su propia persona. Al hacer esto se define el “yo” y el “tú” de su enunciado.

El fundamento de la subjetividad esta en el ejercicio de la lengua: en donde la subjetividad es la capacidad del locutor de plantearse como sujeto y está determinada por el estatuto lingüístico de la persona. Tiene su fundamento lingüístico en una realidad dialéctica que engloba los dos términos <<yo y tú>> y los define por asociación mutua es decir que ninguno de los dos es concebible sin el otro). Los denominados “pronombres personales” no han de tomarse como figuras, que es lo que se quiere decir “cuando no tomarse como figuras, “es decir no remiten ni a un concepto ni a un individuo”, sino como formas lingüísticas que indican la persona. El yo podría designar a cualquier locutor que se pronuncie como sujeto. A la vez de los pronombres personales de penden otras clases de pronombres, estructuras y tras cosas más.

Teniendo en cuenta lo ya mencionado se podría dar a conocer ó mencionar que toda la lengua tiene cierta organización lingüísticas de la noción de tiempo. Su estructura da lugar a la existencia de diferencias temporales,

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