ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Resumen


Enviado por   •  8 de Junio de 2015  •  Informe  •  2.003 Palabras (9 Páginas)  •  176 Visitas

Página 1 de 9

Mientras más sana es una persona, menos utiliza los mecanismos de defensa, y cuando lo hace, casi

siempre es consciente de ello.

● La proyección es el proceso de atribuir a otros lo que pertenece a uno mismo, de tal forma que

aquello que percibimos en los demás es en realidad una proyección de algo que nos pertenece. No

existe ninguna relación donde la proyección no ocurra. Mientras vivamos en un cuerpo físico

estaremos proyectando. Sin embargo, este mecanismo de defensa no está mal en sí mismo, y si

existe, es por algo, ya que puede ser un eficaz medio de autoconocimiento, pues los demás funcionan

como espejos de cuerpo entero que nos permite ver nuestros rasgos funcionales y disfuncionales,

algo que sería muy difícil de identificar de otro modo.

● La proyección no aparece únicamente en un sentido negativo, es decir, no solo proyectamos en los

otros nuestros conflictos de personalidad, sino también nuestras areas de luz, de manera que todo

eso que te gusta de la otra persona es también una proyección de los aspectos bellos y sanos de ti

mismo.

● Es difícil aceptar que tenemos un problema, que no sabemos cómo resolverlo y que tal vez

estemos equivocándonos. Esto es porque todos nosotros crecimos dentro de sistemas familiares,

escolares, y sociales en los que aprendimos que cometer un error es vergonzoso, así como no saber

qué hacer, lo vemos como signo de ignorancia, debilidad y preferimos ocultarlo para no sentirnos

tontos, débiles o ignorantes. Estos sentimientos negativos que todos tenemos, en mayor o menor

medida, son tan mal vistos socialmentnte, que aprendemos a reprimirlos, negarlos o distorsionarlos

para ser aceptados por quienes nos rodean.

● Otras razones importantes para mantener la negación son el miedo o la comodidad, ya que si

reconoces que hay un problema, te ves obligado a actuar. Y preferimos no ver el problema

esperando que desaparezca o que otros lo terminen solucionando.

● Con frecuencia los padres creemos que somos demasiado viejos para intentar algo, o que no es

correcto gastar tanto dinero en nosotros mismos; entonces sin ser conscientes de que esa es la razón,

mostramos un fuerte interés para que nuestros hijos hagan o aprendan ciertas cosas. Así

simbólicamente, llenamos a través de ellos ese vacío en nuestras vidas.

● La insatisfacción con la propia vida, la represión y la frustración de los más profundos deseos y

aspiraciones son algunos de los más importantes factores que conducen a la infelicidad y a la

enfermedad emocional.

● No hay carreras de éxito, hay personas exitosas.

● La verdad os hará libres; y reconocerla no significa que haya que gritarla a los cuatros vientos para

que el mundo se entere; reconocerla significa que la expresas para ti mismo, es una autoconfesión y

sólo si lo deseas, lo puedes compartir con otro ser humano.

● Vale la pena mencionar que “el hijo patito feo” sufre, siente el rechazo y puede llegar a convencerse

de que efectivamente algo está equivocado en él. A veces ese dolor lo lleva a volverse rebelde y

resentido, o a desarrollar algún síntoma, hasta que, como el patito del cuento, encuentre quiénes lo

amen y aprecien tal como es, porque aprecian su valor y su belleza, si es que tiene la suerte de

encontrarse con personas que son capaces de ver más allá. Por desgracia, no todos los patitos feos

tienen esa suerte.

● El corazón humano no puede albergar sentimientos tan opuestos como el rencor y el amor, o como

el resentimiento y la paz, ya que es necesario desocuparnos de uno para dar paso a otro.

● Cuando un padre insiste con el hijo a tal punto que parece obsesionado por cambiarlo para que

haga eso que debe hacer, no hay duda de que hay algo más, algo que el padre está proyectando

sobre el hijo de manera inconsciente.

● En la relación padres-hijos esto es común: intentamos cambiar en nuestro hijo lo que no podemos

cambiar en nosotros mismos o en otras personas significativas para nosotros.

● Los hijos aprenden los valores de lo que los padres somos y hacemos, no de lo que decimos.

● El nombre tiene poder y puede convertirse en un decreto que despersonaliza a quien lo lleva y lo

obliga, ahí en las profundidades de su inconsciente, a convertirse en una extensión de aquel

antecesor de quien lo heredó, limitando la propia individualidad.

● En las culturas en las que los nombres se eligen cuidadosamente según sus significados mágicos o

propicios, conocer el nombre de una persona equivale a conocer el camino vital y las cualidades

espirituales de dicha persona. Pronunciar el nombre de una persona es formular un deseo o una

bendición acerca de él.

● Es una buena idea no poner apodos y mejor aún, llamar a la persona de la manera que a ella le

gusta.

● Sin lugar a dudas, un padre que desde muy joven tuvo fuertes responsabilidades para ayudar a

sostener a su familia o desempeñó la función de padre o madre de sus hermanos, o incluso con sus

propipos padres, por lo general tenderá a sentirse corroído por la envidia hacia el hijo o hija que

tiene una vida más fácil y ligera.

● La forma en que los padres manifestamos la envidia hacia un hijo consiste por lo general en

criticarlo y desaprobarlo justamente en eso, por lo cual lo envidiamos, a veces con una gran carga

emocional de enojo o burla.

● Todo aquello que ves en tu hijo o en otro y te molesta, criticas o te aferras en cambiar se debe a

algunas de estas razones: 1.- el otro tiene algo que tú tienes y como lo desapruebas en ti, lo

proyectas en el otro. 2.- el otro tiene algo que tú no tienes, pero lo deseas. 3.- el otro reactiva en ti

ciertos sucesos que han generado conflictos sin resolver.

● No sólo proyectamos lo malo. Las cosas valiosas y bellas que vemos en los demás, en parte son

nuestras.

● El hijo parental se refiere al hijo que hace la función de padre de sus hermanos o de sus propios

padres, o como sustituto de la pareja de éstos. Suele ser del sexo contrario al padre y recae sobre el

hijo mayor habitualmente. El hijo parental tiene mucho poder en la familia, se le ha dado

implícitamente toda la autoridad para manejarla. Suele ser muy maduro, fuerte y responsable, ya

que tiene que contrarestar la debilidad e inseguridad

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (12 Kb)
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com