Resúmen Del Cuento 66 Contemporáneo
Enviado por Karencii • 18 de Marzo de 2013 • 973 Palabras (4 Páginas) • 441 Visitas
Bianco, José
El Cuento 66 Contemporáneo. Material de Lectura
Primera edición: 1990
Coordinación de Difusión Cultural. Dirección de literatura
Impreso y hecho en México
P.p. 46
En el inquilinato de la calle Paso, vive Jacinta Vélez, con su madre, la señora de Vélez, y su hermano, Raúl Vélez. En el mismo inquilinato vive doña Carmen, y María Reinoso. Jacinta es una mujer que hace traducciones de capítulos de revistas, aunque se prostituye. Su madre, la señora de Vélez juega solitario muy seguido, ella se sienta y cubre la mesa de naipes con números rojos y negros, de parejas de hombres y mujeres sin cuello, llenos de coronas y estandartes, que compartían su melancólica grandeza en la breve cartulina. Sólo a veces, Raúl la ve jugar.
Mientras la señora de Vélez y Raúl están en su casa, Jacinta se encuentra con diferentes hombres en casa de María Reinoso, a pesar de los malos comentarios de doña Carmen y María, no aborrecía sus encuentros, sentía que le permitían independizarse de doña Carmen y así mantener a su familia.
Llegó la noche en que la señora de Vélez se acostó. En la madrugada, doña Carmen llevó al doctor del barrio a la casa de la señora de Vélez. El doctor diagnosticó una embolia pulmonar. En la ceremonia fúnebre todos la miraban, a ella y a sus hijos, pero no pareció molestarle. Jacinta salió de la rueda, fue a la portería, marcó un número en el teléfono. Llamaba para saber si alguien había preguntado por ella, le contestaron que Bernardo Stocker la quería ver, pero por la muerte de su madre, no la llamaron de vuelta, aunque Jacinta decidió verlo.
Y ahí estaba Stocker, en el departamento de María Reinoso. Tenía una cara percudida y un cuerpo juvenil, muy blanco, que la ropa (falsamente modesta) parecía destinada esencialmente a proteger. Cuando se la quitaba sin prisa, doblándola con esmero, verificando el lugar en que dejaba cada prenda de vestir, recuperaba la infancia. De la ropa surgía más enteramente desnudo que los otros hombres, más vulnerable. Jacinta dio por terminada la entrevista, se sentó al lado de Stocker, empezó a llorar, ella ya no tenía a nadie más, solo su hermano, pero muchos pensaban que era torpe, ella, como su madre, decía que él era un inocente. Al verla llorar, Stocker no pudo contenerse y le propuso que fuera a vivir con él, ella aceptaría sólo si él le ayudaba a meter a su hermano a un sanatorio, y así fue. En casa de Stocker no había mucha actividad, sólo vivían él, Lucas y Rosa, y ahora Jacinta. Había veces en que el socio de Stocker, Julio Sweitzer, iba a visitarlo, para ver asuntos del trabajo. Sweitzer no habló nunca con Jacinta, no era que no la quisiera, solo que no se dio la oportunidad de que así fuera.
Jacinta salía casi todo el día, iba a almorzar con Stocker y luego iba a visitar a Raúl, aunque a
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