Sensibilidad Tipográfica
Enviado por edderforgin • 9 de Octubre de 2013 • 1.051 Palabras (5 Páginas) • 541 Visitas
Hace algunos artículos hablábamos de la sensibilidad que tenía que tener el diseñador a la hora de trabajar con tipografías, sin embargo, a la hora de ejecutar este tipo de conceptos abstractos, nos damos cuenta de lo complicados que pueden llegar a ser.
Pero:
-No es tan complicado.
-Ni los conceptos son tan abstractos tampoco.
Sólo debemos recordar y tener muy presente que el diseño de la tipografía es a la escritura, lo que el tono de voz es a la palabra hablada.
Algo así como esto, donde la pluma representa la forma de la letra, y el emoticón representa el tono de voz.
Pretender hablar, o decirlo todo con el mismo tono de voz, puede resultar un absurdo.
De hecho, es muy posible que cuando le hables a un cliente importante, no ocupes el mismo tono de voz que cuando vas a un almacén a comprarle frutas a la señora Juanita. El nivel de tensión-relajo necesario para cumplir estas dos tareas, probablemente va a ser muy diferente.
Entonces, ¿es posible extraer formas visuales a partir de análisis de voz?.
Por supuesto. Podemos ser muy abstractos, pero también tan concretos como queramos.
Por ejemplo, si quiero decirle "te quiero" a una persona, posiblemente lo diga con dulzura. Pero si esa persona es mi madre, lo haré con un tono de ternura. En cambio, si lo hago a mi novia, lo haré con algo más de coquetería.
La pregunta. ¿Existen diferencias entre una voz tierna y una voz coqueta?.
Claro que si, la voz tierna posiblemente sea mucho más sólida, puediendo incluso expandir un par de sonidos (Algo así como un "te quieeeeeero"). En cambio la voz coqueta, puede ser con uno o dos tonos más graves, y se habla casi en susurro.
Es increíble que nuestro cerebro ya esté recreando las formas visuales a partir de la descripción de los sonidos.
Entonces analizar la forma de los sonidos puede ser muy útil a la hora de entender conceptos de sensibilidad de tipografías.
Hagamos un par de pruebas
Imaginemos la voz de nuestra profesora de primaria. Aquella que nos enseñó a leer. Posiblemente con una voz simpática y entusiasta. Haciendo esfuerzos gigantescos para que su voz sea lo más clara posible, tratando de enseñar palabras fáciles con sonidos muy simples, para que los niños que tenga a su cargo no puedan confundirse al dibujar las letras (mi mamá me ama).
Imaginemos con qué voz escribiría el administrador de un edificio. Él es una persona mayor, de unos 70 años, conservador y enchapado a la antigua. El no tranza con el idioma, y ocupa la plenitud de su vocabulario, aunque hable con la gente del aseo, con su nieto de 6 años, o con un empresario amigo. Es correcto, intachable, puntual y muy refinado. Sólo escucha música sinfónica y usa ropa de tela. Posiblemente use unas zapatillitas blancas de lona los domingos emprano en la mañana, solamente para ir a comprar el diario.
Imaginemos la voz de un tipo que ha sido el gordo simpático toda su vida. Tiene unos 30 años, pero todavía no madura 100%. Una junta del colegio nunca sería lo mismo sin él, ya que todos están siempre alrededor de él, para escuchar sus lamentables aventuras, que de su boca, suelen ser relatadas con
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