TALLER DE ANÁLISIS “Hombres y engranajes”
Enviado por stephy10932 • 18 de Mayo de 2022 • Informe • 607 Palabras (3 Páginas) • 170 Visitas
22.3.22
TALLER DE ANÁLISIS “Hombres y engranajes”
Tarea
- Lea con detenimiento los siguientes textos de “Hombres y Engranajes” y escoja uno de estos.
- Resuma el contenido del texto y enuncie la tesis. (parafrasear)
- Este fragmento de Hombres y Engranajes escrito por Ernesto Sábato se trata de la habilidad del hombre de ser multitudinario. Comienza el texto con la tesis la cual habla de la necesidad del Superestado del intercambio de hombres como si fueran repuestos de máquinas. Continúa enfatizando en los instintos egoístas de dichos actos y la excepción que se puede presentar sobre estos deseos individuales se vean reflejados en masas. Comenta del final del hombre renacentista y el inicio de la tecno latría en la vida cotidiana del hombre. En la mitad del texto se empieza a profundizar en el hombre-cosa y en como esté sobrevive ciertas situaciones. Sábato finaliza el texto con la muerte del hombre-cosa, expresa como en su descanso sigue siendo parte de un engranaje simétrico.
- Explique la estructura argumentativa y analice el lenguaje del texto.
- “Mediante el periodismo, la radio, el cine y los deportes colectivos.” (Sábato, 19xx, l.8) Sábato usa varias veces a los largo del fragmento
- Juzgue las ideas del autor y argumente defendiendo su propia opinión al respecto.
LA TUMBA DEL HOMBRE-COSA
La masificación suprime los deseos individuales, porque el Superestado necesita hombres-cosas intercambiables, como repuestos de una maquinaria. Y, en el mejor de los casos, permitirá los deseos colectivizados, la masificación de los instintos: construirá gigantescos estadios y hará volcar semanalmente los instintos de la masa en un solo haz, con sincrónica regularidad. Mediante el periodismo, la radio, el cine y los deportes colectivos, el pueblo embotado por la rutina podrá dar salida a una suerte de panonirismo, a la realización colectiva de un Gran Sueño. De modo que al huir de las fábricas en que son esclavos de la máquina, entrarán en el reino ilusorio creado por otras máquinas: por rotativas, radios y proyectores. He ahí el fin del hombre renacentista. La máquina y la ciencia que había lanzado sobre el mundo exterior, para dominarlo y conquistarlo, ahora se vuelven contra él, dominándolo y conquistándolo como a un objeto más. Ciencia y máquina se fueron alejando hacia un olimpo matemático, dejando solo y desamparado al hombre que les había dado vida. Triángulos y acero, logaritmos y electricidad, sinusoides y energía atómica, unidos a las formas más misteriosas y demoníacas del dinero, constituyeron finalmente el Gran Engranaje, del que los seres humanos acabaron por ser oscuras e impotentes piezas. Hasta que estalla la guerra, que el hombre-cosa espera con ansiedad, porque imagina la gran liberación de la rutina. Pero una vez más serán juguetes de una horrenda paradoja, porque la guerra moderna es otra empresa mecanizada. Desde la fábrica en que ejecuta un movimientotipo, o desde su anónimo puesto de burócrata en que maneja expedientes, o desde el fondo de un laboratorio en que como modesto empleado kafkiano pasa la vida midiendo placas espectrográficas y apilando millares de números indiferentes, el hombre-cosa es incorporado con un número a un escuadrón, una compañía, un regimiento, una división y un ejército también numerados. Y en el que un Estado Mayor, tan invisible como el Tribunal del proceso kafkiano, mueve las piezas de un monstruoso ajedrez, mediante la ayuda de mapas matemáticos, telémetros y relieves aerofotogramétricos. Guiado por teléfonos y radios, el hombre-cosa avanzará hacia posiciones marcadas con letras y números. Y cuando muere por obra de una bala anónima es enterrado en un cementerio geométrico. Uno de entre todos es llevado a una tumba simbólica que recibe el significativo nombre de Tumba del Soldado Desconocido. Que es como decir: Tumba del Hombre-Cosa.
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