TRABAJO DE LENGUAJE

TRABAJO DE LENGUAJE

Nombre: Jhon Castañeda

Curso: 2° ”A”

Fecha: 25/05/2015

Las cruces sobre el agua relatan los hechos de la sublevación popular centrándose en la vida de Alfredo Baldeón, un personaje romántico y a veces homérico por sus continuos viajes y su afán por siempre regresar, que encarna al pueblo sacudido por la peste, las revoluciones, la miseria y la represión. Figura que representa las posibilidades de un joven panadero de Guayaquil, envuelto en la pobreza y en sus ideales, Alfredo Baldeón se sumerge en una epopeya que poco a poco irá perfilando su carácter psicológico. Desde el amor pícaro y travieso de la infancia hasta la toma de una conciencia social activa y responsable, el protagonista evoluciona linealmente con el realismo necesario de una novela bien escrita. Entre las diversas incursiones históricas que hace el autor, los fantasmas de la revolución liberal alfarista y la posterior liderada por Carlos Concha yerran entre las páginas de esta gran novela –como es propio de la literatura ecuatoriana de los autores de esta generación– y logran mantener constante el espíritu de lucha del pueblo en contra de las infamias que día a día se acometen.

Las cruces sobre el agua (1941) se publicó el mismo año en el que apareció El mundo es ancho y ajeno (Ciro Alegría) y dos años antes del épico Juyungo del esmeraldeño Adalberto Ortiz, compartiendo con ellos un factor común: la sublevación popular. Unas huelgas que terminan en engaños, muertes, y deshonras, pero que al final –como escribe el peruano Mario Vargas Llosa– “a pesar de la aparente derrota, queda en estas páginas inconmoviblemente en pie el hombre indio”, el negro, el montubio; el obrero sudamericano.

En definitiva, Las cruces sobre el agua es una novela completa que documenta el carácter socio-político de todo un pueblo pero que, no obstante, se lee en relativamente poco tiempo –pues, he de añadir que la releí en las cuatro horas que estuve haciendo la eterna cola de las oficinas de extranjería–. Es el retrato de la desgarradora realidad del obrero que sufrió, sufre y –¡ojalá me equivoque!– seguirá sufriendo las injusticias que existen debido a la desmedida brecha entre las clases que forman la sociedad ecuatoriana. Un texto aleccionador y heroico que pone de manifiesto todo el despotismo y la repugnante impunidad de las que gozan las fuerzas del Estado.

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