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Taller De Lectura Y Redaccion


Enviado por   •  15 de Febrero de 2013  •  5.744 Palabras (23 Páginas)  •  537 Visitas

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Trayectorias urbanas. Entre el género, la identidad y la política

Carolina Páez Vacas

Introducción

Con la finalidad de observar los cambios regulatorios sobre la sexualidad realizo un recorrido que abarca los inicios del siglo XX hasta los primeros años del 2000, poniendo especial énfasis en las formas de “hacer política”, las reivindicaciones, negociaciones, demandas y fisuras. Sostengo que la lógica de género, alimentada por las de clase y raza, se perpetúa subordinando a la condición “femenina” dentro del complejo juego de las identidades.

Para ello intento realizar una periodización que va, en una primera instancia desde 1930 hasta 1997. A lo largo de ésta miro las formas de reglamentar la sexualidad a través de ciertas instituciones y discursos oficiales, así como las formas en las que son contestadas a través de las prácticas de socialización e identificación clandestinas.

El siguiente acápite pone énfasis en el proceso de despenalización de la

Homosexualidad, la inclusión de la no discriminación por orientación sexual en la

Constitución ecuatoriana de 1998 y la percepción del imaginario social sobre las

diversidades sexuales y las tensiones existentes en el complejo entramado de las identidades.

En el último acápite observo la atomización de las identidades sexuales, e

intento evidenciar las tensiones entre lo trans y lo gay, así como las reivindicaciones

desde lo trans y las propuestas actuales, políticas y teóricas, tales como el transfeminismo.

Un hombre muerto a puntapiés y la penalización de la homosexualidad

En 1929 aparece en Ecuador la obra Un muerto a puntapiés de Pablo Palacio

ión de poemas, artículos periodísticos, artículos de divulgación filosófica y otros textos. Tras una vida prolifera, fallece en 1947.

Palacio sería considerado uno de los expositores “más valiosos del vanguardismo

latinoamericano” (Artieda, 2003: 24).

La obra de Palacio inicia con una crónica roja. En las calles Escobedo y García

(“los arrabales de Quito de los años 20”) un hombre apellidado Ramírez había recibido

una golpiza supuestamente por haber pedido un cigarrillo. El único dato que se supo

sobre el hombre fue que era vicioso. El investigador aficionado del caso (que es el

narrador) descubre por intuición el vicio del occiso, y de la misma manera reconstruye

su personalidad. No enuncia el vicio para no ofender a las señoras y el busto que dibuja,

en base a las fotografías que consiguió en la comisaría, tiene algo de mujer. Algo le

impidió denunciar la verdadera causa de la agresión. Ramírez, un hombre de apariencia

mediocre “Había tenido desde pequeño una desviación de sus instintos” (Palacio, 1998:

99). Se hospedaba en un hotel de arrabal y era foráneo, por ello, la ciudad le resultaba

extraña. Recorría las calles del centro con desesperación hasta que “considerando inútil

el trotar por las calles concurridas, se desvió lentamente hacia los arrabales”. Ramírez

corteja a los hombres que halla en el camino. Encuentra a un muchacho y lo aborda. El

muchacho lleno de desesperación pide socorro al padre –coincidentemente uno de los

hombres a los que Ramírez había intentado cortejar, y éste último le propina la paliza.

Lo encuentran, lo llevan a la Comisaría y de ahí muere.

En el ensayo La homosexualidad masculina en la narrativa ecuatoriana Artieda

(2003) se pregunta sobre los discursos éticos, morales legales y religiosos de los años

30 cuando apareció Un hombre muerto a puntapiés.

Artieda sostiene que si un texto de ese calibre se habría escrito en la Antigua Grecia no habría causado la respuesta que ocasionó. El argumento: es necesario contextualizar los cuentos con su entorno. Así es posible dilucidar los discursos morales, éticos, legales y religiosos que se manejan en una época.

En la obra se puede ver que Ramírez debe alejarse de la zona céntrica,

transitada, porque su deseo es prohibido, anómalo pero ¿de qué entorno nos habla

Artieda? ¿cuál es la ciudad a la que le adjudica una carga moralista y religiosa fuerte?

Artieda, al referirse a la obra de Palacio, sostiene que el marco social dentro del cual se

escribió Un hombre muerto a puntapiés estaba construido sobre una ideología

judeocristiana heredada de la Colonia (Artieda, 2003: 25):

[…] sobre el muerto cayó toda la furia de un sistema con más de 400 años de

existencia. Ramírez es visto y catalogado como alguien contagiado por un

vicio… Se trata así de un defecto moral que hay que eliminar – matar, sacar de

raíz. Hacer desaparecer el fantasma de la homosexualidad que puede seducir,

atrapar y contagiar como una peste. Asesinarlo para que el mal desaparezca”

(Artieda, 2003: 31).

Cabe señalar que el espacio en el que se ubica actualmente Quito se remonta a períodos

pre incásicos. En palabras de Achig (1983: 38) “la lógica de implantación de la Ciudad

de Quito al momento de la conquista obedeció a condiciones esencialmente estratégicas

que posibilitaron la avanzada de la “empresa” conquistadora. Su manifestación espacial

reflejaba esta situación apuntalada por el rol de la iglesia como aparato de control”. La

ciudad colonial, que hoy es el centro histórico, fue planificada bajo una perspectiva de

damero, en donde la mayor aproximación a los centros instituidos de poder –religioso y

administrativo- reflejaba la clase social de sus residentes.

Frente a la desidia del agente de la comisaría en lo referente al caso de la novela,

Artieda sostiene que esto “era el reflejo de un entorno donde habitaba un ser (que podía

ser entre muchos) marginado y maltratado por su condición sexual, que Palacio

consiguió mostrar desde su propia óptica. Supo describir los imaginarios que atravesaban esos años y que edificaron los pensamientos de las primeras décadas del

siglo XX” (Artieda, 2003: 34).

Artieda, al referirse a la obra de Palacio, sostiene que el marco social dentro del

cual se escribió Un hombre muerto a puntapiés estaba construido sobre una ideología

judeocristiana heredada de la Colonia (Artieda, 2003: 25). El sistema al que hace

referencia Artieda (construido sobre una base ideológica judeo-cristiana y que cae sobre

el muerto a puntapiés) remite al papel de la Iglesia Católica como ente normativo

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