Te Amo Pero Soy Feliz Sin Ti
Enviado por yudycubides • 20 de Noviembre de 2013 • 1.411 Palabras (6 Páginas) • 691 Visitas
Te amo...
pero soy feliz
sin ti
JAIME JARAMILLO
"Papá Jaime"
LIDERAZGO PAPA JAIME
2
Título: Te amo... pero soy feliz sin ti
Copyright O 2007 por Jaime Jaramilllo
Reservados todos tos derechos.
Prohibida la reproducción total o parcial de este libro
por cualquier medio, sin permiso escrito del editor.
Impreso en Colombia- Printed in Colombia
Noviembre de 2007
Edición general, Jimena Sabogal
Corrección de estilo, Myriam Stella Aponte y Andrés Olivos
Diagramación, Design Process Ltda. / Julio Vanoy A.
Diseño de cubierta, aja Publicidad
Impreso por Ediciones Versalles Ltda.
ISBN 97&95&96643-6-0
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A quienes inconscientemente han
puesto su mente donde no quería
estar su corazón.
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CONTENIDO
Introducción
Entendiendo el apego
¿Qué es realmente el apego?
Tipos de apego
Apego afectivo
Apego material
Apego ideológico
La decisión está en tus manos
El despertar, una solución espiritual simple
La magia de la espiritualidad
Volando con alas prestadas
Abriendo las alas a una nueva dimensión liberadora
Comprendiendo realmente qué es el amor
Desenmascarando al enemigo oculto
Identificando nuestras creencias
Creencias que pueden causarte apego afectivo
Creencias que pueden causarte apego material
Creencias que pueden causarte apego ideológico
Identificando nuestros miedos
Miedo a la soledad
Miedo a perder a la persona amada
Miedo a perder la comodidad
Identificando nuestros pensamientos,
Entendiendo el dolor
Hacia una consciencia superior
El cuerpo
La mente
Tus relaciones con el mundo
Tus relaciones con los demás
Emociones y pensamientos que manejan tu vida
Creencias que te hacen daño y te causan apego
Miedos que manejan tu vida
identifica y trasciende el dolor
Soluciones específicas para cada caso
El espíritu
La visualización creativa
La meditación te libera
El servicio como terapia
Celebra la vida
Abre tus alas y vuela
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Introducción
He tenido la oportunidad de conocer y trabajar con miles de seres humanos por el mundo entero, desde los más santos e iluminados, hasta los criminales más despiadados, y lo que más me ha impresionado es ver cómo a pesar de que provienen de diferentes razas, culturas, religiones y clases sociales, la mayoría, en el fondo de su corazón, cuando los miro de cerca, están llenos de miedos, temores y apegos, con el sufrimiento presente en sus vidas permanentemente.
Existen muchos libros que hablan del apego y miles de técnicas usadas por psiquiatras y psicólogos que han sido transmitidas a sus pacientes, siempre en la búsqueda por vencer el apego que tanto daño hace. La gente desesperada busca ayuda en las cartas, en el tarot, los médiums, la regresión, la hipnosis, la magia o en cualquier terapia dentro del amplio rango que ofrecen soluciones rápidas e instantáneas.
Tratamos con pañitos de agua tibia el efecto y las consecuencias, más no la causa real del problema, la cual radica en nuestra forma de pensar, en la manera de experimentar el mundo a través de nuestros sentidos y en las creencias con las que nos han programado. Recuerda que lo que tú crees es todo lo que has aprendido de acuerdo con el país donde vives, la condición social a la cual perteneces y la época en que viviste tu infancia y juventud. Pero quiero que entiendas que la verdad absoluta no es necesariamente todo lo qué tú crees; por tanto, puedes cambiarla.
Lo que la gente no ha podido entender, comprender y procesar es que la solución real, para poder vivir sin apegos, no está en el exterior ; no depende de nada ni de nadie, sino que por el contrario, está en el interior de cada ser humano.
Un hombre que iba caminando por la calle observó a una mujer que se arrastraba lentamente sobre e/ pasto, debajo de un faro de luz. Intrigado por lo que esta mujer hacía, se le acercó con la intención de ayudarla y le preguntó: ¿Señora, qué le ha sucedido? ¿Necesita ayuda? "Sí, muchas gracias, replicó ella. Estoy buscando las llaves de mi casa". Él, muy atento y servicial, se acurrucó y comenzó a ayudarle a buscar las llaves. Transcurrió un largo tiempo y no encontraron las llaves. El señor le preguntó a la señora: "¿Está segura de que sus llaves cayeron aquí? ¿Tiene usted idea de dónde ha dejado las llaves? La señora le contestó: "Sí, por supuesto, las llaves se me cayeron en
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