Tema: La Profecía

La Profecía

        “Vengaré mis padres y a mi pueblo”- decía un niño indio mientras escurrían lágrimas de dolor, angustia y desesperación sobre sus mejillas y observaba con sus ojos llorosos a su pueblo envuelto en llamas y a su familia muerta.

        Todo inició cuando Terkhan, por primera vez, llevó a su hijo Mahak a cazar, como es costumbre en aquel pueblo indio desde tiempos inmemorables, enseñándole los instrumentos y las técnicas de caza para poder alimentar al pueblo. Mahak era un niño inteligente y sensible a su entorno, un niño casi prodigio, percibía cosas  que a los demás les resultaba difícil y a veces hasta imposible de comprender, y como cualquier otro niño también era curioso y muy activo, inocente.

        Un día mientras el grupo de caza salió a realizar su labor Mahak sintió una extraña sensación, como una presencia lejana que se acercaba, sin embargo justo en ese momento se le escapaba la comida de ese día y para poder capturarla hizo caso omiso de esa sensación esperando no volver a pensar en eso; pero su sexto sentido provocó que Mahak tuviese un sueño a cerca de un demonio que quemaba a su pueblo y entre sus manos traía la muerte y la desgracia. Al despertar de golpe por tan espeluznantes y aterradoras imágenes fue a advertirle al jefe del pueblo, quién sólo ignoró los “inventos tontos” de su hijo.

        Tiempo después, durante una mañana fresca apareció un hombre yaciendo al borde de la tribu, con una vestidura extraña llena de sangre y dañada, igual que su blanca piel. Muchos supusieron la muerte de este hombre blanco de origen desconocido, sin embargo Terkhan ordenó que lo ayudaran y que se hiciera todo lo posible para regresarlo a la vida. Unos cuantos manifestaron desacuerdo con esta decisión del jefe, pero a pesar de ello no pudieron impedirlo.

        Después de dos días lograron reanimar a este extraño hombre que apareció de la nada y que no hablaba su lenguaje, por tanto a penas se podía comunicar con los demás habitantes, pero Terkhan estaba tan curioso y deseoso por saber de este misterio que se empeñó porque le enseñaran su lengua y sus costumbres para vivir en paz y conocer su origen. Mahak recordó su sueño y le advirtió a su padre que él podía ser aquel demonio que aniquilaría al pueblo, pero Terkhanse molestó y reprendió contra su hijo por insistir en tan burdo invento. Esto propició a que Mahak no volviera a mencionarlo pero si a tener vigilado disimuladamente a este hombre blanco.

        El tiempo pasó y el hombre blanco aprendió lo que se le encomendó, era el centro de atención de todos los que vivían ahí. El hombre blanco se dejó de llamar así ya que su nombre real era Joseph y ahora lo nombraban por su verdadero nombre; tenía muchas historias fascinantes sobre tierras lejanas, animales salvajes, inventos que sonaban imposibles, y hasta la guerra de donde salió y así fue como llegó hasta ahí… Así es, él era un soldado a quien mandaron en búsqueda de territorio enemigo y fue atacado por un animal salvaje quien le dejó aquellas heridas que ahora son marcas horrorosas. Y así se mostró agradecido, trabajando para ellos, aprendiendo a cazar y convirtiéndose en otro más del pueblo. Lo que todos pasaban por alto fue que Joseph no estaba ahí para buscar territorio enemigo, sino encontrar pueblos para someterlos y agrandar el territorio del país de donde provenía. Un mientras cazaban Joseph “se perdió” y fue a avisar a su hombre al mando para saber de la ubicación de este pueblo, y al regresar se encontró a Mahak quien lo estaba buscando al igual que los demás, y Joseph inventó una historia la cual Mahak no creyó y al regresar lo acusó de traición pero gracias al talento de poder convencer a los demás que tenía este hombre del extranjero, desterraron a Mahak del pueblo ya que había crecido y alcanzado la mayoría de edad, y ese era su castigo.

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