Teoria De Welcoma
Enviado por ferdevil • 12 de Febrero de 2013 • 1.381 Palabras (6 Páginas) • 303 Visitas
Las Ciencias Sociales como disciplinas que tienen que ver con el devenir humano, se han ocupado -por supuesto- de la Comunicación Social. Así, muchos son los autores que -incluso- sin tener como formación académica ninguna de las áreas del conocmiento en estas ciencias, han incursionado en lo referente a la comunicación, como un hecho estrictamente humano.
Fuente: historiademesopotamia.blogspot.com
Sin embargo y como todos sabemos, el hecho comunicacional no es intrínsicamente humano, todas las especies se "comunican", pero es el ser humano el único en su especie que logró codificar los sonidos de su voz y conformar un modo de comunicación estructurado, coherente y comprensible que le permitió comunicarse con sus congéneres y de esta forma (luego de la invención de la escritura), comenzar el camino de su evolución y la construcción de las sorprendentes civilizaciones.
Como consecuencia de ello, la raza humana, predispuesta siempre a complicarse la vida, ha hecho de la comunicación social una formidable herramienta para influir sobre el colectivo, y aquellos que ostentan el poder económico, político y por ende social, tienen en la comunicación su más poderoso aliado. Esto, a través de los medios o vehículos de información y comunicación.
Es aquí precisamente, donde entra a jugar un papel fundamental el Comunicador Social, profesional formado en las escuelas respectivas para convertirlo en portavoz de lo que acontece en el seno de nuestras sociedades, para contarlo a esas mismas sociedades.
Pero ¿Cumple ese papel con regular equilibrio el profesional de la información en nuestros días? ¿Forman las universidades a un Comunicador Social realmente comprometido con las justas aspiraciones de las mayorías? ¿Qué papel juega el hecho político en el desempeño de un Comunicador Social? ¿Están ajustadas las materias o cátedras que conforman el todo teórico de la formación del periodista, con lo que éticamente debe ser un comunicador social? Aún formando ideológicamente al profesional de la comunicación para que se identifique con los "ninguneados" y la justicia con la que se nos debe gobernar ¿Qué hacer con las grandes empresas de la comunicación que imponen sus líneas editoriales? Y que obligan al comunicador social a publicar lo que conviene a los grupos económicos dominantes, so pena de ser despedidos y perseguidos laboralmente pues, éste profesional no conseguirá empleo en ninguna empresa editorial o de la comunicación por su postura, ni siquiera ideológica, sino ajustada a lo ético y lo moral.
Todas éstas interrogantes y otras que vayan surgiendo a lo largo de esta reflexión, vamos a tratar de darles respuesta y llegar a conclusiones que nos ayuden a comprender y más allá, que nos ayuden a desenvolvernos en el complejo y las más de las veces, controvertido mundo en el que nos hemos metido, como lo es la Comunicación Social.
Fuente: Cubadebate.cu
¿Es necesario ser equilibrado en el desempeño profesional? Bien, si por equilibrio entendemos el hecho en sí de mantener una postura estrictamente profesional, una de las premisas fundamentales que se le exige al comunicador es el redactar o reportar informaciones sin ningún tipo de injerencia personal, es decir, las informaciones no deben tener en lo absoluto nngún sesgo o juicio de valor de quien las transmite. Sabemos también, que ello es casi imposible, siempre en lo que se escribe, dice o se muestra, habrá un sello personal del periodista. A veces esta huella estará casi imperceptible, otras, no habrá lugar a dudas de que quien transmite, lo hace "con las vísceras". Ahora bien, creo que lo fundamental tiene que ver con la conciencia ética que cada uno poseamos, con la capacidad de ver más allá "de nuestra nariz" y de hacernos de un estimable poder de abstracción para "no sólo ver las copas de los árboles, sino el bosque que conforman", vale decir, es un asunto de formación personal, de valores inculcados y abonados y un estricto y honesto sentido de la autocrítica para darnos cuenta cuándo estamos haciendo las cosas mal y cuándo no. En pocas palabras, es necesaria una actitud conciente y honesta, no queda de otra.
Con relación a las universidades, recuerdo una anécdota propia cuando inscribí a uno de mis hijos en la Universidad Simón Bolívar. Me cuenta
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