Tercera Mujer De Lipovetsky
Enviado por Karen_olympia • 26 de Noviembre de 2014 • 457 Palabras (2 Páginas) • 198 Visitas
narra y analiza estos procesos de transformación
y de confluencia de los roles de género tradicionales
y modernos en la vida de las mujeres de hoy.
el siglo XX, el gran siglo de las mujeres,
ha revolucionado en las tres últimas décadas su destino e
identidad. Esclavas de la procreación, con sueños de realización
personal vinculados únicamente a ser madres y amas de casa,
sometidas en su expresión sexual por una moral severa, las mujeres
ahora han afirmado nuevas maneras de ser en el mundo que
trascienden lo que fueron limitaciones ancestrales, abriendo brechas
La interpretación de la persistencia de las dicotomías de
género, en que las mujeres continúan adscritas al orden doméstico,
sentimental o estético, debe interpretarse desde la dinámica
del sentido, de las identidades sexuales y de la autonomía subjetiva,
mantiene Lipovetsky, y no únicamente como consecuencia
del peso social. En este sentido, asegura que el hecho de estar
circunscritas a este orden ya no obstaculiza la autodeteminación;
LAS MULTIPLES CARAS DEL AMOR
El lugar privilegiado que ocupa el amor en la identidad y
en los sueños de las mujeres, está asociado con un conjunto de
fenómenos como la asignación de la mujer al papel de esposa, la
inactividad profesional de las mujeres burguesas y su necesidad
de evasión en lo imaginario, sostiene Lipovetsky. Esto sumado a
la construcción moderna del ideal de felicidad individual y de la
legitimación progresiva de integrar el amor en la vida matrimonial.
Lipovetsky sostiene que, sin embargo, las mujeres mantienen
su adhesión privilegiada al ideal amoroso; continúan soñando
masivamente con el gran amor, aunque han tomado distancia
del lenguaje romántico y se resisten a sacrificar sus estudios y
profesión por el amor.
Los valores de autorrealización y de independencia, aduce
Lipovetsky, han liberado al amor respecto del ethos de la renuncia
de sí, y en el presente, se conjuga al unísono con las aspiraciones
de autonomía individual. Esto se traduce en una mayor exigencia
con respecto al otro y una menor resignación por una vida
de pareja insatisfactoria
La promesa del matrimonio,
las lisonjas a la mujer y la declaración de amor, los tres
principios básicos que estructuraban la seducción masculina, resultan
cuestionados en una época en que las mujeres gozan de
independencia económica, el sexo es libre
Los antiguos protocolos del cortejo se ven eclipsados por
el juego desenvuelto del ligue, según el vocablo acuñado en los
años cincuenta. Dice Lipovetsky: Hay que seducir sin énfasis ni
te quiero,
Según
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