Todos somos un Axolotl
Enviado por Iván Salcedo • 4 de Septiembre de 2016 • Tarea • 714 Palabras (3 Páginas) • 148 Visitas
Nombre: Iván Andrés Salcedo Calderón
Curso: 3° B.G.U
“Todos somos un Axolotls”
Lo recuerdo muy bien. No sé el día, ni la hora, ni cómo pasó. Sólo recuerdo el momento exacto. Era un día como cualquier otro, me desperté y salí de mi cueva en busca de mi alimento. Estaba en la superficie buscando grillos y gusanos; mi comida favorita, creo. Me desperté con ganas de gusanos, fue una sensación rara, nunca me había pasado eso antes; cada vez que iba a buscar mi alimento, comía lo primero que encontraba. Salí con otros axolotls, estábamos un grupo grande. Algunos se fueron a comer camarones. Ese día fue un particular o por lo menos yo lo sentí así, por primera vez cada uno de nosotros quería algo en particular; era como si fuéramos seres humanos. Nos dividimos en grupos, yo me fui a la superficie con dos axolotls, mientras que los otros se quedaron abajo. Cada uno de nosotros cumplía un rol, unos se encargaban en cazar, otros hacían guardia. Mi rol era cazar, era mi turno de conseguir el alimento. Todo parecía normal, entonces miré atrás y los demás ya no estaban. Miré para arriba y en eso una mano, una mano blanca, una mano blanca cerrándose, una mano blanca cerrándose que venía hacia mí. Todo pasó muy rápido, en un momento al otro estaba dentro de esa mano. No me desesperé, más bien tuvo un comportamiento muy calmado como si el extraerme de mi habita, mi hogar, era normal.
El tiempo que estuve dentro de la mano, vi como yo me alejaba de hogar. Viendo como la vida sigue sin mí ya que la vida no espera a nadie. Pero también vi nuevas cosas con asombro, por supuesto. Todo era nuevo para mí; una nueva vida, nueva experiencia, nuevas oportunidades. Se podría decir que era un recién nacido, un bebé saliendo del vientre su mamá.
Llegué a una camioneta, la cual me llevo a un lugar con los otros axolotls. Llegamos a un lugar grande. Bruscamente, se bajaron dos personas de la camioneta. No les vi, sólo pude sentir el movimiento cuando se bajaron. Todo ellos hacían bruscamente y rápidamente como si ellos no quisieran estar aquí, obligados a hacerlo. Ellos me llevaron a un estanque, un recipiente de vidrio, el cual contenía otros axolotls. Había unos veinte axolotls, yo les quedé viendo a los otros; ninguno decía nada, sólo nos veíamos.
Los primeros días fueron muy agradables. Nunca tenía frío, ni hambre. Estaba muy cómodo ahí, no tenía que hacer nada, con un grito mío o un gripo de cualquier otro axolotl personas venían a darnos de comer y cuidarnos. Todos los días a las mismas horas me servían la comida, de todas formas. Creo que los veinte axolotls y yo teníamos un trato especial o a lo mejor era porque estábamos recién llegadas a este mundo terrestre. Igualmente, todos los días, diferentes personas nos venían a ver. Había un fulgor por los recién llegados.
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