Transcendencia De Andres Bello
Enviado por clemicast • 13 de Noviembre de 2012 • 392 Palabras (2 Páginas) • 477 Visitas
Trascendencia americana de la obra de Bello. Toda la obra del humanista venezolano adquirió en su tiempo y después de su muerte una trascendencia extraordinaria. Siempre trabajó en función de esa proyección. Su labor periodística, su labor de investigación, sus estudios gramaticales, sus preocupaciones de legislador, sus desvelos de maestro y sus sueños de poeta, tuvieron el supremo objetivo de América. Su poesía logró dejar resonando en el oído de todas las generaciones, su invitación pletórica de amor al continente de sus más caras esperanzas.
Nadie podria negar que tanto en su Alocución a la Poesía, como en Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida, Bello concibe el más hermoso y profundo mensaje para el naciente destino de nuestros pueblos. En esos dos poemas empieza a latir por primera vez con toda intensidad el alma americana. Rica en plásticas imágenes es la Silva. La naturaleza, el paisaje del Nuevo Mundo se insinúa en «La caña hermosa, de do la miel se aceridra», en las rojas urnas del cacao, «que en la espumante jícara rebosa», en el «carmín viviente» de la cochinilla que se aloja en los nopales, en las rubias pomas de la patata y en el «vellón de nieve» del algodón; en la presencia del maíz, «jefe altanero de la espigada tribu» y en los jazmines del «arbusto sabeo». La invitación hacia el cultivo y gusto de lo nuestro no podia ser más elocuente y edificante. Así despertará en nuestra vasta geografía el amor por nuestro paisaje y nuestras cosas. La proyección se hace presente en la obra de otros poetas americanos como Olmedo, Melgar, José María de Heredia y José Martí.
Se ha tratado de definir con exactitud la escuela poética a la que perteneció Bello. Aparte del contenido de su mensaje telúrico, todo el esplendor de su poesía pertenece al mundo equilibrado de los clásicos. No hay duda de que sus primeros mentores fueron Virgilio y Homero. Sin embargo su vasta cultura y su capacidad creadora, le autorizaban para explorar la naturaleza de otros gustos. El mismo escribió que «el gusto varía de un tiempo a otro, aun sin salir de lo razonable y legítimo». Por eso bebió en las fuentes de poetas como Víctor Hugo y Byron, sin que ese paso pueda autorizar su inclusión, siquiera entre los que anunciaban la vigencia de la escuela romántica en nuestro continente.
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