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Transición Del Español Medieval Al Clásico


Enviado por   •  19 de Mayo de 2014  •  1.087 Palabras (5 Páginas)  •  734 Visitas

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Transición del español medieval al clásico

Los albores del humanismo (1400-1474)

Nos situamos en los últimos años del siglo XIV y principios del XV, época durante la cual se manifiesta un nuevo rumbo cultural de la historia de la lengua española, ya que se introduce en España la poesía alegórica, cuyos modelos son La Divina Comedia de Dante Alighieri, los Triunfos de Petrarca y escritos de Boccaccio, autores italianos muy leídos y también imitados durante dicho período.

Al mismo tiempo crece el interés por el mundo grecolatino: los hombres del siglo XV consideran la Antigüedad como un ideal superior que admiran y pretenden resucitar, mientras que desprecian la época en la que viven. Las lenguas griega y latina eran admiradas por ser perfectas, mientras que el romance era desdeñado por ser “rudo y desierto” según las palabras de Juan de Mena .

Resultado de tanta admiración fue el intento de introducir al romance usos sintácticos latinos sin aclarar antes si encajaban o no dentro del sistema lingüístico del español: Se pretende imitar el hipérbaton desarticulando violentamente el adjetivo del sustantivo: “las potencias del ánima tres”, es decir, las tres potencias del ánima. Se adopta el participio de presente: “yo sería demandante, guardante”. Se emplea el infinitivo dependiente de otro verbo. Se coloca el verbo al final de la frase: “si su amor cumpliere, tormento padezca”. La adjetivación, que hasta entonces había sido escasa, empieza a abundar con frecuente anteposición al sustantivo: “los heroicos cantares”, “los fructíferos huertos”.

La prosa comienza a desarrollar las ideas de manera abundante y repitiéndolas a veces con términos equivalentes, o bien, con oraciones contrapuestas: “… Así como en el comienzo se pone alguna fabla primera que prólogo llaman, que quiere decir primera palabra, non era sinrazón en el fin poner otra que ultílogo llamen, que quiera decir postrimera palabra. E commo el prólogo abre la puerta para entrar a lo que quiere fablar, así el ultílogo la cierra sobre lo que ya es fablado”

También es frecuente la semejanza de sonidos o formas gramaticales al final de cada oración, dando al estilo carácter cercano a la prosa rimada. Es decir, la prosa imita el período ciceroniano y reproduce los artificios practicados en la época visigoda.

Los escritores, deseosos de mostrarse a la altura de las maneras italianas, refinadas y sabias, introducen sin medida gran cantidad de palabras cultas. Tan es así que podemos hallar en una estrofa de la época palabras como exhortar, disolver, subsidio, describir, estilo, obtuso, turbulento. Pero el aluvión latinista excedía las posibilidades de absorción del idioma y muchos neologismos fueron olvidados.

Según Lapesa, las ambiciones de estos primeros autores contrastan con el escaso respeto que tienen hacia las palabras latinas que introducen en sus escritos, ya que demuestran que la enseñanza del latín era insuficiente, por lo que se apropian de ellas mediante la transmisión oral y plasman formas como inorar, cirimonia, noturno, perfeción, en lugar de ignorar, ceremonia, nocturno, perfección.

Sin embargo, no todos los neologismos de esta época son latinos. La vida señorial seguía nutriéndose de costumbres francesas, a las que corresponde la introducción de galicismos como dama, galán, corcel. También entraron algunos italianismos referidos a la navegación: tramontana, bonanza, piloto, orza. Y otros pertenecientes a distintos órdenes de la vida: escaramuza, lonja, belleza, soneto, novelar.

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