Tv Vs Libros

Vivimos en una era donde el tiempo lo es todo. En la que somos completamente esclavos de él, por ende, la manera y el tiempo que se dediquen para la diversión y el entretenimiento son cruciales. Véase entretener como la actividad mediante la cual una persona logra otorgarse así misma placer. Básicamente: hacer algo por el mero gusto de hacerlo.

La televisión enmarca perfectamente esta idea, pues entretiene y, muchas veces, no alcanza otro objetivo. Mientras que la lectura no sólo entretiene, sino que también nos permite aprender algo en el proceso; ya sea vocabulario, cultura, o redacción. Aun cuando la calidad del material impreso en el libro sea pésima, siempre se podrá adquirir un conocimiento constructivo.

Es cierto que existen canales y programas en la televisión que pueden lograr cosas más productivas para nosotros que mera diversión. Sin embargo, estos no son la mayoría y tampoco son comparables con lo que es adquirible por medio de una buena lectura. Además, en la actualidad se promueve mucho la presentación de los reality shows, los cuales, con la falsa premisa de ser reales, nos venden otra pre-fabricación, pero esta vez,de menor calidad artística y presupuesto.

Con los libros siempre se ha tenido la idea de que leer es un acto que puede tomar enormes cantidades de tiempo y que, por lo tanto, no es posible llevarlo a cabo con verdadera claridad y calidad en nuestro agitado mundo de hoy. Debo diferir. Hagamos un experimento: la hora que generalmente invierte en ver su show matutino, o semanal, inviértala en leer algo, lo que sea; veremos que si es posible realizar un gran progreso en lo que se esté leyendo. Por supuesto que no recomiendo para ello la lectura de obras como El ser y la nada de Sartre, o la Crítica a la razón pura de Kant; libros que han quedado inmortalizados, no sólo por sus ideas, sino también por la dificultad de su lectura.

El punto más fuerte, y a la vez más débil, de la televisión es su preconcepción de las imágenes. Realiza todo el trabajo difícil por nosotros, sin embargo, nos quita, al mismo tiempo, todo el proceso creativo― tan agradable― que conlleva la necesidad de crear las imágenes en nuestras mentes; cosa que sí nos permiten los libros. Estos nunca pasan de moda, en realidad se transforman en cualquier formato que deseemos, sea este rubrica, pergamino, papel o computadora. La obra artística siempre estará ahí para nosotros ― afortunadamente, está menos sujeta a los caprichos del rating o el marketing.

No deseo demeritar la buena televisión, sin embargo, debemos admitir que atraviesa una crisis de escases. La escritura y lectura de historias, relatos, tratados, ensayos, artículos, entre otras clasificaciones, es tan remota que cuesta ubicarla en una fecha precisa; la televisión no tiene cien años, es imposible que alcance el mismo grado de genialidad; se ha de entender eso,

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