Un Oso Enojoso
Enviado por morientak • 18 de Mayo de 2015 • 1.047 Palabras (5 Páginas) • 3.396 Visitas
Un oso enojoso
En lo más profundo del bosque y más allá del río, en un precioso lugar, vivían varias familias de animales.
Casi todos eran felices estando juntos.
Casi todos… Pero uno de los animales, el osito Bartolo, echaba a perder hasta la mejor de las fiestas.
¿Saben por qué?
Bartolo encontraba siempre una razón para estar de mal humor. Si le regalaban algo rojo, lo quería azul. Y si era azul, lo quería verde: nunca lograba conformarse.
Para el día del bosque, doña Elefanta cocinó una gran bandeja de pasteles con la ayuda de Lucas y Andrea, sus hijos. Había uno para cada animalito: los hicieron de diferentes sabores y diseños para conformar a todos.
Los Elefantes llegaron al paseo anual muy orgullosos de sus manjares.
-Adivinen… ¿qué traemos? –preguntaron.
-¡Pasteles!- gritaron a coro todos los animales. Y los gritos de ¡ viva ! ¡ bravo ! ¡ hurra !, así como los aplausos entusiastas, se oyeron en todo el bosque.
Los pasteles de doña Elefanta eran muy famosos, porque siempre resultaban deliciosos…
¡Qué felices estaban los animales!, salvo Bartolo, que tenía la cara larga, muy larga.
-Bartolo, ¿por qué estás enojado?- preguntó don Loro.
-Es que yo quiero un pastel de chocolate- reclamó el osito- y no hay ninguno…
-¿Cómo es posible que no haya uno que te guste?- dijo extrañada Mercedes, la ardilla, con la boca llena-. Tienes que aprender a disfrutar con lo que hay. Prueba estos de vainilla. Mmmmmmm… ¡son muy ricos!
-Come uno de estos con frutas- le dijo a Bartolo su hermano mayor.
Pero el osito se sentó amurrado a mirar comer a los demás. Parecía que estaba decidido a pasarla mal.
Sorprendida, Andrea se acercó:
-¿No te gustan nuestros pasteles?
Y cuando vio la cara de enojo de Bartolo, hizo pucheros y se marchó.
La señora Osa, avergonzada por el comportamiento de su hijo, comentó con pesar a doña Elefanta:
-Lo siento, pero no he logrado enseñar a Bartolo a ser menos caprichoso y más agradecido… ¡Mi hijo no logra ser feliz con lo que hay!
-No se preocupe, señora Osa. ¿Puedo darle un consejo? Dicen que el doctor Búho es muy sabio; consúltelo, él la podrá ayudar.
El doctor Búho examinó cuidadosamente al osito, y finalmente diagnosticó:
-¡No ha aprendido a ver!
-¡Veo excelentemente! –alegó, enfurruñado, Bartolo.
-Sí, ves muy bien lo que falta o lo que está mal, es que no miras lo que tienes, ni lo que hay a tu disposición, y tampoco logras enfocarte en lo que está bien.
-¿Cuál es el remedio?- preguntó preocupada la señora Osa.
-El tratamiento adecuado es lento y requiere de un poco de esfuerzo; Bartolo necesita aprender a mirar lo bueno y a valorar lo que tiene –dijo el doctor-. En principio le daré una receta. Ya veremos cómo continuar porque, por lo que veo, su hijo también tiene que aprender a ser agradecido. Si no se ejercita en dar las gracias, se va a quedar sin amigos- continuó diciendo el Búho mientras escribía la receta.
CLÍNICA DEL BÚHO SABIO
Tratamiento:
Tres cucharadas de optimismo en jarabe
Dos gotitas de gratitud por la mañana
Dos paseos a la semana con doctora Tortuga (a primera hora, apenas sale el sol)
FIRMA: DOCTOR BÚHO
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