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Un cuento. El corazón de la princesa


Enviado por   •  10 de Febrero de 2016  •  Tarea  •  1.215 Palabras (5 Páginas)  •  300 Visitas

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El corazón de la princesa

Hubo una vez una muy feliz pareja de reyes quienes contrajeron matrimonio en la mas bella primavera del mundo, su felicidad no podía si no crecer mas y mas ante la felicidad de estar juntos y muy enamorados, sin embargo, esta comenzó a decaer cuando vieron que la reina no podía tener hijos, y fue entonces cuando la angustia se hizo presente en sus corazones y se preocuparon por el futuro del reino.

Para su suerte, una hada muy joven y de buen corazón decidió ayudarlos y tras realizar una enorme fiesta para el hada llena de música, banquete y invitados, el hada pronuncio un hechizo con su varita mágica, de donde salió una luz verde que se estrelló contra el vientre de la madre.

Fue entonces cuando meses después se enteraron que la reina estaba embarazada y tras agradecerle enormemente a la hada hicieron los preparativos para el nacimiento del bebe.

Cuando él bebe nació, el cual resulto ser una pequeña muy hermosa, todos los reinos vecinos se juntaron y celebraron hasta el amanecer, el reino estaba lleno de felicidad y música. Todo parecía bien.

A la edad de 16 años la niña había heredado la belleza indiscutible de sus padres, mas sin embargo era una joven malcriada, en contra de la naturaleza amable de los reyes y al llegar estas noticias al hada esta se molestó y voló rápidamente hasta el castillo, donde se paró frente a la princesa.

-¿Cómo te atreves a deshonrar la herencia tan bella de tus padres!? – exclamo apuntándole con la varita.

-Hada, por favor – Intento hablar con ella la reina pero todo era en vano.

-No, hija mía, si no aprende por las buenas lo hará por las malas – respondió el hada y con un movimiento de varita grito – Que tu rostro se vuelva tan feo como tu corazón – y la habitación se llenó de un humo gris y espeso, en el momento en que este se dispersó todos notaron como a la princesa le habían salido arrugas y el cabello se le había vuelto gris, además de tener los ojos hinchados y de un color rojizo.

Al notar las miradas sobre si la princesa miro hacia todos lados buscando un espejo, y cuando lo encontró soltó un alarido y apunto con su dedo hacia el hada -¿¡Cómo se atreve a hacerme esto?! Usted es un hada! – Reclamo.

El hada soltó una carcajada, logrando que los presentes se sorprendieran –Niña tonta, yo no soy un hada, soy una bruja que le debía un favor a tus padres por su amabilidad, pero si por ayudarlos le hago un favor a una niña malcriada como tu entonces lo retiro! Que mis palabras queden marcadas en la mente de todos! Solo en el momento en que un hombre se enamore puramente de esta joven y se vuelva un amor verdadero, en ese momento se romperá el hechizo. – y con un último movimiento de su varita desapareció sin dejar rastro alguno.

La princesa se volvía loca día a día deseando que un hombre llegara y la salvara de su tormento, sin embargo, los que pasaban por las puertas del reino huían al ver su fealdad y no volvían nunca más, dejándola desconsolada más y más.

Cuando las esperanzas comenzaban a desaparecer se sentaba en el balcón de su habitación y cantaba sus pesares una y otra vez mientras lagrimas corrían por su rostro.

-¿Quién anda ahí?- exclamo preocupada un día tras escuchar unos ruidos en unos arbusto. – Lo lamento, no pude evitar quedarme a escuchar su hermosa voz, espero no le moleste. – respondió la voz misteriosa desde los arbustos.

-No importa, muéstrate – Le exigió la princesa – Lo lamento, pero me temo que si me muestro no le agrade mi apariencia, su majestad. – La voz se escuchaba un tanto preocupada y triste, lo que intrigo a la joven.

-No creo que sea de tanta importancia, ya que yo tampoco soy tan agraciada, le exijo que se muestre para ver quien a logrado subir mi ánimo tras espantosos meses de sufrimiento -.

-Lo que usted ordene- y fue cuando se revelo, era un joven de unos 18 años, no era mal agraciado pero su ropa estaba rota y sucia, y no llevaba zapatos. –Vaya, ¿De dónde vienes? – Le pregunto la princesa mirándolo más fijamente.

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