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ANÁLISIS DE “EL MUNDO DE LA PSEUDOCONCRECIÓN Y SU DESTRUCCIÓN”


Enviado por   •  12 de Marzo de 2019  •  Ensayo  •  2.746 Palabras (11 Páginas)  •  1.396 Visitas

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El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica es un problema puramente escolástico.”

Karl Marx

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El clima filosófico en el que se sitúa el método (por él mismo proclamado) regresivo-progresivo se encuentra en las implicaciones críticas de Karel Kosík, un filósofo de origen checoslovaco, nacido en Praga en el año de 1926. Antes de conocer su obra en la que se basa este ensayo, Kosík aportó discusiones sobre la filosofía marxista (1956); también participó en el Coloquio Internacional de Royaumont sobre la dialéctica (1960), dando aportes que, en 1963, en el XIII Congreso Internacional de Filosofía, formaron parte de algunas ideas que fundamentaron en “Dialéctica de lo concreto”; de hecho, esta charla fue realizada en México.

Quizá el rasgo más representativo de Karel Kosík es el de rescatar temáticas marxistas, un claro ejemplo es la publicación de su libro “mundo de la pseudoconcreción”, en el que trata temas como la cotidianidad del ser humano, sus características circunstanciales que han estado ligadas, por generaciones, a avances y evoluciones industriales, pasando por alto la praxis verdadera, revolucionaria, la que permite que exista una verdadera reproducción de la espiritualidad. [1]

En definición, el pensamiento dialéctico está ligado con la representación física y conceptual de la realidad, pues el hombre, desde sus inicios, adopta perspectivas circunstanciales y que con el tiempo van erradicándose y/o sistematizándose. Así, la realidad se conecta a través de reforzadores, los cuales agregan ciertos condicionantes: en los seres humanos existen varios patrones de acción modal, pero con el paso del tiempo desaparecen, como ejemplo el reflejo natatorio, el prensil, el reflejo de succión, entre otros. Estos eventos son prueba de que, históricamente, el ser humano se ha adaptado a sus capacidades, mejorado (por reforzadores positivos) y corregido otras (por otros reforzadores dados por el entorno).

La ciencia de la conducta ha sido estudiada por décadas por la etología, la psicología evolucionista o las ciencias cognitivas, así como el condicionamiento operante, lo cual ha podido definir varios aspectos acerca de las conductas que se disponen en el diario vivir del ser humano. Cuando se habla de realidad, se asocia como eventos que representan la actualidad, el presente, se habla de tiempo y hasta de espacio, pero también se debería descomponer el término “realidad” para saber si se trata de una actividad definida y si esta depende de aspectos teóricos o prácticos. Conceptos como “verdad”, “conocimiento”, entre otros, quizás parezca que sí tienen una característica fundamental, pero al ser estudiados en detalle, al incluir todos sus entes en dichos conceptos, tampoco contienen un elemento fundamental que los represente en su totalidad. Siempre alguno de esos entes queda en un grupo desconectado de otros o del resto. Lo que queremos decir por “verdad” y por “conocimiento” forman grandes tejados.

La realidad puede ser asociada con la necesidad, pues el individuo inmerso en ella también trabaja para ella.

No obstante, la ley del fenómeno no debería ser confundida con aspectos fenoménicos, como lo define Kosík a través de Marx, pues abstractamente, la jerarquización es un evento que constantemente se define en un sistema, que formula la pseudoconcreción, los eventos intrínsecos y extrínsecos del entorno, y a este concepto le pertenecen varios mundos:

-El mundo de los fenómenos externos,

-El mundo del traficar y manipular,

-El mundo de las representaciones comunes,

-El mundo de los objetos fijados.

En el mundo de la pseudoconcreción, la esencia y el fenómeno están absolutamente ligadas, la esencia se manifiesta en el fenómeno tanto como el fenómeno revela la esencia. Así como en los sistemas de producción, donde existe la jerarquización, también existe en la pseudoconcreción y el mundo fenoménico, precisamente donde ocurren eventos cotidianos dependientes del entorno y todas las condiciones operativas que este conlleva. Así pues, el fenómeno ligado al pensamiento dialéctico se considera como la esencia misma, y aquí, la diferencia entre ambos desaparece, pero una necesita de condiciones para manifestarse, al contrario de la otra, que se manifiesta directamente; esto depende de la coincidencia entre apariencias fenoménicas y la esencia, pues existe una diferencia que desliga sus conceptos, pero también se encuentra la equidad para sintetizar ciertos eventos ocurrentes.

Dado que la esencia de las cosas, la estructura de la realidad y lo que conocemos como pensamiento dialéctico (o la “cosa misma”), no se manifiestan directamente, sino que necesitan un catalizador para acelerar el proceso de comprensión: la filosofía. Esa “cosa misma” ha sido mencionada por otros autores, como Gustavo Bueno, quien infiere que siempre han existido dos tendencias: la de considerar que la dialéctica es un grado inferior de razonamiento (como lo nombra Aristóteles o Kant) frente a la tradición de la dialéctica como algo que expresa las realidades más profundas y no meramente formales, incluyendo las realidades de la naturaleza [2] En este texto, Kosík relaciona estrechamente sus palabras con algunos de los argumentos ideológicos de Marx, destacando el del pensamiento común y cómo este es considerado en el entorno, y hasta fetichizado. La “cosa misma” o pensamiento dialéctico es, entonces, “la distinción entre representación y concepto, entre el mundo de la apariencia y el mundo de la realidad, entre la práctica utilitaria cotidiana de los hombres y la praxis revolucionaria de la humanidad” que puede ser sintetizado como la escisión de lo único. Comienza la destrucción de la pseudoconcreción y con esta, el pensamiento dialéctico demuestra que la ley fenoménica no es independiente, sino que, paradójicamente, depende de las situaciones circunstanciales, tal y como se explica con anterioridad en el concepto de los mundos contenidos en la pseudoconcreción.

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