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De la muerte


Enviado por   •  14 de Octubre de 2018  •  Ensayo  •  378 Palabras (2 Páginas)  •  124 Visitas

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De la muerte hablamos a diario, la vemos en noticias, en documentales, en los diarios por la mañana que devoramos con la morbosidad de encontrar entre sus páginas historias que nos sorprendan aunque ello signifique el sufrimiento, luto y dolor de otros; la muerte está allí, viéndonos de frente, con la profecía sonriente de la espera, con la tranquilidad que provee la seguridad de saber que nos encontraremos con ella. De la muerte pensamos en su naturaleza, en el misterio que esconden sus brazos, nos aterra la oscuridad que nos brinda el silencio, la soledad y el olvido, vienen con ella en un mismo paquete; de la muerte buscamos respuestas, hacemos preguntas, obtenemos el eco de nuestros miedos, en la esquina de la vida la vemos a lo lejos, provocándonos ansiedad, dejándonos huérfanos, viudos, tristes y pensativos. De la muerte se han escrito novelas, piezas musicales, pinturas que llenan los museos, ella como principal musa, nos coquetea desde el estrado de las emociones; filósofos, psicólogos, músicos, escritores, sabios, estúpidos  todos han sucumbido a su encanto, se han dejado atrapar por su silencio eterno, la muerte es para los vivos el eterno misterio, un universo imposible de admirar sin haber penetrado en sus oscuras heredades.

En las madrugadas invernales, cuando la mezcla de frio externo y la tibieza de mi cuerpo se funden provocando una sensación de incomodidad que me separa del sueño, vienen a mi cavilaciones sobre la muerte, tratando de cerrar mis ojos y luchando por alejar el miedo me rindo a los demonios de la ansiedad y me dejo llevar a las oscuras esquinas de mi cuarto, parece ser que el tiempo se congela, que la claridad del día lejos de llegar se aleja, aterrada por mis pensamientos; concentrado en un punto fijo de mi habitación escucho el ruido desesperante de los animales nocturnos apresurando su trabajo para dirigirse a sus nidos subterráneos, fuera los vientos hacen chillar los tejados, y las ramas de árboles heridas zumban a la madrugada, mi respiración se funde con el polvo de la estancia, saboreo la sal en mis labios, mis dedos no parecen responder, imagino mil escenarios para mi muerte, unos dolorosos, otros patéticos, pero todos me llevan a ella, me sumergen en el fango frio de la parca.

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