Deshumanización del ser humano

LA DESHUMANIZACIÓN DEL SER HUMANO: NUEVA ENFERMEDAD DEL SIGLO XXI

“¿No será acaso que esta vida moderna está teniendo más de moderna que de vida?”- Mafalda.

En cada época hay condiciones y circunstancias generales, que afectan a todas las personas que viven en ese momento. Influyen en sus actitudes, conocimientos, relación con los demás, valores y sentimientos.

La época actual ha entrado a la posmodernidad en la cual se critica el dominio de la ciencia, la técnica y la razón, que en vez de liberar a las personas las esclaviza; la deshumanizante relación entre las personas; no considerar la validez de los medios en el logro de los fines; las ideologías totalitarias; y la primacía de lo económico sobre lo humano, lo ético y lo moral.

Hay descontento con el mundo avanzado que se ha creado en el que ha surgido un nuevo término llamado: Deshumanización, el cual define un proceso mediante el cual una persona o grupo de personas pierden o son despojados de sus características humanas.

Hoy, la sociedad vive en un mundo donde reina el posmodernismo, nos encontramos llenos de conductas y valores, positivos y negativos, que cada vez más nos influyen haciéndonos partes del fenómeno del “costumbrismo”, pues ya no nos asombran las atrocidades que pasan diariamente. Nos hemos vueltos personas frívolas. Insensibles al dolor ajeno. Ya no importa si debo pasar por encima de otros para lograr mi objetivo. Hoy tu valor como persona no se mide por tu sabiduría sino por lo que tienes.

Actos que ayer eran considerados como “horripilantes”, hoy nos parecen normales. El pasado domingo 18 de mayo del presente año murieron trágicamente 33 niños en Fundación y como respuesta a esta tragedia veía como algunos indolentes expresaban en las redes sociales lo siguiente: “En fundación, el plato típico: Niño al carbón”, “tan cara que esta la gasolina y ¿desperdiciarla en 32 costeños?” . El asombro que antes se despertaba en nosotros al ver este tipo de noticias, hoy ya no está. Hemos perdido la capacidad de condolernos por el dolor ajeno. ¿Cómo es posible que nos hayamos vuelto tan insensibles?

La posmodernidad ha traído consigo el avance de la tecnología. Si bien es cierto que esta ha traído muchos beneficios en nuestro diario vivir también es cierto que ha traído muchos maleficios como: la deshumanización del ser humano.

La tecnología tiene el efecto de entorpecer las relaciones humanas aislando y alienando a las personas. Hoy nos sentimos poco humanos cuando tenemos que hablar con una operadora o cuando estamos hablando con una persona y está sumida en su celular. Hoy las personas no son capaces de sostener una conversación con otra personalmente, todo se desarrolla en las redes sociales.

Las nuevas tecnologías y los dioses de la televisión nos invaden a diario, convirtiendo al mundo en un ente masificado y deshumanizado donde las horas pasan tan rápido que ya no existe tiempo para conversar, y los momentos de ocio escasean. Ya no existe tiempo para las charlas de café y la ciudad parece una jungla de seres estandarizados y competitivos dominados por las agujas del reloj- Dice Sábato.

No existen verdades objetivas universales solo “pedazos” de verdad. Lo anterior lleva a un relativismo y escepticismo en todos los aspectos de la vida. Ya no hay prohibiciones, ni limitaciones. Todo depende del ángulo con que se miren las cosas, todo puede ser bueno y malo. Entonces se abre la puerta del: “Todo se vale”. Hace unos años atrás la campaña publicitaria de la empresa GEF era: “TODO SE VALE”. Ante esta máxima debemos hacer un pare y reflexionar ¿se vale matar? ¿Se vale pisotear al otro para lograr nuestros objetivos? ¿Y si es a ti a quien pisotean?

El hombre de hoy se ha vuelto pura fachada, apariencia, está vacío por dentro. Ya no queda nada de valores en él. Teme al compromiso y a lo definitivo. Su desarrollo personal y la felicidad priman sobre el deber y la vida familiar y comunitaria. Es egocéntrico y se guía por el principio del placer.

La sociedad actual quiere información, no formación y por eso desea montañas de prensa y de revistas y una televisión que le transmita noticias porque todo lo quiere oír y ver, al mismo tiempo que rehúye de la sabiduría. No quiere leer, no quiere instruirse, todo quiere que se lo den en bandeja de plata.

El hombre actual camina como un ciego al cual están guiando hacia un abismo. Cree todo lo que le dicen por la televisión y no se esfuerza por verificar si lo que le están diciendo es correcto.

Jorge Villamil en una de sus canciones expresa: “cuanto tienes, cuanto vales”. Esta parece ser la frase que dirige al mundo el día de hoy. Somos esclavos del consumismo, todo el tiempo queremos comprar y comprar. La moda es que si no tienes el último modelo de celular o el último televisor estas “out”, estas fuera, estas descalificado. Solo importas por lo material.

Antes las personas eran valiosas por la sabiduría, por lo que tenían en su cabeza y corazón. Las personas ignorantes y que no se esforzaban por conseguir el saber eran menospreciadas pero hoy la nueva vara de medir para saber si una persona es valiosa o no parece ser: “el materialismo”.

El hombre frívolo de hoy no sabe para donde va y tampoco le importa. ¿Hasta dónde llegaremos con esta situación? Las barreras entre lo bueno y lo malo han desaparecido, ya la ética y la moral no son normas para sus actos.

Se vive el presente sin un proyecto de vida de realización personal, sin tener como referencia valores exigentes y objetivos o proyectos históricos o tradiciones.

El hombre de hoy es indiferente, no tiene coherencia. Llama al sexo amor, al afán desmedido lo denomina trabajo, al jolgorio vacio lo confunde con la felicidad; las revistas y la televisión las confunde con cultura; la frivolidad ha sustituido a los valores a la ciudadanía; la moral se confunde con una normas de urbanidad; la ética es individualista y relativa.

En un mundo así, ¿Qué de raro que sigan aumentando los índices de suicidio? ¿Cómo extrañarse de que hace un tiempo atrás el Doctor Kevorkian inventó “la máquina de la muerte”?. La gente vive de espalda a la muerte como si esta no existiera. Es tema tabú hablar de la muerte, mientras es actualidad hablar de lo erótico y lo sexual. Siendo la era de la indiferencia, es claro que la vida estorba, arrancarla será lo natural. Definitivamente nuestro mundo está enfermo de escepticismo, vaciedad y apatía.

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