EL MISTERIO DEL CAMINO DE SANTIAGO

                                                                                                                        Laia Morant Monzó

              EL MISTERIO DEL CAMINO DE SANTIAGO

Desde el descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago en Compostela,  el Camino de Santiago se convirtió en la más importante ruta de peregrinación de esa misma época (s.IX).  Aunque hoy en día siga siendo un centro de peregrinación bastante concentrado.

Si rastreamos los orígenes de este destino de peregrinación nos daremos cuenta de que algo en las informaciones obtenidas de distintas fuentes falla, según la versión comúnmente aceptada, en el siglo IX un ermitaño afirmó que observaba muchas noches unas luces que semejaban una lluvia de estrellas fugaces que caían siempre sobre el mismo montículo y que fueron denunciadas al Obispo (aunque más tarde se demuestra q no se trataba de un campo de luces sino de un cementerio, y puesto q los huesos tienen fósforo, esta propiedad hace que desprendan luz) . La lápida del Obispo, lo constata. Desde entonces nació una atracción por visitar ese lugar, los que peregrinaban, provenían de todos los sitios de Europa, de África, e incluso de Asia menor. La historia mitológica dice, q fue decapitado por orden de Herodes Agripa, durante el reinado de Tiberio, entonces ¿Cómo llegó el cadáver de Santiago desde la entonces remota Palestina hasta Galicia?. Bien pues, la leyenda local explica que sus discípulos colocaron su cuerpo decapitado en una barca sin timón para que a la deriva fuese, y que esa navecilla llegó a una ría de Finisterre, donde cristianos primitivos lo ocultaron piadosamente en el Monte Santo o en ese bosquecillo sagrado. Y lo enterraron en ese lugar puesto que pusieron su cadáver incorrupto sobre un carro de bueyes, y donde éstos se detuvieron, considerándolo voluntad de Dios, lo enterraron. Evidentemente eso no es verdad, puesto que no contamos con ningún argumento histórico. Pero el ser humano se maneja por mitos para creer e intentar verificar una cosa que interesa ser verdadera.

Aunque como ya hemos dicho antes nunca se pudo verificar este mito, porque no interesó, sobre todo podríamos remarcar que los menos interesados en el tema fueron los cristianos.

                                                                                        Laia Morant Monzó

Así pues, podemos destacar que el camino de Santiago se basa en conjeturas, las más de las veces, inverosímiles, intereses religiosos, políticos, sociales, turísticos y, curiosamente, poco o nada históricos.

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