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El hombre de carne y hueso


Enviado por   •  6 de Marzo de 2018  •  Resumen  •  486 Palabras (2 Páginas)  •  1.623 Visitas

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Resumen de “El hombre de carne y hueso”.

De Miguel de Unamuno.

Elaborado por Rebeca Molina Castro.

Cuando Unamuno habla del hombre, no lo hace como otros autores refiriéndose a una idea o concepto de lo que es o debería ser el hombre, más bien se refiere al hombre de carne y hueso, aquel que nace, sufre y muere, el hombre que siente y tiene necesidades.

El hombre de carne y hueso, es el objeto supremo de toda filosofía. La filosofía responde a la necesidad de formar una concepción unitaria y total del mundo y de la vida. Se acuesta más hacia la poesía y no a la ciencia, pues los sistemas filosóficos que representa el anhelo integral del espíritu de su autor tienen más consistencia y vida que aquellos que se confirman mediante las ciencias particulares.

Nuestras ideas no nos hacen optimistas ni pesimistas, al contrario, nuestras ideas se originan en nuestro optimismo o pesimismo. Por eso Unamuno piensa que más que distinguirse por ser un animal racional, el hombre se diferencia del resto de seres vivos porque es un animal afectivo o sentimental.

El único y verdadero problema vital que aflige a todo hombre es la inmortalidad del alma, ningún hombre desea morir. El profesor y hombre Guillermo James dijo que Dios, para la generalidad de los hombres es el producto de la inmortalidad. Butler quería salvar la fe en la inmortalidad del alma, y para ello la hizo independiente de la fe en Dios.

Lo que somos actualmente proviene de una serie continua de estados de conciencia gracias a un principio de continuidad en el tiempo. Es indiscutible si soy o no soy el mismo de hace 20 años pues en cada momento de nuestra vida tenemos un propósito aunque al momento siguiente cambiemos de propósito.

Debemos considerar a los hombres no como medios, sino como fines. El mundo se hace para la conciencia, para cada conciencia o mejor dicho, para esta noción de finalidad por lo tanto debe disfrutarlo no sufrirlo.

Todo conocimiento tiene una finalidad, responde a una necesidad. Aprendemos algo para un fin práctico inmediato o para completar otros conocimientos. Así como todo conocimiento científico tiene su finalidad, la filosofía extrínseca se preocupa por  nuestro destino, nuestra actitud frente a la vida y al universo, esta preocupación no puede ser únicamente racional, tiene que ser afectiva. No basta con pensar, hay que sentir el destino.

El sentimiento trágico de la vida lleva una concepción de la vida y del universo, toda una filosofía consiente. Algunas veces proviene de una enfermedad, es más: el hombre, por ser hombre, por tener conciencia, es ya, un animal enfermo. La conciencia es una enfermedad.

Por eso, los hombres que tienen el sentimiento trágico de la vida Marco Aurelio, San Agustín, Pascal, Rousseau, René, Obermann, Thomson, Leopardi, Vigny, Lenau, Kleist, Amiel, Quental, Kierkegaard; son hombres cargados más bien de sabiduría que de ciencia.

Referencia:

Unamuno, M. (2003), Del sentimiento trágico de la vida. Madrid: Alba Libros, S.L.

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