El individualismos

Introducción

Haciendo un breve recuento de la historia del hombre occidental, así como de su axiología, se puede notar una serie de cambios en sus valores; dichos cambios de valores e intereses han ido repercutiendo o marcando y definiendo la concepción que los hombres tienen de todas las cosas, así como la manera de percibirse a sí mismos.

En un principio los antiguos –si podemos llamarlos así- tenían por encima de todo los lazos de sangre, el vínculo con la naturaleza tal y como se les presentaba, lo podemos apreciar en La Ilíada.

Posteriormente el hombre moderno (cristiano) se siente extraño en el mundo, se siente parte de otra naturaleza, pone por encima de todo lo terrenal lo espiritual; todo tipo de hechos y de objetos los quiere volver ideas (espíritu) busca quedarse con lo esencial de las cosas.

Para volver las ideas en espíritu, el hombre moderno hará una serie de abstracciones que derivaran en cosas en sí universales y absolutas. Este tipo de hombre se siente espíritu pero no espíritu perfecto, porque pondrá el espíritu por fuera y más allá de él mismo.

Así la individualidad concreta se tiene que mover entre una realidad inventada, el más allá, y la realidad que se le presenta, el más acá.

Por otro lado, El problema del individuo siempre ha estado presente como tensión entre un yo singular y un supuesto yo unido a lo “plural” social.

Del espíritu social brotan o emergen las instituciones que son puestas como figuras de autoridad, estas figuras de autoridad quieren y necesitan para sostenerse que el individuo se les someta, se asume que el individuo tiene deberes que cumplir hacia ellas. El que impongan deberes, obligaciones, modos de ser no parece nada legítimo y se presenta como cuestionable y objetable.

En gran medida el deseo de afirmarse de los individuos, otro tanto la historia determinan que se hable de lo que se habla, es decir ambos elementos le dan rumbo al discurso; dirigir el discurso es por lo que se lucha y es lo que hace que las fuerzas contrarias se encuentren en constante conflicto.

Como cuando Hegel propuso el sentido de la historia como el desenvolvimiento del espíritu tuvo objeciones de pensadores como Kierkeggard, Schopenhauer y Stirner que en su obra le daban énfasis al valor del individuo.

Steven Luckes ha hecho un breve recorrido histórico del individualismo en el que retoma parcialmente a Stirner por cierto, pero su discurso es meramente expositivo. Victoria Camps muestra las paradojas éticas que se dan al seguir una postura individualista y, critica de manera muy inicial es sistema global al que hemos llegado. El expositor más radical de esta postura individualista es Stirner, quizás él ya haya agotado el tema, sólo que no ha sido traída su postura a dialogar con los problemas y con la tradición de la actualidad, ni se ha repensado su postura

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