En torno a la enfermedad

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ÍNDICE

1. Qué me ha tocado del libro

1. Por qué me ha tocado. Qué significa eso de que me ha tocado.

1. A qué me mueve

1. Bibliografía

1. Día a día, miles de personas que sufren algún tipo de dolencia, acuden a centros sanitarios en busca de una solución a sus males. Los pacientes depositan toda su confianza en los médicos, muchas veces considerados semidioses, esperando en ellos una fórmula mágica que palie sus males. En muchas ocasiones, debido a los largos años de formación y la complejidad de estos, se cree que los médicos van a conseguir solucionar estos problemas de forma instantánea y perfecta. Sin embargo, debemos tener en cuenta que, los médicos son personas y al igual que todos, pueden cometer errores. Cierto es, que todos esos largos años de estudio y la intensa formación que reciben tienen como fin reducir al mínimo el riesgo de que se cometan fallos que puedan ser irreversibles. Hay que comenzar a desmitificar la tarea del médico y comprender que el cuerpo humano no es una ciencia exacta, que los seres humanos no somos máquinas idénticas. En numerosas ocasiones, independientemente de cuanta Medicina sepa un médico, cada paciente puede reaccionar de maneras muy diversas ante una enfermedad o un tratamiento.

Esta presión que los médicos cargan sobre sus espaldas es, en la mayoría de veces, muy perjudiciales para ellos mismos. En el libro se nombra la alta tasa de suicidio entre los miembros del gremio debida a esta gran responsabilidad que se les otorga. Considero que es importante que al igual que los médicos deben ser empáticos con los pacientes, estos últimos deben serlo también con sus médicos. Los enfermos deben concienciarse de que los médicos no siempre van a tener la respuesta fácil y correcta, y que la cura a muchas patologías es lenta y compleja.

1. La Medicina es una profesión que requiere una enorme dedicación, tanto para aprenderla durante la carrera, como posteriormente durante el ejercicio. Muchas horas de dedicación a conceptos técnicos: ¿por qué se produce una patología?, ¿cuál es la mejor manera para curarla? Sin embargo, como Esperanza Díaz comentaba en su libro, en las facultades de Medicina se imparten muy pocas clases destinadas al componente más humano de la profesión: el trato con el paciente. Así como antes mencionaba que el médico debe dejar de ser considerado un dios que todo lo sabe, los pacientes no son simples máquinas que en un determinado momento de sus vidas fallan. Debido a la gran especialización médica que está habiendo en los últimos años, cada vez más, la profesión médica se está deshumanizando. Se está llegando a un punto por una gran parte de la profesión médica, en el cual los médicos no ven enfermos sino enfermedades, y tratan de buscar ese remedio que termine con una determinada patología, sin tener en cuenta los sentimientos y sensaciones del paciente. La autora, hacía referencia a un momento durante sus años de estudiante cuando mencionó un fallo por parte del anestesista delante de un paciente. Si bien es cierto, que como estudiantes muchas veces no tenemos la experiencia suficiente como para distinguir aquello que está bien de lo que está mal. Muchas veces olvidamos que los pacientes no tienen los mismos conocimientos y que, por lo tanto, algo que no tiene demasiada importancia desde el punto de vista de un médico, puede parecer un mundo en una cabeza sin ningún conocimiento de Medicina. Hay que tener especial sensibilidad ante un paciente que acude a nosotros con miedo e incertidumbre, debemos mostrarle empatía y darles nuestra confianza, haciéndoles ver que son más que una patología y que sabemos que desconoce por completo lo que le ocurre. Porque al igual que nosotros, siente y padece. El libro me ha hecho plantearme cual es el trato que me gustaría darles a mis pacientes en un futuro. Un trato humano, sin olvidar el por qué elegí esta profesión, ayudar a los demás desinteresadamente para lograr mi propia felicidad a través de la de los demás. Este desinterés en curar al enfermo es, sin duda, el que debería definir a buen médico.

1. Muchas veces trato de imaginar qué tipo de médico seré cuando me gradúe. Como en todos los ámbitos de mi vida siempre intentaré ser la mejor versión posible de mi misma. Normalmente, me imagino como una médico empática, comprensiva, humana, consciente de la enorme responsabilidad que carga sobre sus hombros. Fiel a mi profesión y al bien hacer de la misma, aunque también a mis principios. Al final del libro Esperanza habla sobre el descrédito que lo médicos se están ganando hoy en día. Me gustaría pertenecer a una nueva generación de médicos que, gracias a estos valores previamente nombrados, logren recuperar toda esa confianza que históricamente han tenido. Ya he hablado previamente, de la percepción de semidioses que una parte de la población tiene de los médicos, sin embargo, también me gustaría poder conseguir cambiar esa visión. Que el médico deje de ser una persona “superior” y pase a ser alguien semejante a quien confiarle, lo que hace a las personas seguir en el mundo, su salud. Porque queramos o no, como médicos, debemos asumir la responsabilidad que cargamos sobre nuestros hombros desde el día que decidimos hacer de la Medicina nuestra forma de vida.

Ahora mismo, como estudiante de primero espero que nunca me ocurra como a tantos médicos que después de 20 años en la profesión están cansados de la Medicina y deciden dejarla. Espero tremendamente, que mi pasión por ayudar a los demás siga viva en mi hasta el día que no pueda seguir ejerciendo, que yo y mis compañeros de profesión logremos una Medicina más justa tanto para el paciente como para el médico, en la que ambos se sientan comprendidos y respetados. Este libro también me mueve a salir de mi zona de confort y no quedarme siempre anclada en mis ideas, contrastar opiniones y respetar todas las que no comparta. Como médico me va a tocar atender a pacientes muy distintos, que acudan a mi consulta exponiéndome un problema en base a sus creencias y yo deberé brindarles todo mi saber para que consigan superar su enfermedad de la mejor manera posible, respetando siempre su punto de vista en torno a la enfermedad.

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