Filósofo rey

Platón plantea la necesidad de que el Estado sea gobernado por el Rey Filósofo, quien puede conocer la idea del Bien y practicarlo ya que es el que está cualificado para gobernar. Pero antes de meternos en este tema, hay que explicar cuál era la sociedad ideal para este filósofo.

El objetivo de la política de Platón era el perfeccionamiento y la felicidad de todos los ciudadanos. Defendía que cada uno no se bastaba a sí mismo, por lo que necesitaba vivir en sociedad. Por eso, para conseguir un Estado perfecto, busca la ciudad justa. No obstante, ya que no todos los hombres están igualmente dotados, ni deben realizar las mismas funciones, cada uno tiene para aportar a esta sociedad perfecta algo diferente. Por ello, esta sociedad ideal estaba dividida en grupos según el modo en que cada uno de ellos debía satisfacer las distintas necesidades básicas: la función de los productores es crear los bienes (alimento, ropa…) que todos pueden necesitar; los guardianes se encargan de la seguridad, de mantener el orden y defender al grupo; por último, los gobernantes deben promulgar las leyes y establecer justicia. Dicho esto, hay que especificar que este régimen se basa en la aristocracia, aunque no de sangre como suele pasar en la historia, sino que era una aristocracia de la virtud y el saber.

Tras esta introducción al tema, nos adentramos en el concepto de Rey Filósofo. Esta figura aparece como consecuencia de dos puntos de vista fundamentales en la filosofía política de Platón: el autoritarismo y el intelectualismo. Platón hereda de Sócrates la idea según la cual no se puede hacer el bien si no se sabe lo que este es. Esto se puede ver en el mito de la caverna, en el que nos explica que solo quienes hayan conocido la idea de Bien podrán ser capaces de dirigir correctamente una sociedad. En su propuesta los ciudadanos deben educarse desde muy jóvenes en las distintas ciencias, en el esfuerzo físico y práctica de la virtud, y cuando hayan alcanzado la madurez (50 años) aquellos con mayor capacidad moral e intelectual deberán encargarse de las tareas de gobierno. De esta manera, el gobierno estará a cargo de aquellos que han accedido a la idea del Bien y la ciencia verdadera (filósofos) y no aquellos escogidos por el pueblo.

El filósofo, que es el especialista en la idea del Bien, es quien mejor capacitado está para dar unidad a la Ciudad. Para gobernar es necesaria la teoría del alma ya que tiene que haber una armonía entre la forma de ser del hombre, su alma y la actuación política. Este, quien no se pierde en el mundo  de las imágenes y las sombras de las cosas sensibles, ha superado todas las pruebas y, además, al haber sido educado como los soldados, no conoce el miedo que suele paralizar a los intelectuales. El deseo que tiene un filósofo de conocer supera al de poseer.

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