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IDENTIDAD SOCIAL, CULTURA GENERAL Y DISCIPLINAS PARTICIPATIVAS


Enviado por   •  11 de Septiembre de 2018  •  Apuntes  •  5.052 Palabras (21 Páginas)  •  535 Visitas

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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS[pic 1][pic 2]

(Universidad del Perú, DECANA DE AMERICA)

ESCUELA DE ESTUDIOS GENERALES

Área: Ciencias de la Salud

[pic 3]

CURSO:

IDENTIDAD SOCIAL, CULTURA GENERAL Y DISCIPLINAS PARTICIPATIVAS

SEGUNDA LECTURA

CONSTRUYENDO CIUDADANÍA EN EL PERÚ


Segunda lectura: Construyendo ciudadanía en el Perú[1]

¿Qué es la ciudadanía?

El antiguo concepto de "ciudadanía" se ha puesto de actualidad. Entre las múltiples razones que podrían explicar este hecho destaca la que sostiene que las sociedades modernas necesitan generar entre sus miembros un tipo de "identidad" en la que se reconozcan y les haga sentirse pertenecientes a ellas, porqué las sociedades contemporáneas muestran un déficit de adhesión por parte de los ciudadanos al conjunto de la comunidad, y sin ésta adhesión resulta imposible responder conjuntamente a los retos que a todos se plantean. En principio parece claro que el hecho de saberse y sentirse miembro de una comunidad puede motivar a los individuos a trabajar por ella.

El concepto de ciudadanía incorpora dos ideas clave: un aspecto racional, según el cual una sociedad debe ser justa para que sus miembros perciban su legitimidad, y un aspecto de sentimiento en tanto que la ciudadanía refuerza los lazos de pertenencia, de identidad. Parece pues, que la racionalidad de la justicia (derechos y deberes) y el sentimiento de pertenencia a una comunidad concreta deben ir unidos si queremos asegurar ciudadanos plenos y a la vez una democracia sostenible. La ciudadanía es una "relación política" entre un individuo y una comunidad política, en virtud de la cual es miembro de pleno derecho de esa comunidad y le debe lealtad mientras disfruta de ella. La ciudadanía supone un estatuto jurídico que atribuye un conjunto de derechos políticos, civiles y sociales a los sujetos que la disfrutan, ya sea por nacimiento o por la adquisición posterior de esta ciudadanía. Así, la ciudadanía permite ejecutar, al menos teóricamente, el conjunto de roles sociales que permiten a los "ciudadanos" intervenir en los asuntos públicos (votar o ser elegido, participar en organizaciones políticas y sociales, ejercer plenamente las libertades y los derechos reconocidos por la ley).

La ciudadanía se basa, por un lado, en un atributo que reconoce o concede el Estado. Por otro, parte del supuesto que los ciudadanos comparten unos valores y unas pautas de comportamiento que permiten la convivencia entre ellos y les dota de una identidad colectiva específica.

En la historia del pensamiento político existen, por lo menos, cuatro elementos claves que permiten clasificar las formas de construcción de ciudadanía. Esos elementos son 1. La naturaleza del individuo, 2. El papel del Estado, 3. La idea de la comunidad política y 4. La definición de los fines de la política.

Las diversas perspectivas que los hombres de pensamiento han asumido sobre ellos han dado origen al estatismo orgánico, al liberalismo pluralista y al marxismo. Estas diversas ideas, que surgieron en la cabeza de los filósofos, se transformaron luego en propuestas y en prácticas políticas que, a su vez, se convirtieron poco a poco en patrones generales de orientación de las personas en lo referente a los temas del estado y de la política, esto es devinieron en cultura política. La élites políticas se inspiran en esas ideas rutinizadas y los diversos  grupos sociales mismos se sienten a veces encarnados en ellas, sin que ni unos ni otros conozcan realmente sus fuentes originales. No lo saben, pero lo hacen.

El estatismo orgánico y el comunitarismo

Las ideas básicas del estatismo orgánico y el comunitarismo se han ido desarrollando a los largo de la historia desde Aristóteles hasta la filosofía social y política de la iglesia católica actual. Sostiene que el hombre por su naturaleza, sólo puede desarrollarse a plenitud dentro de una comunidad, por lo que la  prioridad está no en el individuo y el individualismo, sino en la comunidad El hombre no es, según Aristóteles ni bestia, ni dios para arreglárselas solo, y por eso tienen una propensión natural a la asociación. Sostiene que dado que la parte individual a menudo es animada por pasiones y deseos que no coinciden con el de otras partes, es esencial que en una ciudad haya una sola autoridad cuya tarea consista en velar por el bien del conjunto y mantener el orden y la unidad entre sus diversos componentes. La autoridad política es el elemento determinante de la ciudad. Una ciudad sin régimen es como un cuerpo sin alma si es que se puede hablar siquiera de ella, sólo de nombre es una ciudad. Para el estatismo orgánico, el Estado no es neutro, sino que tienen una finalidad moral. Esta consiste en la búsqueda del bien común que puede ser definido no sólo por la capacidad de acceder a ventajas y bienes materiales, sino también y principalmente por el logro de ciertos fines morales como la armonía la libertad, la paz, el orden, la vida buen o la virtud. La paz existe cuando cada parte de la comunidad se adapta a todo y funciona en él con razonable facilidad. La autoridad política es el gobierno de los hombres libres sobre los hombres libres y tienen como finalidad el bien de todos los ciudadanos que, a diferencia de los esclavos, existen para sí mismos. El fin que persigue el Estado no es distinto del fin del hombre sólo, pero dado que el hombre sólo depende de la ciudad o la comunidad para su cabal desarrollo, el fin de la ciudad adopta el carácter de un bien común, esto es, de un bien que es compartido por cada uno de los integrantes de la ciudad. La legitimidad del Estado es evaluada no por la representatividad que él tenga y lo que logre establecer entre los diversos intereses del grupo que integran la comunidad política, sino por el logro del bien común.

El liberalismo

La principal preocupación del liberalismo es el individuo. En lugar del bien común resaltan los interese individuales. Los liberales creen que se promueven los intereses del pueblo dejando que los individuos mismos escojan la vida que quieren seguir. En la formulación clásica, es la mano invisible del mercado la que produce la armonía de intereses de forma más eficiente qué el Estado. La consigna es dejar que la sociedad se autorregule sola, sin interferencias. El papel del Estado es mínimo, pero no está ausente. No es que la sociedad se autorregule prescindiendo del Estado, sino que el mecanismo del mercado asume un papel autorregulador solamente si el Estado provee neutralidad.

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