Identidad Social
Enviado por elterriblesebas • 13 de Junio de 2015 • 3.311 Palabras (14 Páginas) • 412 Visitas
ENSAYO
1. El presente trabajo es un escrito breve sobre la construcción de Identidad dentro de la etapa de la adolescencia. En él presento los principales factores que influyen para conformar una personalidad y cómo ésta se va generando dentro de un ser que está en constantes cambios. De igual manera se mencionan a los principales distractores que dirigen al adolescente a elegir rasgos y características para la creación de su identidad.
Consta de una pequeña introducción que da entrada al trabajo, un desarrollo donde se aborda las características del tema y una conclusión en la que retomo desde el punto de vista de la docencia la necesidad de considerar a los jóvenes desde sus diferentes perspectivas.
En la adolescencia, como es sabido por la mayoría de los seres humanos se viven grandes cambios tanto físicos como psicológicos, también es conocida como un periodo de transición por el universo de capacidades que se pueden desarrollar, en donde el joven necesita elegir adecuadamente entre un sin fin de posibilidades que tiene como opciones para su desarrollo; todo esto aunado a que en esta etapa las relaciones sociales representan un pilar importante en la vida de los estudiantes.
Por lo anterior el proceso de la adolescencia es crucial, ya que es aquí donde se sientan las bases para la formación de una identidad propia y única, ¿pero qué factores influyen en la formación de esta identidad?
En un primer momento los cambios producidos por la pubertad, puesto que estas transformaciones son primordialmente físicos y por ende son visibles en la mayoría de los casos, pero en ocasiones estos cambios no son los esperados (puesto que en la sociedad actual sobresalen estereotipos con facciones físicas muy finas) y generan descontento, malestar.
Hoy en día se observa que nuestros adolescentes están siendo consumidos y hasta nosotros mismos por la globalización. Giramos y vivimos en un mundo lleno de preocupaciones materiales y físicas dejando a un lado aquellas experiencias que no tienen precio económico pero que se desarrollan en todo el proceso de nuestra vida diaria.
La identidad, definida principalmente desde la Psicología, se comprende como aquel núcleo del cual se conforma el yo. Se trata de un núcleo fijo y coherente que junto a la razón le permiten al ser humano interactuar con otros individuos presentes en el medio.
2. La formación de la identidad es un proceso que comienza a configurarse a partir de ciertas condiciones propias de la persona, presentes desde el momento de su nacimiento, junto a ciertos hechos y experiencias básicas. A partir de lo anterior, la identidad se forma otorgándonos una imagen compleja sobre nosotros mismos, la que nos permite actuar en forma coherente según lo que pensamos.
Según algunos autores, la identidad se comporta como algo relativo, como un núcleo plástico capaz de modificarse a lo largo de la vida y el desarrollo, lo que permitiría al ser humano tener la capacidad de comportante de formas diferentes según el contexto en el que deba actuar.
Como es posible de intuir, el contexto sociocultural en el que el individuo se encuentra inserto es fundamental y decisivo en la formación de su identidad. Sin embargo, no se trata del único factor que la determina. La identidad humana se configura a partir de la interacción con el medio y el funcionamiento individual propio del sujeto, formándose entre ellos una tensión dinámica que guía la configuración de la identidad hacia una dirección determinada. Gracias a esto es posible que el ser humano sea capaz de notar, que más allá de lo que es, forma parte de un algo mayor fuera de sí mismo.
Como vemos, la formación de la identidad sólo se realiza en función de la interacción con el medio externo, ya que en una situación de aislamiento, las características individuales resultan absolutamente irrelevantes y transparentes. Es sólo en relación a la interacción con los otros significativos que las diferencias y características individuales adquieren valor y se comportan como un aporte para la interacción social.
La imagen que a lo largo de la vida se forma el hombre de su persona ha sido objeto de análisis en la investigación por parte de numerosos teóricos de la personalidad y la motivación. Este interés no es casual, sino que se fundamenta por la enorme importancia que tiene esta formación psicológica, en el proceso de regulación y autorregulación del comportamiento.
3. Abordado desde una síntesis, que consiste en reducir un texto, expresando con las mismas palabras del autor las ideas principales vinculándolas unas con otras, introduciendo palabras propias o apreciaciones personales, variando la secuencia sin perder la claridad expositiva. Las ideas secundarias serán incorporadas en tanto sean absolutamente necesarias para la coherencia del texto.
Entre los primeros estudiosos de este tema se encuentra William James, quien denominó “yo” a dicha formación, concibiendo su organización en distintos niveles jerárquicos; es decir, el “yo material”, el “yo social” y el “yo espiritual”. Este autor señaló el estrecho vínculo existente entre personalidad y autoconciencia, y asumió una posición esencialmente funcionalista. El papel del “yo” lo interpretó desde la perspectiva del proceso de adaptación del individuo al medio, obviando el análisis de sus características internas, propiamente psicológicas.
También la escuela psicoanalítica abordó este problema. Para Sigmund Freud el “yo” constituye un mediador entre las fuerzas contrapuestas del ello, el super-yo y la realidad. La principal función de esta instancia continúa siendo entendida de manera adaptativa pues el “yo” debe “manejar” las relaciones objetivos y estrategias orientadas a su auto perfeccionamiento.
Quisiera abordar la identidad desde una etapa de la vida en la cual nos encontramos con la formación de nuestra personalidad, estoy hablando de la adolescencia.
Alfredo Fierro. La personalidad no nace, se hace. Claro que hay en ella elementos que vienen dados, factores genéticos, que cabe colocar bajo la noción −ahora recuperada por la psicología− de “temperamento”. Pero mucho en ella es adquirido, aprendido: constituye el resultado de la experiencia y dentro de esto, en alguna medida, de la experiencia educativa.
La adolescencia constituye un momento especialmente destacado. Es un periodo todavía de acelerado ritmo en los cambios de la persona, de manera semejante a los primeros años de la infancia y en marcada correspondencia ahora con las transformaciones de maduración biológica y también de las demandas sociales que recaen sobre el adolescente. Se trata, pues, con más intensidad que en otros momentos de la
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