Limitación de análisis .Materialismo y creacionismo
Enviado por ramxel • 11 de Junio de 2019 • Ensayo • 3.065 Palabras (13 Páginas) • 158 Visitas
Instituto Técnico de Capacitaciones de El Salvador INTECAP[pic 1]
Asignatura: Filosofía
Temas: -Limitación de análisis
-Materialismo y creacionismo
Estudiante: Mario Alexander Huajaca Ramos
Docente: Ana Cuellar
Fecha de entrega: 11/marzo/2019
Nota:
Contenido
Introducción: 3
TEMA 6: LIMITACION DE ANALISIS 4
TEMA 7: MATERIALISMO Y CREACIONISMO. 7
Materialismo: 7
Materialismo en la actualidad: 8
Creacionismo: 9
Creacionismo clásico 9
Posición de la Iglesia católica ante el creacionismo 9
Anexos 11
Criterios a evaluar 12
Introducción:
En el siguiente trabajo se han analizado los temas limitación de análisis, materialismo y creacionismo que estos temas provienen de la filosofía
La limitación del análisis es explicado como el pensamiento analítico, esto da la razón a la persuasión. El análisis no es algo que la filosofía puede limitar en el cuerpo del trabajo podemos observar la limitación analítica más detallada junto a otros conceptos referentes.
También se tocara el tema materialismo y creacionismo dos teorías que son completamente diferentes, pero se necesitan para el conocimiento de ambas.
Por su parte el creacionismo dice que todo fue creado por Dios de la nada, y nos sumerge en un mundo de fe. En cambio el materialismo es más físico, tangible y que no eleva al ser humano.
TEMA 6: LIMITACION DE ANALISIS
Si la realidad solo fuera un agregado material de partes, el análisis sería la única forma correcta de pensar. Hay ideas que se resisten al análisis y resultan incomprensibles Que sucede con el ser Personal. Si la persona fuera una reunión de elementos, si el ser personal resultara de una cierta síntesis de piezas impersonales, la persona no sería más que un agregado impersonal. Hay que reconocer la limitación del método analítico, y que no es el único, ni el más apto para las realidades de superior categoría
En sentido estricto, la filosofía analítica es una corriente filosófica surgida a finales del siglo XIX en Europa y oreció durante gran parte del siglo XX en varias partes del mundo (incluso México, a donde llegó a mediados de siglo. cf. Hurtado 2007). Se caracterizó por la adopción del análisis conceptual apriori como método filosófico, es decir, por considerar que muchos, si no todos, los problemas centrales de la filosofía podrían resolverse a través de la reflexión racional, rigurosa y sistemática sobre las condiciones correctas de aplicación de los conceptos. Por ejemplo, para la filosofía analítica, los problemas de la teoría del conocimiento estarían resueltos si supiéramos exactamente qué distingue el que creamos algo de que lo sepamos; y la mejor manera de saber esto es sistematizando nuestras intuiciones sobre cuándo y cómo usamos conceptos como el de creencia, conocimiento, Razón, verdad, Entre otros. (lo cual se puede estudiar poniendo atención a cómo usamos palabras como los verbos “creer” y “saber”, los adjetivos “racional”, “verdadero” y similares). Una de las razones principales por las cuales el análisis conceptual adquirió un lugar tan central dentro de la filosofía del siglo XX fue porque algunos filósofos pensaron que éste sería un método filosófico ideal. En algunos casos llegó a pensarse que este tipo de análisis era el único método filosófico genuino. La historia de cómo el análisis conceptual llegó a posicionarse en el centro de la discusión meta-filosófica del siglo pasado es harto interesante. El análisis conceptual apareció en la historia de la filosofía occidental justo en el momento indicado. A finales del siglo XIX, las ciencias naturales habían avanzado a tal grado que algunos filósofos temían ser desplazados por la nueva ciencia. El mundo, la mente y el lenguaje dejaron de ser una provincia casi exclusiva del filósofo para convertirse en territorios en disputa. No nos debe sorprender por lo tanto, que algunos filósofos hayan pensado que era necesario demostrar que las verdades de la filosofía eran tan genuinas y objetivas como las de la ciencia, pero que a diferencia de ellas, no eran ni empíricas ni naturales. Así, los filósofos podrían seguir dedicándose a su investigación, sin caer en la superchería ni entrar en competencia con las ciencias naturales (una competencia que ellos parecían estar destinados a perder). Sostener que las teorías filosóficas eran el resultado de un método apriori de análisis conceptual (por ello, llamadas Analíticas) parecía resolver el problema. En la concepción tradicional de análisis conceptual, las verdades analíticas no eran empíricas como las de la ciencia natural, sino apriori. Además, también eran consideradas como necesarias, por lo que tampoco podían entrar en contradicción con ellas. De esta manera, el análisis conceptual apriori no podía producir resultados que pudieran cuestionarse en el tribunal de la ciencia empírica. Por supuesto, hay otras maneras de encontrar un espacio para la filosofía sin entrar en competencia con la ciencia natural. Basta, por ejemplo, concebir a la filosofía como una ciencia natural más. Si la filosofía es una disciplina a la par del resto de las ciencias naturales, entonces no necesita una fundamentación especial. Una tercera estrategia es deshacerse de la idea de que la finalidad de la filosofía es producir algún tipo de conocimiento objetivo. De ahí que durante el siglo XX, se perfilaran tres concepciones distintas del quehacer y método filosóficos, que correspondían a las tres estrategias antes mencionadas. Por un lado, la filosofía analítica se basaba en la concepción del párrafo anterior, donde el papel de la filosofía era descubrir verdades analíticas mediante el análisis conceptual. Por otro lado, a mediados del siglo XX surgió en los Estados Unidos el naturalismo que concebía a la filosofía como una ciencia natural más. En vez de buscar un método (como el análisis conceptual) y un tipo de verdades especiales propias de la filosofía (como las verdades analíticas de la filosofía analítica), la estrategia naturalista era apropiarse de los métodos comunes de la ciencia natural para resolver los problemas filosóficos. Finalmente, como un desarrollo de lo que se llamó la “escuela de la sospecha” del cambio de siglo (Freud, Marx y Nietzsche), se desarrollaron una serie de escuelas filosóficas que compartían el rechazo al ideal del conocimiento objetivo encarnado en la ciencia natural. Para estas escuelas filosóficas como:
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