Recuerdos de Sócrates
Enviado por Nathanael Peralta Luis • 22 de Noviembre de 2017 • Informe • 882 Palabras (4 Páginas) • 290 Visitas
Recuerdos de Sócrates
Autor: Jenofonte
Divinidad:
Sócrates creía que los dioses lo saben todo, lo que se dice, lo que se hace, y lo que se debate en secreto, que están presentes en todas partes y que dan señales a los hombres en todos los problemas humanos, por eso tanto en público como en privado hay que evitar las acciones impías, injustas y vergonzosas (I, 4, 19-20). El mismo Sócrates era un ejemplo de ello. Según Jenofonte nadie vio nunca ni oyó a su maestro hacer o decir nada impío o ilícito (I, 1, 11). Así mismo, practicaba la adivinación y estaba en contacto con las actividades religiosas de la época. Era directo en sus profecías y alentaba a sus seguidores a confiar de ellas pero que no sean el todo de su vida (I, 1, 2-4 y IV, 3, 2).
Prudencia:
Las bases para la prudencia eran la disciplina y la moderación. Jamás descuidó su cuerpo, reprobaba comer en demasía, no era afectado ni presumido en su vestimenta ni en su calzado, ni en su régimen de vida en general, nunca fomentó la codicia en sus alumnos (I, 2, 4-5). En algún momento, Antifonte llama a Sócrates un profesor de miseria (I, 6, 3) y en respuesta, que entre cuyos argumentos destaca que no necesitar nada es algo divino, y necesitar lo menos posible equivale a estar muy cerca de la divinidad (I, 6, 5-10).
Acerca de los placeres sexuales, recomendaba abstenerse de las personas bellas, porque suelen crear adicción (I, 3, 8 y 14). Sin embargo consideraba que la belleza, en tanto no conduzca al desvío, era algo digno de admirar y que se solía enamora de la virtud que esto significaba (IV, 1, 2).
Por otra parte, Censuraba la ociosidad y la negligencia, sostenía que gracias al trabajo y a la diligencia los hombres aprenden lo que les conviene, recuerdan lo que aprenden, se mantienen sanos y fuertes, adquieren y conservan lo que les es útil (II, 7, 7). Desde su punto de vista, debido a que los seres humanos se ocupan de cosas útiles son más sensatos y justos (II, 7, 8); es decir, más prudentes.
Familia:
Sócrates incluía a la gratitud entre las principales características del hombre virtuoso (II, 10, 3). Para este sabio, la ingratitud es equivalente a la injusticia (II, 2, 2-3), desde esta perspectiva el no cuidar a los padres también denotaba un acto que además de ingrato resultaba injusto, por ello era tan penado entre los atenienses, al grado de que se castigaba con la atimía (II, 2, 13-14), que es la privación total o parcial de los derechos cívicos de los antiguos griegos. En su opinión, una persona ingrata no puede ser un buen amigo (IV, 4, 24).
Amistad:
Valoraba mucho tener buenos amigos (I, 6, 14; II, 4; II, 5; II, 6 y II, 9 y 10). Sócrates consideraba a la amistad como el don más preciado, por ello, en vez de verla con desdén, hay que cultivarla (I, 2, 7-8 y 14; II, 4, 5-7). A parte de un buen amigo, no hay nadie tan útil, nadie tan leal y constante, benéfico en todos los sentidos (II, 4, 6 y I, 2, 7).En primer lugar procuraba elevar moralmente a sus amistades (I, 2, 3), pero no sólo le interesaba contar con buenos amigos, sino, incluso, presentarlos entre sí para que juntos se esforzaran por llegar a ser virtuosos (I, 6, 14 y II, 4-6). Dentro de sus reflexiones sobresale que “para adquirir amigos buenos, ha de ser bueno también uno mismo” (II, 6, 8-15 y II, 6, 14). En otra parte añade que únicamente mediante regalos se puede ganar uno a los hombres ruines, mientras a los varones bellos y buenos, basta con tratarlos de manera amigable (II, 3, 16).
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