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Relación entre actividad física y depresión en la población

tesa3 llTrabajo14 de Agosto de 2018

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Relación entre actividad física y depresión en la población

Universidad Andrés Bello

Profesor: Fabián Peréz, Asignatura: Razonamiento científico

RESUMEN[pic 1]

La depresión, que afecta más o menos a un 10% de la población, puede ser muy duradera y debilitante. Además se estima que entre el 80% y el 90% de las personas con depresión responden bien al tratamiento y casi todos los pacientes obtienen alivio de sus síntomas con el tratamiento combinado con el ejercicio.

La actividad física actúa como efecto protector de padecer depresión o como atenuante de síntomas depresivos, lo que se desarrolla a través de variados artículos científicos que demuestran la veracidad de esta hipótesis, pero con un cierto grado de recomendaciones.

Los resultados de los estudios muestran una relación inversa entre práctica de actividad física y probabilidad de presentar síntomas depresivos o capacidad de la misma para atenuar dichos síntomas en personas deprimidas.


  1. INTRODUCCIÓN

  1. Problematización

Se estima que la depresión afecta a más de 340 millones de personas en todo el mundo, es caracterizada por la presencia de signos y síntomas que afectan gravemente al estado de ánimo y a la actividad diaria, participando en el tratamiento profesionales como médicos generales, psicólogos y psiquiatras, y empleándose a menudo medicación antidepresiva.

La depresión es una enfermedad común en el envejecimiento de la población y la probabilidad de padecer esta enfermedad psicológica es de dos a tres veces mayor en pacientes con enfermedades crónicas, tales como problemas cardiovasculares, diabetes, obesidad, entre otras. Muchos estudios transversales han demostrado que los pacientes deprimidos son más sedentarios, por lo que se relaciona con la actividad física.

En suma, la depresión se acompaña de alta morbilidad, altos costos socioeconómicos y secuelas, tanto en las personas que la padecen como en sus familias o en el ambiente que los rodea.

A partir de lo anterior, este estudio se planteó el siguiente interrogante: ¿Cuál es el efecto de las intervenciones con diferentes tipos de ejercicio físico en la depresión respecto a otras terapias?


  1. Hipótesis

La relación entre la actividad física y la depresión en general presenta un carácter bidireccional, por un lado la enfermedad puede conducir directamente a la disminución de la práctica de actividad física o deportiva, debido a la baja motivación y energía que presentan estos sujetos afectados y por otro lado, la disminución de ejercicio puede ser un factor de riesgo para padecer depresión. Una forma de limitar este tipo de dificultades es prescribiendo al ejercicio que se ajuste a cada individuo de forma específica, estableciendo metas realistas y alcanzables, discutiendo los beneficios del tratamiento y extrapolando éstos a la mejoría sintomática esperada. Finalmente, se sugiere que las actividades variadas de ejercicio físico como factor potenciador a la baja de depresión.

  1. Objetivo General

Este artículo científico busca conocer y evaluar la literatura existente sobre la asociación entre ejercicio y/o actividad física con la prevalencia e incidencia en el trastorno de depresión. De la misma manera, también se pretende estudiar como el ejercicio (entrenamiento) puede resultar eficiente en el tratamiento de la depresión.

  1. Objetivos Específicos

  • Analizar efectos diferenciales dependiendo de la edad del sujeto. En adolescentes y en adultos principalmente.
  • Investigar tipos de ejercicios claves para reducir y/o prevenir la depresión en guías de prácticas clínicas, experimentos o revisiones de literatura
  • Recopilar la información para poder visualizar los artículos y facilitar el análisis de la hipótesis.

  1. DESARROLLO

Los profesionales de la salud consideran el ejercicio como una referencia para ayudar a prevenir ciertas enfermedades, controlar el peso, contribuir al bienestar, etc. También, son varios los artículos que relatan de otro beneficio: que los diferentes tipos de actividad física podrían ayudar a disminuir los síntomas depresivos. En un estudio de 2007 investigadores de la Universidad de Duke aseguraron que caminar y correr un par de veces a la semana, en general, es tan efectivo como los antidepresivos a la hora de reducir los indicios de la depresión.

Es reconocido por todos que la actividad física aumenta los niveles de endorfinas (sensación de bienestar), en base a esto, los científicos sugieren que la actividad física puede alterar la química del cerebro y, por lo tanto, funcionar como un verdadero fármaco antidepresivo. Un trabajo reciente en ratones encontró que aquellos animales que corrieron voluntariamente en unas ruedas presentaban una mayor cantidad de las células cerebrales productoras del neurotransmisor GABA (asociado con sentimientos de calma) que aquellos que prefirieron holgazanear.

Por otra parte, según Mayo Clinic, estar en forma también puede ayudarnos a obtener la confianza necesaria, distraernos de preocupaciones, adquirir más interacción social y optar por un estilo de vida saludable para combatir la depresión. Y la investigación sugiere que este efecto no es sólo temporal, es decir, que el ejercicio podría ayudar a disminuir los síntomas para siempre.

Teniendo en cuenta que, la población mayor aumenta de forma exponencial en nuestro país y que la prevalencia de trastornos depresivos en este grupo etario puede ser tan alto como del 40% en pacientes hospitalizados o en hogares geriátricos y del 30% en escenarios comunitarios, es necesario analizar hacia este grupo poblacional.


  • Ejercicio y depresión en adultos mayores y adolescentes

El ejercicio como tratamiento para la depresión en adultos mayores ha demostrado mejorías sintomáticas y de la calidad de vida, y un aumento de la red de apoyo y de la autoeficacia. Estos efectos benéficos del ejercicio en ancianos fueron corroborados por una revisión de la literatura realizada por (Villegas, 2010), en la cual se describe que los beneficios fueron mayores en los estudios que evaluaron población deprimida frente a población general.

Además, los adultos mayores con trastornos depresivos se encuentran por debajo de la cantidad de actividad física que deberían realizar (sólo el 30% de los individuos mayores de 65 años y el 12% de los mayores de 75 años tienen actividad física recomendada para su edad).

Diferentes razones hacen pensar en el ejercicio como un tratamiento útil para los trastornos depresivos, pero una de las más importantes es el tratamiento conjunto de co-morbilidades médicas, íntimamente ligadas a la depresión. De forma consistente, la depresión es un factor de riesgo independiente para la enfermedad cardiovascular. El participar en actividades aeróbicas de forma regular, durante la rehabilitación cardiovascular post infarto, está asociado con una disminución del 25% de la mortalidad a tres años.

Investigaciones en osteoartrosis, una patología común en este rango etario, en la cual hasta el 50% de los adultos puede sufrir síntomas depresivos y ansiosos, han demostrado que la realización de ejercicio, enfocado en mejorar la propiocepción y la fuerza muscular, disminuye el dolor, mejora la movilidad y reduce la sintomatología depresiva.

Por otro lado, se ha calculado que entre el 20% y el 40% de los adultos mayores presenta insomnio. Estas cifras se incrementan al hablar de pacientes deprimidos, pues son bien conocidos los efectos del patrón de sueño en los síntomas depresivos. La implementación de actividad física regular contribuye a la mejoría sintomática de las alteraciones del patrón de sueño y el resultado se ve indirectamente en el trastorno depresivo.

En general, la actividad física es bien tolerada, siempre y cuando sea dirigida por un experto. Las contraindicaciones para la realización de ejercicio en adultos mayores incluyen: arritmias


no controladas, bloqueo cardiaco de tercer grado, presión sistólica mayor a 200 mm Hg o diastólica mayor a 100 mm Hg, cambio de la presión arterial, falla cardiaca aguda con disnea de reposo, angina inestable, infarto agudo de miocardio reciente y estenosis aórtica crítica, entre otros.

Con respecto a los adolescentes, primero que todo es importante tener en cuenta las peculiaridades y problemáticas evolutivas propias de dicha etapa que podrían actuar como factores de vulnerabilidad (embarazos no deseados, consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas, presión grupal y académica, conflictos intrafamiliares, carencias afectivas y económicas, y ausencia de patrones de autoridad en la familia). La aparición de síntomas de depresión entre los jóvenes resulta clave la presencia a estas edades de una serie de factores estresantes del ámbito relacional y académico.

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