Sobre la Afectividad

Sobre la Afectividad

Desde antes de la revolución, se es libre: libre para una percepción que la individualiza, libre para el reconocimiento de esos rostros singulares y de todo el trabajo que finalmente le dará su estatuto de objeto. Esto lo dice Michael Foucault en su libro Historia de la locura, en la época clásica, Pero ¿Qué es sino la afectividad una especie de locura? El loco en finales de la edad media toma el papel de crítico de la sociedad y moral, la denuncia de la locura llega a ser la forma general de la crítica, este ocupa el lugar de poseedor de la verdad. La locura arrastra a los hombres, cegándolos, esto, relacionado con la afectividad, son los tantos discursos que se dieron en el banquete al que Sócrates asiste, el Eros, como la locura, ciega al hombre del mundo de las virtudes, no llega a una “penetración de la persona, donde la corporeidad del amado no importa” como Viktor E. Frankl reflexiona, esta afectividad se queda en una búsqueda de lo que no se tiene, una donde como el demonio Eros, hambriento de lo que más carece, hermosura y caridad.

Sin embargo, no es la única afectividad, tal como la locura y el mar, el alma y la barquilla, las segundas es donde se desarrolla la afectividad, donde en el gran rio de mil brazos, en el mar de mil caminos, hay uno donde la afectividad es espiritual, tal como el amor de Tetis a su hijo Aquiles. Familia, una relación afectiva donde existe una Philia. En la familia, existen expresiones conductuales de búsqueda afectiva, propias de un niño al que le han impreso un apego seguro, cualquier apego de un <> inhibe la agresividad de los adultos, aquí se supera la atención por el cuerpo, la afectividad es guiada por emociones, estas pueden surgir por caricias o abrazos, Freud llamo esto “zonas erógenas”, o por la apreciación de conductas, del mundo de virtudes, la afectividad tanto de los padres como del hijo, es una apreciación espiritual, estas son guiadas por las reacciones emocionales, que parecen en muchas ocasiones estar antes de la razón y reflexión, esto es como después señalo Konrad Lorenz sería una “impregnación irreversible” donde seguiríamos a lo primero que veamos lo convertiremos en nuestro objeto de nuestra fijación, atención, encadenándonos, y a nuestra afectividad a un único objeto, para esto, la afectividad deja de ser Eros o Philia, y ser, una locura.    

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