Vida y muerte, los antonimos subjetivos

Universidad de Guadalajara
Preparatoria No. 5

Ensayo:

Vida y muerte, los antónimos subjetivos.

Hecho por:

Isaac de Jesús Robles Lomeli

25/03/2019
Identidad y filosofía
5-D T/M
Constantino Rocha Parra

La vida es considerada el lapso de tiempo donde tú, persona, puedes desarrollarte y tener una serie de experiencias que te representarán mientras vivas y hasta después que mueras. En este lapso las personas buscan ser recordadas después de morir y disfrutar lo máximo de esta oportunidad de conciencia que tenemos ahora, porque no sabemos del después. Cada quien trata de vivir su vida a su manera, a su ritmo, dándole cada quien su valor y claro, también el resultado es diferente.

Es inevitable no pensar en la muerte, y no solo me refiero a cuando el cuerpo pasa a ser materia muerta, me refiero a pensar en lo que hay después de la oscuridad, si es que hay después. Cada cultura le da un significado diferente a la muerte, buscan su propia forma de inmortalizar de alguna manera a la persona fallecida y de darle un valor, para saber que vivir no es en vano

Quiero expresar mi opinión sobre dos antónimos muy presentes, vida y muerte, sobre el sentido que pueden tomar estos en la vida de una u otra persona, con la intención de mostrar el valor subjetivo que estos tienen.

Es pertinente dar una introducción, formulando diferentes preguntas que me hice al escribir este ensayo para que comprenderlo sea más fácil. Será recurrente la mención de la muerte y algunos de los sentidos que se le puede dar. Por último, voy a dar mi opinión acerca de este tema y algunos consejos que daría si en el futuro me preguntaran acerca del mismo.

La vida, ¿placentera o tediosa?, ¿fácil o difícil?, ¿Escrita o por escribir? Estas son algunas de las preguntas que se me vienen a la mente tratando de ver los polos opuestos. Tal vez para mí es una opción y para alguien más es otra, todo puede ser tan subjetivo como queramos. En este caso, partamos de un punto medio donde podamos opinar de ambos lados.

Supongamos que no hay un destino, que todo lo que hagamos se integrará a la serie de sucesos que provocarán otros, que las consecuencias estarán presentes, pero no siempre tomando un papel negativo. Se empieza por nacer, se crece un poco (tres o cinco años) hasta llegar a donde la felicidad está más que presente gracias a la inocencia (o ignorancia, según como se quiera ver). A los doce o trece años, el individuo entra a la secundaria, un mundo de cambios donde la madurez aumenta mientras que se van plantando semillas de ideas que posteriormente se sabrá si dieron fruto. En la preparatoria, a la persona se le presiona por madurar, se le empieza a tratar como adulto, se le dan responsabilidades, piensa en que quiere hacer de su vida y en si todo lo que está haciendo vale la pena. Para algunas personas es un sí, porque saben lo que quieren, o tienen al menos una idea una idea. También sufren, pero saben cómo sobrellevarlo hasta terminar haciendo algo bien. Pero existe otro equipo, almas que viven en el bajo mundo, donde la felicidad es escasa y la poca que hay la demeritan ellos mismos, y otra persona ayuda a enterrarla otro metro y medio más de profundidad. Todo es tan diferente, vulnerable. Para lo que algunos es el temor, para otros ed el medio de salida, donde ellos saben que no hay peor sensación que la soledad en la mente y que tal vez lo que hacen no tiene ni siquiera una buena conclusión; “La vida es mi tortura y la muerte será mi descanso.“ (Shakespeare, 1597)

Cuando uno es adulto puede tomar dos opciones, la típica de la sociedad; te gradúas de la universidad, trabajas, te casas y tienes hijos o trabajas para ti y disfrutas de tu tiempo y dinero. Ambas tienen algo en común, ambas llegarán en el punto donde reflexionaran sobre lo hecho en el camino. El primero podrá sentirse satisfecho con lo que logró, formando una vida, o termina divorciándose y arrepintiéndose que no vivió lo suficiente para él. La segunda persona podrá sentirse bien, pues hizo todo lo que quiso, pero, ¿ahora qué? Y podría sentiré vacío. Todo depende de la persona.

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