Abelardo Y Eloísa
Enviado por ArmBolena • 26 de Octubre de 2012 • 1.260 Palabras (6 Páginas) • 650 Visitas
Pedro Abelardo vivió en la edad media; nació en la península de Bretaña (Francia) en el año 1079 y tuvo los mejores maestros de su tiempo. Eran los tiempos que ya anunciaban un cambio sustancial en la Iglesia y en la sociedad de la época y de Europa: tras la llamada edad de las tinieblas, llegaba una era de grandes ideales, entre los que sobresalía el deseo del conocimiento y por todos los reinos y claustros de los países europeos, en aquel entonces en formación, cundían los maestros y profesores de diferentes disciplinas al tiempo que iban surgiendo las Universidades. Abelardo destaca entonces por su inteligencia que lo llevaba a comprender sistemáticamente cuanto le iban enseñando. Luego, el mismo buscaba más respuestas e informaciones sobre lo aprendido.
En ese tiempo no faltaron maestros de dudosa sabiduría que aprovechando la ignorancia general y el deseo de aprender, iban de lugar en lugar enseñando y dando clases poco sustanciosas o aderezadas con sus propias ideas, no muy brillantes, exigiendo a cambio elevadas recompensas y muchas distinciones. Por su lado Abelardo, tuvo siempre en su contra su infinito amor por el conocimiento verdadero y su natural desenfado en decir verdades que incomodaban a muchos.
Mediante su natural inteligencia y la abundante ciencia adquirida, Abelardo fue chocando contra los maestros de su tiempo a los que descubría y denunciaba como charlatanes ignorantes que solamente se enriquecían a costa de la mayor ignorancia de los demás. Pronto Abelardo estuvo rodeado de gente predispuesta en su contra y lo peor es que é jamás se dio cuenta de la mala voluntad que levantaba. Y es que una falta grave en el carácter de Abelardo fue siempre su desmedido orgullo y su vanidad intelectual que le granjeaba muchos enemigos.
Era costumbre de la época que los maestros viajaran impartiendo su cátedra; incluso la libertad de enseñar donde gustara era un derecho rigurosamente ganado y ejercido. Abelardo pasó del norte de Francia hacia París donde conoció a Fulberto, un canónigo de NotreDame que estaba interesado en que su bellísima sobrina Eloísa tuviera una sólida formación teológica. Abelardo se entrego gustoso a la tarea de formarla y aquí se dio una de las más extrañas pasiones que registra la historia del amor humano.
Eloísa quedó enamorada de Abelardo, pero más que de su presencia aunque no era mal parecido, gustó de su talento. Por otra parte, la propia Eloísa parecía recrearse en seducir al intelectual y ella misma buscaba hacer de sus relaciones algo tan pecaminosas como prohibidas, encontrando el encanto de su pasión en que estaban haciendo algo que no debería haber sido. Cuando se entrego por primera vez Eloísa a Abelardo, busco excitarlo con su progresiva desnudes y luego, ya en el lecho, procuro enfatizar mucho la pérdida de su virginidad. No tardo ella en quedar embarazada y dio a luz a un hijo, lo llamaron Astrolabio en honor al más interesante aparato de precisión inventado en aquel entonces.
Desde luego que el tío de Eloísa, el canónigo Fulberto esta enfurecido. Pero admiraba el talento de de Abelardo y le propuso tan solo que se casaran y así sus faltas quedarían compensadas. El paroxismo de Eloísa impidió este acuerdo. Era la época en que los papas como Gregorio VII buscaban restaurar el natural respeto del clero y el mismo pueblo los apoyaba: muchos clérigos eran casados y se les persiguió por ello, sus esposas fueron casadas como meretrices. Abelardo poseía ordenes menores y su vida eclesiástica estaba por terminar si se casaba. Eloísa sopeso esta posibilidad y se negó al matrimonio ya que la carrera de Abelardo se vería menguada y lo que ella mas admiraba en él su talento, no alcanzaría mayor relieve. Por otra parte, empeñada siempre en que sus amores prohibidos. Eloísa insistía en que volverse esposa
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