Acto humano
Enviado por David Merino • 24 de Abril de 2023 • Ensayo • 2.017 Palabras (9 Páginas) • 122 Visitas
Desde el inicio de nuestra vida, la conducta humana ha sido objeto de estudio para poder crear normas que la limiten y así poder de esta manera tener una mejor convivencia, es importante destacar que el estudio de la conducta es una de las tres ramas generales de la filosofía, sin embargo, la ética también se aborda desde el punto de vista de la teoría y sobre todo de la ciencia, esto se debe a que se busca explicar con mayor detalle el modelo metodológico de las conductas y sobre todo los comportamientos que sólo la ciencia puede explicar.
Ciertamente la sociedad como un sistema se encuentra afectado en sus principales puntos que lo conforman que son el biológico, económico, cultural y político.
Los actos humanos, son considerados como una reflexión del hombre, es decir todo lo que el ser humano es capaz de realizar a través de su conocimiento y sobre todo su voluntad.
En este proceso actúa como entendimiento, que es cuando se conoce la existencia de algo, y procede la voluntad que se encarga de buscar o rechazar la existencia de él mismo. En estos casos el ser humano es responsable de las acciones, obras o decisiones que realice precisamente en el acto humano, es en donde se presenta un juicio sobre la bondad o maldad de los actos morales que tiene cada uno de nosotros.
El ser humano se distingue por encima de las otras especies porque posee inteligencia y lo más importante que es la voluntad en la que se es capaz de tomar decisión antes otras personas, cosas o situaciones.
Son las acciones cotidianas que realiza el ser humano las que se dan el significado del acto humano. El pensar y el razonar son los actos propios del hombre y se encuentran ligados a voluntad la que está establecida por su conocimiento moral.
Los valores para la vida nos llevan a reflexionar sobre la manera en la que nos desenvolvemos en nuestro entorno.
Los valores son cualidades que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra formación como personas y sobre todo como parte de un grupo social. Son importantes por lo que significan y por lo que llegan a representar, porque son actitudes y sentimientos que van de acuerdo con nuestras creencias y más con los pensamientos ya que son la fuente más importante de satisfacción y plenitud.
El estudio de los valores nos lleva a recapacitar nuestra forma de actuar en los diferentes momentos que se presenten en nuestra vida ya sea personal, de relación o profesional, así es como debemos identificar en todo momento la utilidad y la presencia de los valores como parte de la vida de cada persona, pero, sobre todo, desde una propia manifestación ante la sociedad que nos rodea.
La existencia de valores se hace evidente a partir del hecho de que tenemos una preferencia. El que algunos valores sean totalmente subjetivos representa la abuso de algunas de esas preferencias. Un valor puede ser causa de nuestros prejuicios peculiares, de nuestra condición psicológica o de nuestros gustos y caprichos arbitrarios. Pueden llegar a ser subjetivos tanto los valores sociales como los personales.
En la actualidad se entiende que los valores son bienes preciados, creencias, propiedades de cosas o cualidades de personas, deseos o anhelos conscientes y efectivos que guían el comportamiento interno de cada persona, pero que toman sentido cuando se externalizan en la convivencia con otras personas en un entorno más social.
Los valores se aprenden y se internalizan por lo que se observa y capta en los espacios en que vive el individuo, familia, barrio, escuela, trabajo, incluso en los lugares que se frecuenta, la lista de valores puede ser muy amplia, puesto que el hombre es diversificado y podría seguir distintos caminos en su expansión y crecimiento. La importancia de los valores varía de persona a persona, de sociedad a sociedad y de generación a generación.
La historia del acto humano libre, nos revela una pugna por imponer a los órdenes sensible apetito e inteligible noético un tercer orden, o sea el de la voluntad.
Anquín, N. D. (1990). Contribución a la descripción del acto humano libre. Cuyo. Vol. 7, 1990. Mendoza, Argentina: Red Universidad Nacional de Cuyo. Página 3
La inteligencia humana tiende natural y constitutiva mente a comprender la forma de la realidad, es decir, la esencia formal de las cosas.
Aquí entra un poco más la relación de la inteligencia y los sentidos, tienen un fondo común ontológico en cuanto ambos son productos del proceso de generación y corrupción, y se asocian en el compuesto humano: ambos son entes del Ser o pertenecen al género de los entes del ser cuya universalidad nos comprehende sin excepción. En consecuencia, su oposición en cuanto la inteligencia tiende a la inteligibilidad y el apetito o sentidos a la materialidad, no significa, ni puede significar una contrariedad, o sea una oposición que excluya a uno del otro, como decimos, no hay contrariedad entre inteligencia y apetito como manifestación del cuerpo material, sino simple oposición de contradicción, habrá entre ambos una razón de unidad que si no existiera no motivaría que el ser humano se constituyera o intentara constituirse o que jamás encontraría su propia razón.
Los hechos humanos son más un apetito puro, pero no están en la mira de nuestra consideración ética que solamente tiene en cuenta los actos libres o sea informados de inteligibilidad o de conocimiento. Los hechos se pueden transformar en actos humanos, porque lo inteligible es esencial al hombre. O sea que un acto sin inteligibilidad es un hecho, por donde llegan a la comprobación de que acaso puede haber actos humanos sin información y que en cuanto tales no lograrán el carácter de apetitos humanos o de apetitos a secas, aunque fueren hechos humanos.
Se trata más de un análisis de la relación al acto ético, en el que está en juego nuestro principio de Libertad. La voluntad no es una facultad sino una relación de inteligencia y nuestro apetito. Porque si este fuese una facultad estaría en el compuesto humano y dañaría gravemente la función de nuestra inteligencia, arrogándose la administración de los actos libres y la dirección de los apetitos.
La falsa facultad que es la voluntad, ha creado el falso problema de la libertad: la voluntad se arroga un orden formal propio y lo denomina libertad. Y naturalmente pretende justiciarlo y para ello no cuenta con más elementos que la inteligencia y los sentidos e inventa como propio la decisión. Pero la decisión requiere la voluntad, y entonces se cae en un círculo vicioso: la voluntad es la facultad de decisión, y la decisión es la voluntad en su esencia. Pero en la voluntad es la decisión, esto quiere decir que una decisión no es conocimiento, no será decisión y entonces parece que hacer lo que sea es la inteligibilidad del acto voluntario que da sentido al movimiento apetitivo o que lo satura de inteligibilidad dirigiéndolo hacia el bien. Por un defecto de información inteligible, la orientación puede ser errada, no es necesariamente conveniente, pues la información inteligible está sujeta a la contingencia y no a la necesidad.
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