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Aflatoxinas


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2012  •  511 Palabras (3 Páginas)  •  427 Visitas

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Introducción

Organizar encuentros sociales se ha vuelto algo muy variable en la era de los teléfonos celulares, el correo electrónico y las redes sociales. La gente evita hacer planes fijos cuando sabe que puede pensárselo un poco mejor antes de la próxima llamada, actualización o “tweet” (mensaje en la red social Twitter). ¿Pero se trata de un triunfo de la independencia o una nueva forma de excesiva honestidad social?

El tema es objeto de debate actualmente. Las nuevas tecnologías, como los smartphones y Facebook, parecen haber convertido los planes en algo del pasado, y las costumbres están cambiando para adaptarse a la nueva realidad.

Las generaciones mayores no están cómodas con esta nueva forma de relacionarse. La escritora Meike Winnemuth, de 49 años, se quejaba hace poco en el periódico Suddeutsche Zeitung: “Es mejor hablar con vaguedad cuando se acepta una invitación, organizar las cosas muchas veces, cancelar a último minuto. ‘Estamos en contacto’. ‘Nos hablamos”.

Parece como si nadie dijera realmente “no”. El verdadero tabú social es no estar en contacto o no estar conectado cuando alguien quiere cancelar.

La psicóloga Gabrielle Rütschi escribió al respecto en el 2008, en su libro Quizás: amarras que no atan. En el libro argumentaba que el correo electrónico y los sms hacían más fácil que todo el mundo mantuviera sus agendas abiertas, lo que implica que nadie tenga que preocuparse por ofender a otro con cambios de planes.

Ello debilita la costumbre de no cancelar a último momento y de cumplir las promesas. Rütschi recomienda hacer una distinción entre los verdaderos amigos y los conocidos: es importante ser confiable para los primeros.

En el pasado, por lo general, se asumía que los otros cumplirían con las citas y serían puntuales. No acudir a un encuentro era considerado una forma de hacer perder valioso tiempo a amigos o familiares.

Pero la tecnología ha impuesto nuevas costumbres. Al fin y al cabo, antes de los celulares y los smartphones, no se podía llamar por teléfono o mandar un mensaje de texto. “Hoy es distinto”, dice Eckloff. “Si alguien asume que otra persona es flexible con su agenda, entonces, mandar un mensaje de texto que diga: ‘Perdón, llego media hora tarde’, no es gran cosa. Se puede ir rápido a comprar algo o lavar la ropa sin empezar a preocuparse por el tiempo perdido”.

La Generación Celular tiende a ser más honesta consigo misma y con los demás, según Eckloff. “Antes la vida era estática, con todo previsto. Hoy es todo mucho más flexible”. Para el psicólogo, la naturaleza de las relaciones cambia en cada momento histórico y tiene que acomodarse a la tecnología actual. Ya no es necesario cumplir con todo compromiso, porque la gente tiene los medios para ser más flexible.

Pero

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