Alfabeto Significados
Enviado por daysipaolove • 24 de Septiembre de 2013 • 1.918 Palabras (8 Páginas) • 388 Visitas
A
En el alfabeto proto-sinaítico la palabra alef significa ‘buey’, y los símbolos en que deriva en otros alfabetos se caracterizan por la constante presencia en el símbolo de los cuernos del animal: , tanto en posición derecha como tumbada o invertida. Esto ocurre tanto en el hebreo, א (álef), como en el griego, α/A (alfa), y posteriormente en el latino, a/A (obsérvese que la minúscula no es más que una forma cursiva de escribir la mayúscula). Del significado abstracto inicial, “fuerza”, derivan los de “ser humano, inicio, posibilidad”.
B
Es la primera letra de la palabra bayit, que en hebreo y en el lenguaje protosemítico, significa ‘casa’, de donde la forma primitiva , que al ser tumbada originó la β/B griega y las latinas b/B. El hebreo prefirió el símbolo beth, ב, que figuradamente significa “lumbre, chimenea”, una cavidad abierta, la de la casa o la del fuego de hogar. Por ello adquiere un significado netamente femenino: “cavidad, abrigo, intimidad, familia, pareja casada”.
C
Inicialmente fue la G, la primera letra de la palabra hebrea gimmel, ‘camello’, y era sonora. Por ello su forma primitiva, , representa esquemáticamente una giba. Ésta evoluciona por giro a la griega mayúscula Γ. Extendiendo el primer trazo hacia arriba se llega a la hebrea ג o la primitiva , que al ser invertida produce la letra griega minúscula γ. La c/C latina, que inicialmente sonaba siempre como K, es ya sorda, atendiendo a los usos latinos, que consideraban ordinarios los sonidos sonoros. El camello representa el viaje, la carga, de donde los significados derivados de “llevar, devolver un favor”.
D
Es la primera letra del hebreo daleth, que significa ‘puerta’, representada mediante su dintel con el símbolo hebreo ד De ahí el significado de “abertura”, y también de genitales femeninos (el triángulo púbico), de donde derivará la mayúscula griega Δ. Una forma simplificada de representarla, deriva en la minúscula δ al ser invertida. El significado abstracto de “dar vía, camino”, especialmente a un recién nacido, ha hecho relacionarla también por otro camino con el triángulo, abstracción del pecho femenino. De donde también los significados derivados de “circulación, flujo, camino”. En latín evoluciona a d/D al ser representado el triángulo en posición vertical, .
E
Deriva del sonido proto-sinaítico heh, el sonido de la respiración y, por extensión, de la plegaria y del espíritu. Por ello su representación primitiva fue un esquema humano, , que inmediatamente se simplificó a formas como , hasta acabar en hebreo en ה, y en griego en ε/Ε Por simple cierre cursivo de una de las cavidades pasó en latín a e/E. Significados abstractos: “respiración, vida, ritmo, movimiento, pregunta”.
F
Es una variante fonética de la primera letra del hebreo vav, “uña”. Su original forma parece haber sido , que derivó en griego al sonido llamado digamma, pronunciado como la v francesa, y sustituido más adelante por la φ (que es, no lo olvidemos, una f aspirada, distinta de la f, de donde su representación latina por ph). En hebreo, por simplificación cursiva se adoptó una primitiva forma , llegando a la actual ו, y, en latín, a f/F. Su propia forma primitiva llega a las ideas de “coordinación, bifurcación, columna, dedo, falo”.
G
Deriva del hebreo zayin, ‘arma’, y también ‘ornamento’, de donde su significado inicial de “encuentro cara a cara”. Como arma, su símbolo constaba originalmente de tres elementos, , que recordaban una flecha. Esta forma pasa fácilmente a la hebrea zain, ז (ver Z). En latín, el séptimo lugar en el alfabeto era ocupado por la g/G, que era una concesión a una forma particular de pronunciar la C en forma sonora. Los significados derivados son “revolución, fractura, distancia, desafío, contradicción”.
H
Deriva del hebreo heth, que en leguas semíticas significa ‘cerrado, obstáculo, pared’, con el obvio símbolo . Es evidente la relación con la forma hebrea ח, con las griegas η/H y las latinas h/H. Su significado simbólico deriva, del inicial “cierre”, al más general de “limitación, obstáculo, norma, regla moral”. Claro es que en ninguna de esas lenguas la letra era muda.
I
La letra I está basada en la iod, letra hebrea, basada en la décima del alfabeto proto-sinaítico, pronunciado en forma gutural. El sonido deriva de iad, que significa en hebreo ‘mano’, de donde las ideas abstractas “demostrar, contar, exhibir”. Derivada del signo jeroglífico , es la letra que sufrió un mayor grado de simplificación, evolucionando en hebreo a י, en griego a ι/I y en latín a i/I. El punto fue añadido en la edad media para no confundir, en la escritura cursiva, el diptongo latino ui con el iu; posteriormente se generalizó a todo el uso de la i minúscula.
J
Es en realidad una variante de la i/I, llamada inicialmente i holandesa, que se empleaba en determinadas posiciones, especialmente al final de palabra (v. gr., en números romanos, 13 = xiij). Esto explica la presencia del punto. Posteriormente fue aprovechada por muchas lenguas europeas para representar sonidos afines pero distintos al de la i/I.
K
En el alfabeto proto-sinaítico, la 11ª letra derivaba de kaf, que representaba la “la mano”, distinta de la mano con el brazo incluido. Las primitivas formas derivaron, por simplificación, a la hebrea כ (distinta de la beth, ב, ‘hogar’), y, menos simplificadamente, a las griegas κ/K y latina k/K. Las ideas asociadas con la letra son “tomar, acariciar, cubrir, cambiar, comerciar”.
L
Deriva de lamed, la 12ª letra del alfabeto proto-sinaítico, que designa un aguijón para buey, utilizado para estimular la marcha de éste. Su forma inicial era , que pronto fue girada 90º para producir la letra hebrea ל. Más simplificado, se convierte en la griega λ/Λ, y en las latinas l/L. El sentido está claro: “mover, espolerar, causar movimiento”, de donde “enseñar, extenderse, oponerse”.
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