El alfabeto español
Enviado por zakbel • 2 de Octubre de 2014 • 2.251 Palabras (10 Páginas) • 384 Visitas
A
La A es la primera letra del alfabeto español y la primera de sus vocales. Aparece en el 13% de las palabras; sin embargo, es la segunda que más palabras encabeza. De las 88.431 palabras registradas en el diccionario dela RAE (edición 22.ª, año 2001), 10.392 empiezan con esta letra, el 11’38%.
Es la letra más sonora, que se pronuncia emitiendo la voz con la boca regularmente abierta, sin esfuerzo, por lo que es la primera en ser proferida por los niños.
La A proviene de la letra fenicia áleph, que significaba ‘buey’ y que se escribía como la mayúscula nuestra, solo que al revés, con las patas arriba porque representaba los cuernos del buey, la raya que los atraviesa marcaba las orejas y el vértice formaba el hocico. Según los paleógrafos, los fenicios la tomaron de un antiguo jeroglífico egipcio que representaba la cabeza de un buey. Con el tiempo, los fenicios tumbaron este signo a la derecha, dejándolo muy parecido a una trompeta. De los fenicios la copiaron los griegos, para usarlo como letra A, ya puesta como nosotros la conocemos.
La a minúscula apareció en el siglo II, al redondearse los trazos angulosos de la mayúscula con la escritura rápida y uniendo las letras. Y la forma menos redondeada y que aparece ahora en todos los teclados de ordenador (a) nació para la imprenta.
Aunque la a ha desaparecido con el paso del tiempo de algunas palabras, como pócima (apócima todavía en 1513), sentar (Nebrija la registró a finales del s. XV aún como assentar) o tambor (atambor todavía en 1251), probablemente son muchas más las palabras que han evolucionado incorporándola a su inicio, comoacontecer (contecer en El poema del Mio Cid), aderezar (del antiguo derezar, s. XIII), arrepentirse(repentirse en el Cid), así (sí a mediados del s. X, que procedía a su vez del latín sīc ‘así’), atribular (del antiguo tribular), ayer (yer escribía Berceo), azufre (sufre hasta principio del s. XVI), atestiguar (el desusado testiguar sigue en el diccionario académico) o zaguán (azaguán en 1535). Durante siglos, la letraa ha tenido que disputar con la e un puesto en algunas palabras, con desigual resultado. Esto fue lo que sucedió con añadir, que en los orígenes del español era eñadir o eñader; arrecife (arracife hacia 1280);esconder, escuchar y piedad, que en el Cid aparecen como asconder, ascuchar y piadad, más acordes con sus raíces latinas ABSCONDĔRE, AUSCULTARE y PIETAS. También en el Cid se lee emparar, pero hacia 1200 ya es común amparar, más fiel a su raíz latina ANTEPARĀRE ‘prevenir’. Legaña fue lagaña hasta bien entrado el siglo XVIII y aún ahora conviven en algunos países americanos, siendo en Costa Rica lagaña la única usada. En el caso de humareda y humarada (derivadas de humo y con idéntico significado: ‘abundancia de humo’) el resultado provisional es de empate, pues coexisten.
B
La B es la segunda letra del abecedario español y la primera de sus consonantes. Es la décima letra con más palabras (3.833) que empiezan por ella en el diccionario académico de 2001 (4’35%). Se pronuncia be, si bien en fonética este sonido se representa así: [b].Tiene un sonido suave, casi dulce, emitido con ayuda de los labios como si fuéramos a dar un beso.
Cuando, en una palabra, la b va seguida de s y de otra consonante, su pronunciación se relaja, hasta el punto de que, en algunos casos, el grupo bs se ha reducido a s: obscuro/oscuro, substancia/sustancia, substituir/sustituir…
El sonido de la B es compartido por la letra V y, en unos pocos casos, por la W. Al margen de esta última, de origen extranjero, la causa de esta coincidencia está en la historia ortográfica y fonética de nuestro idioma. O lo que es lo mismo: coexisten las letras B y V por respeto a la tradición. En el latín estas letras sí que representaban al principio sonidos distintos (la v se pronunciaba de forma muy parecida a nuestra u), aunque pronto empezaron a confundirse los sonidos de las letras b y v. Confusión que heredó hace mil años el romance castellano. Codicia (del bajo latín CUPIDITIA) y codo (del latín CUBITUS), por ejemplo, son dos vocablos con origen latino que pasaron al primitivo español como cobdicia y cobdo, respectivamente. Algo parecido ocurrió con el DUBITARE latino, que pasó al castellano como dubdar hasta el siglo XV.
En el dilatado tiempo que duró la transformación del latín tardío en castellano primitivo, muchas voces de origen latino que tenían v cambiaron esta por b (ADVOCATUS > abogado, AVIOLUS > abuelo, VULTUR> buitre, VERRERE > barrer, VULTUS > bulto), pero muchas otras pasaron al español conteniendo uves. Durante mucho tiempo la confusión entre ambas letras o grafías (b-v) quedó plasmada en los trabajos de nuestros mejores escritores (alvedrío, alvergue, algaravía, algarrova, aljava, almivar, arraval, arrova, bever, villar, villete, visagra, vizcocho, cavallo, carvón, chibo, covarde, cordován, dever, esvelto, escarvar, escrivir, gaván, gavardina, garvanço, governar, hava, aver, hevilla, yerva, imbierno, javalí, corcoba, lavor, móbil, olbidar, provar, vermejo, ruvio, baxilla, bívora, bolver… y hasta Miguel de Cervantes firmaba a veces con b.
Es posible que en el futuro se considere que esta razón no es lo suficientemente importante como para mantener vigentes ambas letras en nuestro abecedario, pero mientras tanto es necesario saber diferenciarlas al escribirlas, que no al pronunciarlas, por cuanto hay palabras de significado distinto cuya única diferencia reside en estas letras. Como por ejemplo acerbo ‘áspero’, ‘cruel’, y acervo ‘conjunto de bienes’; barón ‘título de dignidad’ y varón ‘hombre’; o basto ‘grosero’ y vasto ‘muy grande’.
El origen gráfico de la B se remonta a la letra fenicia bet, que quería decir ‘casa’. Los fenicios la tomaron de un jeroglífico egipcio que en cierto modo recuerda una tienda de campaña. Los griegos la copiaron de los fenicios, haciéndola ya muy parecida a como la escribieron los romanos, que es igual a la nuestra.
Hay tres palabras que contienen tres bes: bebible, sobrebeber y turbobomba, y cuatro que terminan en esta palabra y que han sido importadas de lenguas extranjeras: club y esnob (del inglés), ykebab y nabab (del árabe).
La b de la palabra ambos tienen origen latino (AMBO) que sobrevive en el español actual gracias al dialecto leonés. En el castellano antiguo lo común era amos y todavía a mediados del s. XV se empleabaamos a dos, pero, a partir de Nebrija prevaleció la versión leonesa, más acorde con sus raíces.
La b que parece estar condenada al olvido (pese a haberse resistido y ser fiel a su raíz latina), es
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