Allport Gordon
Enviado por • 16 de Octubre de 2013 • 4.388 Palabras (18 Páginas) • 548 Visitas
¿Q U É E S L A
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¿Q U É E S L A P E R S O N A L I D A D ?
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¿LA PERSONALIDAD ES UN PROBLEMA
CIENTIFICO O ARTÍSTICO?
Hay dos enfoques principales desde los cuales se puede
abordar el estudio minucioso de la personalidad humana: el
de la literatura y el de la psicología.
Ninguno de ellos es "mejor" que el otro; ambos tienen
sus méritos propios y sus ardientes defensores, pero con
demasiada frecuencia los partidarios de uno lanzan su des-
precio sobre el otro. Nos proponemos en estas líneas conci-
liar ambos métodos, forjando con ello un marco científico
humanista para el estudio de la personalidad.
Tres grandes revoluciones se produjeron en el siglo XX
en las ideas del hombre sobre la mente humana. La primera,
el psicoanálisis freudiano, con su descubrimiento de la pro-
fundidad y la emoción de la vida mental; segunda, el con-
ductismo (o behaviorismo), con su descubrimiento de que es
posible el estudio objetivo de la mente; tercera, la psicología
de la configuración (o de la Gesialt) , con su descubrimiento
del método fundamental y la autorregulación de la mente.
No es difícil que estas nuevas maneras de pensar trastrue-
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quen nuestras formas de vida durante la presente centuria,
como lo hicieron durante el siglo pasado las ciencias natura-
les y biológicas. Podemos muy bien anticipar que modifica-
rán profundamente las normas éticas, las costumbres y la
salud mental de nuestra generación y las generaciones veni-
deras. Ira psicología, suele decirse, está destinada a ser la
ciencia por antonomasia del siglo XX.
Uno de los hechos más importantes de la primera parte
de este siglo ha sido el descubrimiento -al que contribuyeron
las psicologías de Freud, del conductismo y de la Gestalt- de
que la personalidad humana es un sujeto accesible para la
exploración científica. Creo que este acontecimiento es el
que mayores consecuencias podrá tener en la educación, la
ética y la salud mental.
Antes de entrar en el problema de la personalidad, quie-
ro referirme brevemente al estado un tanto tempestuoso de
la ciencia psicológica actual. Tengo a veces la impresión de
que los cuatro vientos del cielo intelectual se toparon en un
centro de tormenta, en una competencia de dominio de re-
sultados por el momento indecisos.
Según una división generalmente adoptada, hay cuatro
vientos en el cielo intelectual, procedentes de las cuatro divi-
siones fundamentales del estudio y la investigación: las cien-
cias naturales, las ciencias biológicas, las ciencias sociales y
las humanidades. Obsérvese que esos cuatro vientos inte-
lectuales chocan e inician una carrera tempestuosa en el
campo de la psicología, y sólo allí. Pienso que es natural que
procedan de ese modo, porque la mente creadora puede ser
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convenientemente explorada únicamente con el auxilio de
los inventos y los recursos de la mente.
Del campo de las ciencias naturales llegó el enorme im-
pacto de la metodología científica. No creo que en la historia
del pensamiento humano exista el caso de alguna otra ciencia
que sea tan reñida como lo es la psicología por su hermana
mayor, la física. Y creo que ninguna hermana menor debe
tener un complejo de inferioridad tan agudo como el que
tiene la psicología frente a su atildada y sociable hermana
mayor. El deseo de repetir el buen éxito de la física indujo a
la psicología a introducir en el tratamiento de la vida mental,
en cantidades crecientes, instrumentos de precisión matemá-
tica. Pobre del psicólogo actual que no conozca los amplifi-
cadores y circuitos eléctricos. Las ciencias físicas dominan a
la psicología principalmente en el estudio en toda la estructu-
ra de la ciencia psicológica.
Del campo de las ciencias biológicas llegaron tanto los
métodos exigentes de investigación de alto nivel como los
criterios de la evolución y la organización, sin los cuales la
psicología seguiría conservando su carácter escolástico. Pero
los vientos refrescantes de la biología no soplaron con ama-
ble moderación, sino con la fuerza de un ventarrón que en
muchas zonas amenazó desalojar hasta los últimos vestigios
de humanismo, dejando en la psicología una plaga de ratas.
Es probable que en los laboratorios norteamericanos de psi-
cología se usen ahora como sujetos más ratas que hombres,
mujeres y niños juntos. Hay quien cree que lo que hace falta
a la psicología es un buen flautista.
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La sacudida que produjeron las ciencias naturales y
biológicas en la psicología explica el empeño de esta discipli-
na por alcanzar la cumbre de la respetabilidad científica. Los
progresos metodológicos han sido realmente grandes; pero
los resultados obtenidos mediante estos dos procedimientos
no han resuelto de ningún modo, hasta ahora, el problema
de la personalidad humana. Su valor reside principalmente
en los adelantos que lograron en la psicología de las sensa-
ciones y los reflejos, o, como dijo alguien con un dejo de
burla, la psicología "oftalmootorrino-laringológica".
En estos últimos años el tercer viento comenzó a soplar
a su vez con fuerza de ventarrón. La ciencia social se está
convirtiendo en huracán. Se niega a alternar amistosamente
con las ciencias naturales y biológicas, y reclama poco menos
que la exclusividad para el estudio de la zona mental. Los
antropólogos y los sociólogos no dan cuartel. La mente, in-
sisten en afirmar, se modela casi completamente por el in-
flujo de las exigencias culturales. El lenguaje es anterior al
individuo, lo mismo que la religión, las normas éticas y el
régimen
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