Anabel
Enviado por rafaelmejia27 • 16 de Diciembre de 2012 • Informe • 754 Palabras (4 Páginas) • 471 Visitas
Allí estaba nuevamente sobre aquel mesón, su sangre aun se derramaba por las cruentas cuchillas que la habían matado la noche anterior, veía horrorizada toda esa maquinaria, filosas puntas y tenebrosos metales que desbordaban la imaginación del asesino, era hora de morir nuevamente, no sabia como lo haría esta noche pero era seguro que lo haría, el gris adornaba todo cuanto se extendía la habitación, creyó escuchar un gato a las distancia, o tal vez era un bebe de brazos llorando, ahora la cuchilla se deslizaba sobre su escote, la mano cubierta por el guante se divertía cortando su traje victoriano, la adrenalina del momento era saboreada por su sangre en la garganta tenia ganas de gritar pero no quería satisfacer a su asesino esta noche, todos llegarían tarde otra vez, el frio metal de la cuchilla abrió su pecho y ella se atragantaba con su sangre, se escapaba su vida de nuevo, balbuceaba cosas ininteligibles, hasta que se descubrió frente a frente con esa maldita sonrisa de satisfacción todo había acabado por esa noche, annabel moría de nuevo.
Cada mañana era mas hermosa que la anterior se decía así mismo mientras limpiaba sus heridas, sus pesadillas purgaban sus penas, llevaba mucho tiempo así y sabia que eso terminaría en su propia muerte, había cogido un gusto por esos sueños, se sentía amada por su asesino, el día trascurría monótono y resplandeciente, con cada hora que se acercaba el ocaso su excitación era mayor, se asomaba cada noche antes de ir a su cadalso a esa habitación dominada por las telarañas donde permanecían inamovibles dos cunas amarillentas y roídas, sus ojos se llenaban de emociones ante esa espectral habitación, sabia que era la culpable de sus desdichas y de su felicidad, sabia que esa habitación permitía a su asesino volver cada noche, y su cercanía que tanto la agobiaba y torturaba era también su placer, miro sus brazos de nuevo antes de dormir y conto sus cicatrices, llevaba muchas, sus marcas permitían un conteo exacto de cada una de sus muertes, miro con una sonrisa fingida el cuchillo, que se mantenía frio al lado de su mesa de noche con su lámpara de figuras extrañas y de luz siniestra.
La silla tenia acabados góticos sobre el espaldar, a pesar de la fría niebla allí estaba annabel muriendo de calor en medio de esa plaza abandonada, la noche era oscura y lo poco que alumbraban los faroles solo servían para dibujar siluetas de las pesadas sombras que se acercaban a ella, el pánico que sentía mientras los demonios se aproximaban a devorar su carne aumentaba con cada paso, se veía sentada sobre esa silla no estaba atada por nada visible y a pesar de querer huir, algo le sostenía, se veía sus piernas y el escote del mismo traje victoriano con el que moría cada noche, las venas que se dibujaban sobre sus senos era señal irrefutable de que alguna vez fue madre, miro al frente y pudo divisar una sombra que emergía del suelo, su figura no estaba
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