Analalis Libro Bochenski
agilbro12 de Junio de 2014
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LA VERDAD:
Porque un verdadero conocimiento es un conocimiento verdadero.
Vamos a preguntarnos qué es la verdad.
¿Qué significa que una proposición, un juicio es verdadero? o ¿qué queremos decir cuando afirmamos que fulano es un verdadero amigo? Es fácil ver lo que eso quiere decir: algo es verdadero cuando se da en la realidad, cuando sucede o se cumple. Así decimos que Arturo es un verdadero amigo cuando coincide con nuestro ideal del amigo, cuando este ideal se cumple en él.
Por ahí se ve que una frase, una proposición son exactamente verdaderas cuando la cosa es como ellas dicen. Si la cosa no es así, la proposición, la frase son falsas.
Muchos más no filósofos suelen decir que la verdad es relativa. Los franceses tienen incluso un refrán que dice: “Lo que es verdad a un lado de los Pirineos es falso al otro.”
Así se dice que la proposición “Hoy llueve” sólo es relativamente verdadera, porque llueve en Roma, pero no en Madrid. O como en el cuento indio de los dos ciegos: uno cogía al elefante por la pata y decía que el elefante era como un árbol; el otro lo tomaba por la trompa y afirmaba que se parecía a una serpiente- Todo esto son equívocos.
Hay dos posibles interpretaciones de la realidad: la idealista y la realista.
¿Qué es realmente el conocimiento? Según el idealismo, el conocimiento es creador: crea sus objetos.
De ahí que los idealistas se ven forzados a suponer un doble sujeto, un doble pensamiento, un doble yo: “el yo, como si dijéramos, menor, el yo personal, al que llaman <<yo empírico>>, y el yo mayor, ultrapersonal, trascendente, el “yo absoluto”. Este yo mayor y trascendente es el que crea los objetos. El yo pequeño y empírico sólo puede tomarlos tal como le son dados por el yo grande y absoluto.
El conocimiento consiste en que aprehendemos, asímos un objeto que está ya ahí, que consiste o tiene consistencia, y la tiene fuera de nuestro conocimiento.
La pugna entre el idealismo y el realismo es una lucha en torno a la teoría del conocimiento. Los realistas dicen además que en muchísimos casos no comprendemos o percibimos las cosas en sí mismas, sino su acción sobre nosotros; es decir, la relación entre las cosas y nuestro cuerpo. Los idealistas hacen frecuentemente resaltar consiste en que lo conocido ha de estar en el conocimiento.
A esto responden los realistas que eso es un equívoco y superstición. Se toma aquí el conocimiento como si fuera un cajón: una cosa tiene que estar dentro o fuera del cajón. Pero el conocimiento no es ciertamente un cajón. Se puede comparar bien a una fuente de luz, como ha hecho Edmund Russell. Si un rayo de luz cae sobre una cosa en la oscuridad, la cosa está en la luz, pero no dentro de la fuente de luz.
Hay que entender el conocimiento humano como un aprehender o como un crear el objeto.
LA VERDAD: OPINIONES DE AUTORES.
La validez o la eficacia de los procesos cognoscitivos; la cualidad por la cual un procedimiento cognoscitivo cualquiera resulta eficaz o tiene éxito.
Esta caracterización se puede aplicar tanto a las conceptualizaciones que ven en el conocimiento un proceso mental como a las que ven en él un proceso lingüístico o simbólico. Tiene asimismo la ventaja de prescindir de la distinción entre definición de la V. y criterio de la V. esta distinción no siempre se realiza y ni siquiera es frecuente.
Se pueden distinguir cinco conceptos de la V. pero sólo abordaremos dos: 1) la V. como correspondencia; 2) la V. como revelación; 3) la V. como conformidad a una regla; 4) la V. como coherencia; 5) la V. como utilidad.
1. El concepto de V. como correspondencia es el más antiguo y difundido. Presupuesto por muchas de las escuelas presocráticas, fue por primera vez formulado explícitamente por:
Platón al definir “Verdadero es el discurso que dice las cosas como son, falso el que las dice como no son.” (Crat., 385 b; cf. Sof., 262 e; Fil., 37 c.)
Aristóteles a su vez decía: “Negar lo que es y afirmar lo que no es, eso es falso; en tanto que afirmar lo que es, y negar lo que no es, es lo verdadero.” (Met., IV, 7, 1011 b 26 ss.; cf., V, 29, 1024 b 25). Aristóteles también enunció los dos teoremas fundamentales de esta concepción de la verdad. El primero es que la verdad está en el pensamiento o en el lenguaje, no en el ser ni en la cosa (Met., VI, 4, 1027 b 25). El segundo es que la medida de la V. es el ser o la cosa, no el pensamiento ni el discurso: de tal manera que una cosa no es blanca porque se afirma con la V. que es tal, sino que se afirma con V. que es tal porque es blanca (Met., IX, 10, 1051 b 5).
A menudo la teoría de la correspondencia va acompañada de la V. como manifestación o revelación. San Agustín define lo verdadero por un lado, como “lo que es así, tal como parece” (Solol., II, 5), y por otro lado considera como V. “lo que revela lo que es o que se manifiesta a sí mismo” y en tal sentido identifica la V. como el Verbum o Logos, que es la primera, inmediata y perfecta manifestación del Ser, o sea Dios (De Vera Rel., 36).
A su vez Santo Tomas , volviendo a una definición dada por Isaac ben Salomón en el siglo IX, define V. como “adecuación entre el entendimiento y las cosas” (S. TH., I, q. 16, a. 2; Contra Gent., I, 59; De ver., q. 1, a. 1).
2. La segunda concepción fundamental de la V. es la que la considera como revelación o manifestación. Tiene dos formas fundamentales, una empirista, la otra metafísica o teológica.
La forma empirista consiste en admitir que la V. es lo que inmediatamente se revela al hombre y es, por lo tanto, sensación, intuición o fenómeno.
La forma metafísica o teológica es la forma según la cual la V. se revela en modos de conocimientos excepcionales o privilegiados, a través de los cuales se hace evidente la esencia de las cosas, su ser o su mismo principio (o sea Dios). La característica fundamental de esta concepción es la importancia que se da a la evidencia, considerada al mismo tiempo como definición y como criterio de la V. Pero la evidencia, obviamente, sólo es revelación o manifestación.
Decía Plotino: “la V. verdadera no está de acuerdo con otra cosa, pero sí en acuerdo consigo misma: nada enuncia fuera de sí, pero enuncia lo que ella misma es” (Enn., V, 5, 2). En este sentido la V. está hipostasiada: no es el carácter formal de determinados procedimientos cognoscitivos , pero sí, un principio metafísico o teológico, que tiene la misma sustancialidad y la misma dignidad del principio que en ella se manifiesta o sea Dios.
San Agustín afirma que debe existir una naturaleza tan cercana a la Unidad suprema como para reproducirla en todo y ser uno con ella, y que esta naturaleza es la V. o Verbo de Dios (De Vera Rel., 36) y es doctrina común que la V. sea en primer lugar el entendimiento mismo o Verbo de Dios (San Anselmo, De veritate, 14; Santo Tomas, De veriate, q. 1, a. 4.).
Entre la forma empirista y la forma metafísica o teológica de esta concepción de la V. está la fenomenología. Esta es por su concepto mismo, el método para hacer posible a las esencias el manifestarse o revelarse como tales. Para la fenomenología la V. es la evidencia misma con la que los objetos fenomenológicos se presentan, una vez efectuada la epoché (ideen, I, S 136).
3) La tercera concepción como V. es la que la considera como la conformidad con una regla o un concepto. Esta concepción fue enunciada por primera vez por Platón. “Tomando como fundamento el concepto que juzgo el más sólido, todo lo que me parece estar acuerdo con ello lo considero verdadero, sea que se trate de causas, sea que se trate de cosas existentes; lo que no me parece estar de acuerdo con ello lo considero verdadero” (Fed., 100 a).
San Agustin afirmaba que “existe en nuestra mente una ley que se denomina V.”, y que nosotros podemos juzgar todas la cosas de conformidad con esta ley, que aún escapa de nuestro juicio (De Vera Rel., 30-31).
LA VERDAD: CONCLUSIONES.
Quisiera comenzar mi conclusión sobre la verdad contando una historia…
Cierto día en mi casa había una reunión familiar; estaba toda la familia reunida esperando la hora de comer. Como es de costumbre todos los primos jugando al encantado, foot ball, ect; un primo estaba jugando ah hacer espadas con ramas de árboles, de repente a él lo llamó su mamá, y yo ví cuando mi tío le rompio por accidente su espada, entonces, mi primo regreso y vió ese desastre que habia pasao con su espada, de repente mi tio le dice que él había pasado por ahí y ya estaba rota; entonces mi primo voltió y, me pregunto: ¿cuál es la verdad Jarumi?
No resultaría nada difícil responder a su pregunta: “mi tío rompió la espada.” Pero he aquí el dilema de muchos grandes pensadores de los tiempos: ¿qué es la verdad? En base a todo lo investigado como no, podría decirce, a todo lo experimentado y comprobado a lo largo de mi cortos 18 años por este universo, que la V. “es aquello que no depende de las demás cosas que están a su alrededor para que se cumpla.” “es una constante que no depende de las variables para ser absoluta.”
La V. es hoy y simpre. A la V. no le importa si estás o no, de acuerdo con ella, si tu manera de percibir las cosas son las correctas, si es o no la manera correcta, la V. no depende de tu juicio, está para ser verdadera y se complementa ella
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