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Ante la realidad del siglo XXI y sus problemas, ¿Quién debe gobernar? ¿Cómo debe ser el sistema de gobierno? ¿Cómo debe ser la ley?


Enviado por   •  1 de Septiembre de 2019  •  Ensayo  •  3.701 Palabras (15 Páginas)  •  141 Visitas

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Ante la realidad del siglo XXI y sus problemas, ¿Quién debe gobernar? ¿Cómo debe ser el sistema de gobierno? ¿Cómo debe ser la ley?

Nombre: Mathías Vásconez Dávalos

Fecha: miércoles, 12 de diciembre, 2018

Código estudiantil: 00201844

Materia / NRC: Filosofía Política / 4409

Afiliación Institucional: Universidad San Francisco de Quito


Aristóteles, en su libro titulado La Política -obra originalmente publicada alrededor del siglo IV AC, y, posteriormente republicado en el año 1954-, afirma que el hombre es un animal político. Esto quiere decir que vive en sociedades organizadas y extensas, siendo un animal que depende de otros para su goce, y muchas veces, incluso su supervivencia. Esta organización política tan compleja, es uno de los factores que han dado fruto al avance que los humanos han logrado a lo largo de su existencia, en cuanto al plano tecnológico, económico y social, pero, en debate, a nivel político. Los seres humanos viven en sociedades con diversidad cultural, climática económica y más, pero, sin duda, todas las sociedades en la humanidad tienen algo en común: se rigen por sistemas políticos, originalmente creados para otorgar una mayor bonanza colectiva a todos los aspectos posibles dentro de una sociedad. No obstante, hasta el momento, no se ha llegado un consenso sobre cuál es el mejor sistema político, y por ello, hoy en día, existen diferentes tipos de gobernabilidad. Lo positivo, es que se puede analizar detenidamente la historia que cada régimen ha dejado, y de estas, elaborar conclusiones fundamentadas sobre los tipos de sistemas que han dado mejores resultados y cuáles no, guiándose siempre por la historia.

Pero, la pregunta que se planteará en este ensayo surge de la misma disyuntiva, ¿cuál es el mejor sistema político para que las sociedades del siglo XXI funcionen plenamente? Para comenzar a responder esta pregunta, es necesario aclarar la posición ideológica del autor, ya que, a pesar de que se intentará ser lo más objetivo posible, es probable que a veces el análisis y criterio particular se vean inclinados hacia la posición subjetiva del autor, por eso mismo, cada afirmación y cada opinión presentadas en este texto, tratarán de ser justificadas de la mejor forma posible, citando múltiples autores, con diversos pensamientos, para minimizar el grado de subjetividad.

Este autor tiene una visión política que podría considerase liberal, como la minimización del Estado, y el otorgamiento del poder económico al mercado privado. En cuanto al tema social, propone una inclinación libertaria, con nula o mínima intervención estatal a las acciones individuales de cada ciudadano, o, en otras palabras, la libertad termina cuando comienza a afectar la libertad de otro. Claramente, esta es una síntesis breve, de una ideología política, pero el propósito de este ensayo es responder la pregunta desde un conglomerado ideológico que expone 10 pensamientos distintos, por lo tanto, se buscará la respuesta desde una visión colectiva y no individual.

Así, se iniciará con una evaluación y análisis constructivo de algunas formas de gobierno que pueden, a nivel argumentable, ser catalogadas como fallidas, devastadoras y negativas para los seres humanos. Existe una autora que expone sus ideas sobre estos catastróficos gobiernos: se trata de Hannah Arendt, con su libro Ideología y terror: Una nueva forma de gobierno, publicado en el año 2006. En el libro, Arendt habla sobre la historia, las estrategias y consecuencias de los Estados totalitarios sobre las sociedades subyugadas bajo su régimen. Estos Estados coinciden en ser altamente déspotas, tiranos y opresores. Pero ¿cómo, Estados tan malignos, pueden entrar y permanecer en el poder? La respuesta no es única, pues se suelen emplear estrategias minuciosamente planeadas, como, por ejemplo, crear la noción de “masa”, ya que estos regímenes apuntan su discurso hacia los deseos del grupo mayoritario de ciudadanos, con esta estrategia que se podría llamar populismo.

Es importante mencionar los gobiernos y Estados fallidos del pasado, porque así, se puede identificar todo tipo de falencias cuando una ideología es implementada en la vida real, y no solamente en teoría. Afortunadamente, los gobiernos nefastos que han existido en la historia humana son de conocimiento público. Desde el nacional socialismo alemán, también conocido como el partido Nazi, al régimen de Joseph Stalin, en la Unión Soviética, y, más recientemente, el de Nicolás Maduro; para citar algunos de los sistemas totalitarios que han existido. Las consecuencias de estos han sido devastadores, e, inclusive, masivamente letales. Desde una emigración masiva en Venezuela, de por lo menos 1 millón de personas que han huido de la catastrófica situación económica y social del país llanero el último año, a la muerte de decenas de millones de personas por culpa de las medidas inhumanas de Joseph Stalin, en los infames gulags, hasta la nefasta historia de la persecución judía que dio origen a la tercera guerra mundial bajo el mando de Adolf Hitler. Todos estos regímenes, tienen la similitud de ser absolutistas y totalitarios, arrastrando un Estado “obeso” que no se contrasta con las funciones del gobierno, lo que resulta un factor determinante para cuando se necesita formar un gobierno, contrariamente honesto y de bonanza con la independencia de poderes, ya que es crucial que exista independencia para generar objetividad y mayor cumplimiento de las leyes dentro de una nación, por parte de todos los habitantes, indiscriminadamente. Cuando se mezcla el gobierno con la función judicial, por ejemplo, esta se ve comprometida y guiada por intereses varios, tendiendo a otorgar inmunidad a los infractores de la ley. De hecho, en la historia política es común que, funcionarios públicos sean corruptibles, debido al beneficio de su inmunidad. En el Latinoamérica, los casos de corrupción son mucho más frecuentes que en Europa o Estados Unidos, y, sin embargo, no existe una mayor repercusión hacia los infractores, lo que coadyuva a un elevado grado de corrupción, debido a un sistema que concede incentivos hacia los transgresores; tales como la inmunidad, condenas mínimas o simplemente la posibilidad de fuga a otro país.

En este punto del ensayo, es prudente mencionar a un autor que habla de una justicia idónea para el sistema político, llamado John Rawls, filósofo político que escribió un libro titulado Teoría de Justicia, y publicado originalmente en el año 1971; sin embargo, el libro que se citará a continuación es una edición traducida al español y publicado en el año 2006. Rawls manifiesta múltiples ideas para describir una justicia honesta e ideal, que se debería implementar en todos los procesos judiciales de cualquier nación sobre el planeta. El autor insiste en una justicia imparcial, que garantice la total transparencia en los procesos judiciales que existen en una nación, lo que conllevaría a un mayor grado de libertad individual dentro de una sociedad. En un documento realizado por mi persona para esta asignatura en el presente año, menciono que: “La primera idea que nos presenta Rawls es definir que la justicia y la verdad deberían ser una, es decir, estas dos siempre deberán estar juntas en cada proceso. “La verdad y la justicia no pueden estar sujetas a transacciones” (Rawls, 1979, pág. 17). Esta idea, es la más importante a lo largo del primer capítulo, ya que argumenta que la justicia siempre deberá ser verdadera, y no depender de factores externos a cada caso, como por ejemplo el interés de terceros, como tampoco deberá tener fines utilitarios, porque todas estas condiciones afectan la decisión fidedigna del juzgamiento, creando una parcialidad individual que no responde al concepto de la verdad.” Dicho esto, se podría decir que la justicia dentro de una sociedad es fundamental para garantizar y construir un Estado guiado por la verdad, y para que la corrupción se disminuya o, idealmente cese. Sea cual sea la ideología del gobierno, esta deberá contar con una justicia independiente, perteneciente al Estado y no al gobierno, que no tenga intereses particulares que podrían afectar la veracidad de las decisiones judiciales.

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