Apología De Aristoteles

Sócrates es sometido a juicio acusado por corromper a los jóvenes a través de sus doctrinas, por no creer en los dioses del Estado, y por dar a conocer nuevas divinidades que ocultan a demonios.

Sócrates advierte que antes de iniciar el juicio usara un vocabulario poco elocuente, él solo quiere hablar con la verdad y dejar fluir las palabras que vaya emitiendo. Mantiene una conducta prudente ante sus acusadores y sabe estipular argumentando de manera hábil sus respuestas, por consiguiente hace contradecir a Melito diciéndole que no puede haber divinidad si no hay Dios y aclara a los presentes que él no está desconcertado de lo que emprende, pues dice que un hombre con valentía no debe estar turbado por la muerte sino que solo debe considerar la honradez de sus actos para darle valor a su vida, dice también que el temor a la muerte es presumir de saber algo que se desconoce.

Después escucharlo y de dictaminar el juicio procede el resultado final de 556 jueces 275 estuvieron a favor, mientras tanto el resto mantuvo su cordura en contra, obteniendo 6 votos por diferencia. Sócrates analiza su contra respuesta pero no le es útil pues Melito directamente lo condena a la muerte.

Sócrates sigue manteniendo su prudencia y con sabiduría humana le da la razón a su muerte, dice: “que no hay ningún mal para el hombre de bien ni durante su vida ni después de su muerte...” Señala que no es obra del azar su acontecimiento (su muerte) sino al contrario una gracia recibida que lograra liberarlo de los disgustos de quienes se le interpusieron.

Ya por concluir termina diciendo que se ira sin ningún remordimiento, y sin ningún resentimiento en contra de sus acusadores aun cuando ellos mismos le deseaban mal, aun así cuando ellos mismos lo condenaron a la muerte, pues él acumularía la riqueza de sus virtudes (la alimentación de su alma) alabar la justicia.

Finalmente se despide y deja una advertencia: “¿Entre vosotros y yo, quien lleva la mejor parte? Esto es lo que nadie sabe, excepto Dios.

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