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Apología de Sócrates. Sócrates ante los jueces


Enviado por   •  21 de Octubre de 2015  •  Ensayo  •  872 Palabras (4 Páginas)  •  124 Visitas

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Sócrates ante los jueces.

Aunque fue un patriota y un hombre de profundas convicciones religiosas, Sócrates sufrió, sin embargo la desconfianza de muchos de sus contemporáneos, a los que les disgustaba su actitud hacia el Estado Ateniense y la religión establecida.

Fue acusado en el 399 a.C. de despreciar a los dioses del Estado y de introducir nuevas deidades. También fue acusado de corromper la moral de la juventud, alejándola de los principios de la democracia y se le confundió con los sofistas.

El legado de Sócrates.

Tras la muerte de Sócrates (399 a.C.), sus discípulos se dispersaron y originaron numerosas escuelas filosóficas. Pero fue en la Academia, fundada por Platón –su principal discípulo-, en la que se desarrollaron los aspectos científicos y psicológicos de las ideas y estilo socrático, sobre todo el ideal de precisión y rigor en el hallazgo de la definición y conceptos.


Apología de Sócrates.

Es una obra de Platón en donde éste muestra una versión del discurso que Sócrates dio en los tribunales cuando fue juzgado por ser supuestamente un mal ejemplo para la juventud y además porque no creía en los dioses de la Polis (Comunidad Política).

No se sabe con certeza el año en que la obra se escribió, pero sin embargo, se cree que data al ciclo Platónico de las primeras obras llamadas <> que Platón escribió en su juventud, y quizá ésta fue su primera obra.

Sócrates comienza defendiéndose ante las acusaciones de los presentes en aquel jurado, y por un lado incluso parece alagarlos pero los desmiente.

“Yo no sé la impresión que habrá hecho en ustedes el discurso de mis acusadores. Con respecto a mí, confieso que me he desconocido a mí mismo; tan persuasiva ha sido su manera de decir. Sin embargo, puedo asegurarlo, no han dicho una sola palabra que sea verdad.”

En lo que a nosotros concierne, estamos probablemente seguras de que Sócrates no tenía algún abogado, sino que él mismo era el suyo.

Menciona el hecho de que jamás estuvo en un tribunal a sus más de setenta (70) años, explica que no sabe cómo se habla en ese lugar por lo que se defenderá con lo que conoce y enseñaba en las plazas:

“Remontémonos, pues, al primer origen de la acusación, sobre la que he sido tan desacreditado y que ha dado a Melito, confianza para arrastrar ante el tribunal. ¿Qué decían mis primeros acusadores? Porque es preciso presentar en forma su acusación, como si apareciese escrita y con los juramentos recibidos. << Sócrates es un impío; por una curiosidad criminal quiere penetrar lo que pasa en los cielos y en la tierra, convierte en buena una mala causa, y enseña a los demás sus doctrinas>>”.

Sócrates desmintió muchos rumores falsos que había sobre él, en ese momento; no se quedó callado ante la injusticia. Aún en el tribunal usó su método más famoso (la mayéutica), y lo utilizó más, precisamente con su principal acusador:

“Ven acá Melito, dime: ¿Ha habido nada que te haya preocupado más que el hacer los jóvenes lo más virtuosos posible?”

Melito:
-Nada, indudablemente.

Sócrates:
-Pues bien; di a los jueces cual será el hombre que mejorará la condición de los jóvenes. Porque no puede dudarse que tú lo sabes, puesto que tanto te preocupa ésta idea. Habla, veamos quien es.  Melito, tu callas y no sabes que responder. ¿Y no te parece esto vergonzoso? ¿No es una prueba cierta de que jamás ha sido objeto de tu cuidado la educación de tu juventud? Pero, repito, excelente Melito, ¿Quién es el que puede hacer mejores a los jóvenes?

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