Aristóteles , Vida Y Obras
Enviado por mary2898 • 3 de Octubre de 2013 • 507 Palabras (3 Páginas) • 411 Visitas
Las filosofías de Platón y de Aristóteles marcan actitudes netamente distintas, cuyo profundo influjo se prolonga en la historia del pensamiento, hasta nuestros días. Y seguirá.
Se trata de dos espíritus y dos actitudes diferentes ante la realidad. No cabe armonizarlos, porque resulta mezcla absurda.
El esfuerzo extraordinario de Platón queda invalidado por el uso de método equivocado y la aceptación de premisas sin fundamento. Aristóteles adopta método diferente, basado en la realidad, que comprendió como pocas personas, y alcanzó así valiosos resultados. Aristóteles en cierto modo retorna al método socrático en su verdadero sentido ascendente, partiendo de la realidad de los individuos sustanciales del mundo físico. Sobre ellos construye las ciencias en el orden lógico hasta alcanzar, por pasos bien fundados, la única realidad trascendente que es Dios. Revaloriza la experiencia sensible, combinada con firme confianza en el poder universalizador de la razón, fundamentos de su vigoroso realismo.
Platón es brillante, con lo que ha atraído a muchos. Pero Aristóteles, más sencillo, alcanza mayor sabiduría en el conocimiento de la realidad.
Increíbles vicisitudes acompañan la influencia de estos filósofos a lo largo de los siglos. La recuperación y entrada de las obras de Aristóteles a Europa es un caso asombroso. Y los hombres han hecho sus preferencias a lo largo del tiempo...
En el plano moral y político, el siglo XX se cargó de platonismo. En algún sentido todo el comunismo y, en general, el totalitarismo pueden hallar fundamento en Platón. Hay un afán pernicioso de que el Estado (En Platón la Polis) sea gobernada perfectamente por hombres perfectos, lo que resulta en un sistema inhumano: eugenésico, lleno de mentiras para poder actuar así, de comunismo de hijos, padres, mujeres y otros bienes. De permisos para poder casarse, tener hijos. De sometimiento a cincuenta años de enseñanza para poder ser gobernante. Y otras cosas así de "platónicas", es decir, aparentemente perfectas, pero irreales y deshumanizadoras.
Aristóteles discrepó de su maestro. También en el plano moral y político.
Baste recordar, en síntesis, el concepto aristotélico de la vida feliz, que aúna ética y política, a partir del admirable carácter racional-social del hombre: necesita de otros y disfruta con ellos y así por naturaleza vive en la Polis: sociedad dinámica perfecta, cuya finalidad es no el simple vivir, sino el vivir bien (la calidad de la vida), las buenas acciones, por lo que la ciudad ha de ser feliz y próspera. Ello, por supuesto, siempre que se entienda que [...] "es imposible que les vaya bien a los que no obran bien, y no hay obra buena, ni del individuo ni de la ciudad, fuera de la virtud..." Aristóteles coloca la política bajo la salvaguardia de la ética, al establecer que la virtud es el fin y el ideal
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