Bakunin, Mijail - Federalismo, Socialismo Y Antiteologismo
Enviado por Eliazbodokee • 8 de Febrero de 2014 • 43.117 Palabras (173 Páginas) • 470 Visitas
Mijail Bakunin
Federalismo, Socialismo y Antiteologismo
Fuente: Abatir, Biblioteca Virtual de Historia
(http://usuarios.lycos.es/abatir/)
Edición original: Chantal López y Omar Cortés
Esta Edición: Proyecto Espartaco
(http://www.proyectoespartaco.dm.cl
índice
índice 1
Presentación 3
Proposición razonada al Comité Central de la Liga de la paz y de la libertad 4
El federalismo 9
El socialismo 17
El antiteologismo 26
I 26
II 35
III 43
IV 51
V 59
VI 67
VII 76
Presentación
Miguel Alexandrovitsch Bakunin, considerado como el máximo exponente de la corriente anarquista colectivista, nació en el año de 1814 en la hacienda de Pryamuchino, en Rusia. Cursó sus estudios en San Petesburgo, en la Escuela de artillería. Para el año de 1840, viaja a Alemania, donde profundizaría sus estudios filosóficos en la Universidad de Berlín. En Alemanía entraría en contacto con los círculos socialistas por los que sería fuertemente influenciado.
El desarrollo de su actividad política fue muy agitado, prácticamente se la pasó viajando por Alemania, Rusia, Suiza, Francia e Italia durante los subsecuentes años. El desarrollo de sus ideas anarquistas parte de tres fuentes: el socialismo populista romántico, el anarquismo proudhoniano y la corriente filosófica de los jóvenes hegelianos. Además, las experiencias de la revolución francesa de 1848, de la Primera Internacional y del movimiento de la comuna de París, darían más solidez al desarrollo de su anarquismo colectivista.
El libro que aquí presentamos, Federalismo, socialismo y antiteologismo, escrito en 1868, representa una síntesis del pensamiento maduro bakuninista. Aquí encontramos ya claramente establecidas las bases de su planteamiento anarquista colectivista, siendo sus elementos: el socialismo revolucionario de cara al parlamentarismo socialista, el confederalismo regionalista de cara a las tendencias centralizadoras republicanas y socialistas autoritarias, y el ateismo militante de cara a la postura cínica progubernamentalista frente al asunto de la religión y su influencia en el desarrollo de los movimientos obreros y progresistas de aquella época.
Mediante la lectura de esta obra, es posible compenetrarse en las alternativas propuestas por Miguel Bakunin que influenciarían a un importante sector del movimiento obrero del mundo y que marcarían definitivamente el desarrollo de la corriente conocida con el nombre de socialismo libertario.
Chantal López y Omar Cortés
Proposición razonada al Comité Central de la Liga de la paz y de la libertad
Señores,
La obra que nos incumbe hoy es organizar y consolidar definitivamente la Liga de la Paz y de la Libertad, tomando por base los principios formulados por el Comité director precedente y votados en el primer Congreso. Esos principios constituyen en lo sucesivo nuestra constitución, la base obligatoria de todos nuestros trabajos posteriores. No nos es permitido ya cercenar la menor parte de ellos; pero tenemos el derecho y aun el deber de desarrollarlos.
Nos parece tanto más urgente cumplir con ese deber cuanto que esos principios, como todo el mundo lo sabe aquí, han sido formulados a la ligera, bajo la presión de la pesada hospitalidad ginebrina ... Los hemos esbozado, por decirlo así, entre dos tempestades, forzados como estábamos a aminorar la expresión para evitar un gran escándalo que habría podido culminar en la destrucción completa de nuestra obra.
Hoy que estamos libres de toda presión local, exterior, gracias a la hospitalidad más sincera y más amplia de la ciudad de Berna, debemos establecer esos principios en su integridad, rechazando los equívocos como indignos de nosotros, indignos de la gran obra que tenemos la misión de fundar. Las reticencias, las verdades a medias, los pensamientos castrados, las complacencias, atenuaciones y concesiones de una cobarde diplomacia, no son los elementos de que se forman las grandes obras: éstas no se hacen más que con corazones desprendidos, un espíritu justo y firme, un fin claramente determinado y un gran valor. Hemos emprendido una gran obra, señores, elevémosnos a la altura de nuestra empresa: grande o ridícula, no hay término medio; para que sea grande es preciso al menos que por nuestra audacia y por nuestra sinceridad nos hagamos grandes nosotros también ...
Lo que os proponemos no es una discusión académica de principios. No ignoramos que nos hemos reunido aquí, principalmente a fin de concertar los medios y las medidas políticas necesarias para la realización de nuestra obra. Pero sabemos también, que en política no hay práctica honesta y útil posible sin una teoría y un fin claramente determinados. De otro modo, por inspirados que estemos en los sentimientos más vastos y más liberales, podríamos terminar en una realidad diametralmente opuesta a esos sentimientos: podríamos comenzar en convicciones republicanas, democráticas, socialistas, y acabar como bismarckianos o bonapartistas.
Debemos hacer hoy tres cosas:
1. ¿Establecer las condiciones y preparar los elementos de un nuevo congreso.
2. Organizar nuestra Liga, siempre que se pueda, en todos los países de Europa, extenderla a la misma América, lo que nos parece esencial, e instituir en cada país comités nacionales y subcomités provinciales, dejando a cada uno de ellos toda la autonomía legítima necesaria, y subordinándolos todos, jerárquicamente, al Comité Central de Berna. Dar a esos comités plenos poderes y las instrucciones necesarias para la propaganda y para la recepción de nuevos miembros.
3. En vista de esa propaganda, fundar un periódico.
¿No es evidente que para hacer bien esas tres cosas, debemos establecer previamente los principios que -al determinar de modo que no deje lugar a equívoco alguno la naturaleza de la Liga- inspirarán y dirigirán por una parte toda nuestra propaganda, tanto verbal como escrita, y por otra servirán de condiciones y de base para la recepción de nuevos miembros? Este último punto, señores, nos parece excesivamente importante. Porque todo el porvenir de nuestra Liga dependerá de las disposiciones, de las ideas y de las tendencias, tanto políticas como sociales, tanto económicas como morales, de esa multitud de nuevos adeptos a quienes vamos a abrir nuestras filas. Al formar una institución eminentemente democrática, no pretenderemos gobernar nuestro pueblo, es decir la masa de nuestros adherentes, de arriba a abajo; y desde el momento que estamos bien constituidos, no permitiremos jamás imponerles por
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