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Bestiario Resumen


Enviado por   •  20 de Septiembre de 2011  •  2.885 Palabras (12 Páginas)  •  4.346 Visitas

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Casa Tomada:

Irene y su hermano amaban una casa pues en ella guardaban grandes y maravillosos recuerdos de su infancia. Llegando a la casa a la edad de cuarenta años solteros pero felices.

La casa estaba tan bien estructurada que prácticamente se podía dividir en dos; Los cuartos de Irene y su hermano estaban ubicados en el ala norte de la casa la cual estaba aislada una puerta de roble, realmente lo dos vivían exclusivamente en esta parte de la casa, y solo iban a la otra parte a realizar la limpieza. Eran las 8 de la noche cuando al hermano de Irene bajó hacia la cocina, de repente oyó un sonido impreciso y sordo como un ahogado susurro de conversación, en primera instancia lo oyó en el comedor o en la biblioteca y un segundo después lo volvió a escuchar pero en el fondo del pasillo, cerró la puerta de roble y puso seguridad en aquella puerta, terminó lo que estaba haciendo en la cocina y después subió hacia el dormitorio de su hermana Irene y le contó lo sucedido. Los primeros días les pareció penoso ya que en la parte tomada de la casa habían dejado muchas cosas que les gustaba a los dos, se volvieron a repartir los quehaceres ya que esta vez la casa era más pequeña y podían levantarse más tarde. Pasaron los días; Irene se encontraba tejiendo en su cuarto como era costumbre y su hermano bajo a beber un vaso con agua, la puerta del dormitorio de Irene estaba entre abierta, cuando de repente a Irene le pareció extraño el que su hermano se detuviera tan bruscamente, ella se acerco hacia donde estaba el, y los 2 oyeron ruidos extraños, sin pensarlo dos veces salieron de la casa, pusieron seguro a la puerta y botaron las llaves a la alcantarilla, ya que no querían que ningún ladrón entrara a robar y con la casa tomada.

CARTA A UNA SEÑORITA EN PARÍS

Se mudo un jueves en la tarde avisó a la mucama de Andreé, Andreé sabia precisamente porque este chico fue a vivir en su departamento que se encontraba en la calle Suipacha, la razón por la que este chico escribe es porque le esta sucediendo unos hechos que para ser justos la duela de la casa debería enterarse; le escribe a causa de unos conejitos, se mudo un jueves en la tarde avisó a la mucama de Andreé que se instalaría y justo cuando se encontraba en el ascensor entre el primer y segundo piso sintió que iba a vomitar un conejito, nunca se lo ha contado a nadie ya que el guardaba tal cual se guardan las constancias de lo que uno acaece en la privacía total.

Cuando llego hacia el departamento le esperaba Sara que era la mucama, a ella le fascinaba demasiado el arduo problema de ajustar su sentido del orden a la valija del ropero, los papeles, etc. Este chico decidió matar al conejito que había vomitado, lo envolvió en su pañuelo y lo guardo en su bolsillo; cuando llegó hacia donde seria su dormitorio, se dio cuenta de que no podía matar al conejito y decidió tenerlo en el bello armario de Andreé, Sara no sospecha nada, poco tiempo después vomitó mas conejitos, entre negros, blancos y grises, pero la mayoría eran blancos; eran en total 10 conejitos, a todos los guardaba en el armario, mientras el salía a su trabajo dejaba bajo seguro su puerta y los conejitos dormían casi obligados, cuando era de noche este chico entraba en su cuarto y permitía que los conejitos salten y revolotean, el apenas podía dormir por el miedo que tenia que rompieran algo o que hicieran demasiada bulla. A pesar de todos sus cuidados dañaron en pequeñas proporciones muchos libros y una lámpara, los cuales el mismo después arregló con un cemento ingles ya que estos tenían la fama de ser muy buenos.

Después de un tiempo ya no fueron 10 conejitos si no fueron 11, el chico se disculpa por todos los daños ocasionados en su bella casa, y al final de su carta le dice que no le va hacer tan difícil juntar a los 11 conejitos o quizás ni los tome en cuenta ya que estar más interesada en otras cosas.

LEJANA

Alina Reyes de Aráoz y su esposo llegaron a Budapest el 6 de abril, en la tarde de su segundo día Alina salió a conocer la cuidad y el deshielo, le gustaba caminar sola; era rápida y muy curiosa, anduvo por muchos lugares dejando que su deseo se expresara y escogiera los distintos arranques que la llevaban de una vidriera a otra, cambiando de aceras y escaparates. Cuando era soltera ella prácticamente soñaba despierta, se imaginaba que algún día iría a Budapest y que se encontrara en una plaza que no se sabía el nombre como que si ella estuviera perdida, y que encontraría un puente al cual al cruzarlo hasta la mitad entre gritos y aplausos encontraría a ella misma como ahora, ya que ella también sentía golpes que nunca entendió si lo soportó porque le gustaba o porque amaba tanto al que la maltrataba.

Sin embargo cuando se caso con Luis María decidió cerrar su diario en el cual escribía todo lo que su imaginación le permitía sentir, lo decidió cerrar ya que el matrimonio y los diarios no van de la mano, es una de dos, te casas o te quedas con el diario. Cuando llego a Budapest ella se encamino hacia su sueño encontró finalmente ese puente con el que tanto había soñado y comenzó a caminar cuando llego a la mitad del puente; el cual se le dificulto por la nieve, se dio cuenta de que una harapienta mujer de pelo negro y lacio la esperaba. Las dos mujeres se abrazaron rígidamente y calladas en el puente, con el rio trizado golpeando en los pilares. Cerró los ojos en la fusión total, rehuyendo las sensaciones de fuera, repentinamente tan cansada pero segura de su victoria, al abrir los ojos vio que se dejaron de abrazar; sintió sus mejillas mojadas, una de las dos dulcemente estaba llorando. Grito de frió y fue porque la nieve le estaba entrando en sus zapatos, allá iba Alina Reyes lindísima en su traje gris, el pelo un poco suelto contra el viento y sin dar vuelta la cara.

ÓMNIBUS

Una señorita llamada Clara usa un ómnibus 168 como medio de transporte para dirigirse hacia el parque Retiro, la cual se convierte en una travesía, al subir al vehículo ésta se da cuenta que todos y cada uno de los pasajeros a bordo empiezan a observarla detenidamente. Ella se siente claustrofóbica y pasmada, al mismo tiempo que enojada e impaciente con la actitud de los demás. Ella se percata de que todos los pasajeros llevan en sus manos algún tipo de ramo de flores, ya sean rosas, algunas negras, claveles, entre otros.

De repente, el camión para y sube un apuesto muchacho, paga su boleto y en primera instancia se sienta en el primer puesto que ve disponible. Pasa un rato, él también siente las miradas penetrantes de todos los demás acompañantes y súbitamente, todos los transitorios, menos Clara

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