Bioetica y El desarrollo extraordinario de las ciencias
Enviado por Luna Joos • 13 de Noviembre de 2017 • Ensayo • 647 Palabras (3 Páginas) • 138 Visitas
El desarrollo extraordinario de las ciencias, y en particularidad de las ciencias biomédicas, que se observa en las últimas décadas está en la base del poder descomunal que estamos adquiriendo sobre nosotros mismos y nuestra propia especie. El positivismo presentaba la ciencia y la técnica como actividades «neutras», colocadas más allá del bien y del mal. El proyecto tecnocientífico escapaba al juicio crítico en tanto instrumento del progreso ilimitado en el que la humanidad se creía embarcada. Después del empleo de la bomba atómica en Hiroshima, y más recientemente, la perspectiva de la denominada “ingeniería humana” y de la clonación, la actitud ante la ciencia se ha vuelto profundamente ambivalente; por un lado, sigue habiendo una suerte de confianza ingenua en los beneficios que promete, como si se mantuviera intacto el mito decimonónico según el cual la ciencia es, por sí sola, capaz de salvar al mundo de todos sus males; y por otro lado, al mismo tiempo, hay un temor creciente ante los riesgos desmesurados que algunas tecnologías representan para la humanidad. Esto explica el que la tecnociencia sea a menudo vista en la actualidad con gran temor, como una suerte de máquina incontrolable que avanza de modo imprevisible. Desde luego, sería absurdo condenar el progreso científico como si fuera interiormente perverso. Sin dudas día a día nos vemos rodeados de esta sensación de progreso. Este nos ofrece continuamente nuevos bienes y servicios, gracias a los cuales podemos gozar de una mejor calidad de vida y hacer que nuestras condiciones de trabajo sean más humanas, al reducir el tiempo dedicado a tareas rutinarias o embrutecedoras. Sin embargo creo, que la ciencia como tal no es ni buena ni mala, sino que esta ligada a los intereses que se encuentran detrás de ella, generalmente económicos, políticos y hasta religiosos.
Esto plantea, no sólo a los investigadores, sino también a los juristas, a los poderes públicos y a los ciudadanos en general, preguntas nuevas y difíciles. ¿Hasta dónde puede avanzarse en el creciente dominio del hombre sobre el hombre? ¿Puede hacerse todo lo que resulta técnicamente posible?
Para agrupar los esfuerzos dirigidos a dar respuestas a estos interrogantes se ha acuñado un nuevo término: BIOÉTICA. La bioética es ante todo ética. Esto significa que forma parte de aquella rama de la filosofía que se ocupa de estudiar la moralidad del obrar humano. La ética es, en efecto, la disciplina que considera los actos humanos en tanto buenos o malos. Pero la bioética es una parte de la ética y no toda la ética. Ella se ocupa de la vida en cuanto tal. La pregunta central que se plantea es: ¿cómo debemos tratar a la vida, sobre todo, a la vida humana? En efecto, sin perjuicio de la creciente y justificada preocupación por el respeto a los animales y al medio ambiente, es ante todo la cuestión del respeto a la vida humana la que se coloca en el centro del debate bioético. El punto común de los interrogantes es el valor del ser humano frente a los desarrollos biomédicos. Por ello, puede afirmarse, que la reflexión bioética no hace más que retomar el cuestionamiento eterno del ser humano sobre sí mismo y su dignidad, aplicándolo al campo específico de la medicina.
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